17 de Diciembre, feria

• Gn 49, 1-2.8-10: No se apartará de Judá el cetro
• Sal 71: Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
• Mt 1, 1-17: Genealogía de Jesucristo, hijo de David

 

Reflexión: El cetro de Jesús, el cetro de cualquier seguidor de Jesús es la Cruz. “No se apartará de Judá el cetro”.

¡Qué hermoso lo que Jacob dice a sus hijos! Que  todos amen y respeten a Judá. Pero que cuenten con que el cetro siempre estará ahí… En el horizonte ya se divisa la Cruz desde antes de nacer Jesús: la Cruz y la contradicción… No podemos amarle y decir que le acogemos sin acoger la Cruz. No se puede rendir pleitesía a un Rey sin admitir su cetro…

Me fío de Él y le dejo que llegue a mi vida y la rija Él y solo Él… “confío mi juicio al Rey” y sé que me cuidará con justicia y rectitud. La bondad de Dios se hace presente en el modo de “gobernar” y “reinar” de Jesús. Jesús reina desde la ternura y la mansedumbre, desde la bondad y la paz.

La tribu de Judá es la tribu de los que reconocen a Jesús como Mesías de Dios y le acogen en su vida, y de ella “no se apartará el cetro”, el cetro de Dios, cuyo reino no es de dominio y poder, sino de servicio y amor.

La genealogía de Jesús nos recuerda que Dios se ha hecho de los nuestros, que es hombre, que desciende de Adán y Él es el “nuevo Adán” que obedece a Dios y nos devuelve a nuestro estado original… ¡Qué grande gozo y alegría! ¡Qué hermoso va a ser contemplar al “Nuevo Adán” en brazos de la “Nueva Eva” y dejarnos elevar por ellos a la complacencia del Padre!

Oración: Señor Jesús, tócame con tu cetro y señálame para Ti. Que tu venida en carne restaure mi corazón y sea agradable para el Padre.