Ayer lanzamos la iniciativa sencilla y humilde -pero cargada de cariño y deseo de servir- de rezadpormi@gmail.com. Es un proyecto parroquial sencillo para estar cerca de todos y dar amor. Os pongo el enlace del vídeo de presentación que hicimos por si queréis verlo y algo más de información: https://www.youtube.com/watch?v=8dtjOsMjqhw

A continuación os comparto lo que pude recoger de entre las hermanas comentando entre nosotras la nueva experiencia. ¡¡Somos aprendices de teleoperadoras!! Cada vez cobra más sentido la frase que tantas veces repetimos y oramos: CONSAGRADAS PARA CONSOLAR.

¡Somos las teleoperadoras del Corazón de Jesús! De repente… anda que Él no nos está mostrando a cada uno de aquellos que lleva en su Corazón.

Me siento como si tuviera auscultando su Corazón. Y cada latido fuera alguien que se pone en contacto con nosotras diciendo lo que pasa.

Es como si a través de cada persona, Él nos fuera mostrando lo que tiene en el Corazón. ¡¡Cómo le tiene que doler a Él la soledad de ellos…!!

¡Me parece una empresa tan sagrada…! Todo es una operación en el Corazón de Cristo. Ese «RASGAME YA»…  esta tarde me estremecía al ver tantos contestando.

Y es como si nos lo dejara sentir a nosotras. Es como tener en mi corazón, el dolor del Corazón del Señor. ¡¡Qué privilegio!! Participar de todo lo de El es un precioso regalo.

Sí:  «A Mi me lo hicisteis…» Es el Señor “revestido de”… Ojalá pudiéramos abrazarles a todos desde aquí,  y quitarles su pena y que ellos se supieran abrazados, que experimentaran la Presencia de Jesús, y del Espíritu Santo, Paráclito y Consolador óptimo.

¡¡Sí!! Hay tanta diferencia entre soledad y aislamiento… El demonio nos quiere aislados. Hay una Intimidad Abierta que necesita estar a solas con quien ama y así nos dice la Santa Madre que la oración es «tratar a solas con Quien sabemos nos ama». La soledad está llena de Presencia, de Amor… La soledad que esa gente vive… es dolorosa y clama por ese Amor que lo llena todo. ¿Cómo brindarles su Corazón? Ese es nuestro gran reto ahora, el gran reto de la Iglesia, la evangelización verdadera.

Ahí radica el dolor del Señor…  en el dolor de su pueblo amado. Y si le preguntamos a El: «¿qué pasa? ¿Qué te duele?», pues Él contesta inmediatamente con llamadas, mensajes, noticias de personas…

Podemos acompañar a todos desde El. ¡Sí podemos…! Desde El…

¡Eso ha llenado mi vida de carmelita siempre…! También somos corazón de la Iglesia y desde ahí podemos estar en todas las camas de todos los hospitales, acompañar a todos los que en las UCIs están con un pie en la eternidad, ser como puentes entre Dios y tantos desesperados; entre El y todos aquellos que están aislados en sus casas y que no tienen a nadie, todos los indiferentes que pasan del asunto…

Todos caben en su Corazón, y si estamos atentas a su Corazón, llegamos a todos.

Eso es verdad hoy, aquí y ahora desde Él. Es como acariciar un hijo dormido y ponerle la mantita en la madrugada fría. Me encantaba ver a mi padre venir por las madrugadas a cubrirnos cuando hacia algo de frío. Mi hermano no se enteraba de nada y yo lo ansiaba mucho, porque nos cubría de besos, nos acariciaba, nos decía cositas, cantaba… En una noche de esas entendí que vivir en su Corazón era eso. Y que, aunque muchos no se enteraran… ¡con cuánto Amor Dios les mima, les cuida y se enternece soñando con las respuestas a sus caricias! A nosotras nos toca no dejar de ir con Jesús pasando por ellos y a través de ellos…

Quizás algún día les pase como me pasó a mí: que estaba dormida y me sentí tan amada que me desperté entre los brazos de mi padre cuando me cubría de besos. Y por eso intentaba quedarme despierta, porque… ya no quería perdérmelo ¡no sabría deciros qué era aquello para mí! Pues lo mismo con todos… a fuerza de pasar por ellos todos los días… algún día despertarán y lo esperarán siempre.