Cristo, mi única Ganancia

 

“Hermanos, todo lo que para mí era ganancia, lo consideré pérdida, comparado con Cristo. Más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo perdí todo y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en Él, no con una justicia mía – la de la ley-, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. Para conocerlo a Él, y la fuerza de su Resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos.

No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí. Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio, solo busco una cosa: olvidándome de lo que queda tras y lanzándome a lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba, me llama en Cristo Jesús.” (Filipenses 3, 7-14)

“Todo lo que para mí era ganancia, lo consideré pérdida, comparado con Cristo”. Todo lo que para mí era valioso e importante, fundamental… wp-1484755503121.jpg“lo consideré pérdida comparado con Cristo”. Hace años que este pasaje de la carta de San Pablo a los Filipenses está presente en mi vida. Hace años que lo leo, que lo releo, que lo rumio; y, poco a poco, ha ido arraigando en mi corazón. Y, aunque casi me lo sé de memoria… ¡siempre es nuevo!, siempre me sugiere ideas nuevas, cosas nuevas. Es como todo lo que sale de la boca de Dios, la Palabra de Dios, siempre enaltable, siempre vivo y siempre nuevo.

Y hoy, en este momento de mi vida, me parece totalmente distinto a la primera vez que lo leí conscientemente. En aquel momento me parecía haber llegado a un punto culminante de mi vida, a un punto de plenitud. Hoy me sigue pareciendo un punto culminante de mi vida este que estoy viviendo, un punto de plenitud. Y, probablemente, dentro de quince… veinte años… si puedo seguir leyéndolo, me seguirá pareciendo que estoy en ese punto culminante.

¿Por qué?… Porque este pasaje habla de lo único que importa, lo único que de verdad sirve para algo en esta vida: ¡JESUCRISTO! Todo lo demás es accidental, vacío, vano; o si no es vacío y vano, al menos está llamado a defraudarnos. ¡El único qué nunca nos va a defraudar es JESUCRISTO!ggggkd

Todo lo demás y todas las demás personas, aún las mejores, las más queridas, están llamadas a decepcionarnos, y sin ninguna mala voluntad de parte de nadie. ¡Es parte de nuestra naturaleza! Tenemos dentro del alma un hálito divino, inmortal, que siempre se va a ver decepcionado, frustrado, si no es por JESUCRISTO. De esto, yo creo que todos tenemos experiencia, más o menos consciente, pero todos la tenemos.

Por eso, “todo lo que para mí era ganancia, lo consideré pérdida, comparado con Cristo Jesús”, ¡mi Tesoro!, ¡mi Todo!, ¡mi Vida Inseparable! Todo lo demás, repito: aún los mejores regalos que Dios me ha hecho –y Dios me ha rodeado de personas estupendas, buenísimas, ¡santas!, a las que quiero mucho y que me quieren muchísimo- no me bastan, ni me pueden bastar. Y están llamadas, inevitablemente, por su condición humana, mortal y limitada, a decepcionarme.

No se trata de que las personas sean buenas o malas. Se trata de que, aunque soy humana, mi capacidad de ser amada y mi deseo de ser amada, nunca va a poder ser saciado y colmado por nadie humano… ¡SOLO DIOS! ¡Sólo Él es capaz de colmar mis ansias! ¡Él es el único que no me va a decepcionar!

Por eso, “todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.” Cristo Jesús es mi Señor, el Señor de mi vida, el Dueño de mi vida, el que me da la vida a cada instante… el que sostiene mi existencia…

“… ¡Por Él lo perdí todo!” ¡Por Él yo entregué lo poco que tenía…, lo poco que yo era! “Y todo eso, lo estimo basura -¡nada!- con tal de ganar a Cristo y existir en Él, conocerle, ganarle y existir en Él…”

Son tres pasos que tenemos que dar. a_toscan-aY a veces… estamos como trabados y no avanzamos. Conocerle, pero… no con un conocimiento intelectual. ¡No! No podemos conocer a Jesucristo como quien conoce cualquier otro personaje histórico. Conocerlo sí, pero con el conocimiento que se tiene de alguien íntimo y familiar. Conocerle así, porque si no le conozco así, no le voy a poder amar nunca. Necesito conocerle como a Alguien íntimo, próximo, mío. ¡Conocerle!… como yo soy conocida de Él, para poder amarle un poco, porque nunca podré amarle como yo soy amada de Él.

¡Ganarle!… Y para poder ganarle, tengo que soltar todo mi lastre…, liberar mis manos…, porque, sólo con las manos vacías, una puede asirse a Dios.

¿Qué cosas ocupan mis manos?… ¿Qué cosas… qué ideas… qué personas…? ¿Qué es  lo que traigo entre manos? ¿Qué?… ¿Con mis manos estoy asida a Cristo? ¿O estoy asida a mil cosas que  me ocupan las manos, el tiempo, la vida… y no me dejan agarrarme a Dios?… ¿Qué tengo entre manos?

No hablo ya del mal, al que por supuesto hemos renunciado. No hablo ya del pecado, al que por supuesto también hemos renunciado. Hablo de los idolillos que me enredan, que me distraen, que me impiden ser libre y tener las manos vacías para asirme a Cristo, ¡a sólo Cristo! Y cuando digo a sólo Cristo, ¡me refiero a lo íntimo de Cristo, a la Entraña de Cristo, a lo esencial de Cristo! Yo no puedo agarrar a Cristo por la túnica, por el manto, por una mano… ¡No!

Si todo lo he desechado y “todo lo he estimado basura con tal de ganar a Cristo”, yo tengo que asir a Cristo por el Corazón, no por otra parte. ¡Y asirle con firmeza y para siempre! Quitar ideas…, prejuicios…, wp-1472974751007.jpgque se me disfrazan de cosas importantes… ¡y lo único que hacen es distraerme de Él, de su Corazón, de lo que Él tiene, de lo que Él quiere y de lo que Él ama! Y son idolillos, que captan mi atención, mi amor, mis energías… ¡y cuánto tiempo pierdo…! ¡y cuánto amor desperdicio…! ¡y cuánta energía malgasto…! ¡Y cuánto tiempo se me va sin amar lo que de verdad hay que amar…!

¿Qué es ser cristiano? ¿Cumplir la Ley? Lo dice San Pablo: es “existir en Él. Y no con una justicia mía, la de la Ley, sino con la que viene de la fe en Cristo, la justicia que viene de Dios y que se apoya en la fe.”

¿Qué es ser cristiano? ¿Cumplir un montón de normas, un montón de preceptos…, para sentir que tengo todo en orden y bajo control? ¿Eso es ser cristiano? ¡¡No!! Y con esto no estoy diciendo que no haya que cumplir la ley, ¡Dios me libre de decir tal cosa! Sólo digo que cumplir la ley no es suficiente, ¡no nos podemos conformar con eso!

¡Ser Cristiano es otra cosa! ¡Ser católico es mucho más que cumplir unos preceptos y unas normas! Esos preceptos y esas normas, hay que cumplirlos, por supuesto que sí; pero tenemos que tener muy claro que no es suficiente. ¡Ser cristiano es ser Jesús, es vivir en otra Persona, apasionado por esa Persona, obsesionado de esa Persona, enamorado de esa Persona, fuera de uno mismo, con el corazón, el alma, la vida, todo el ser cautivado por esa Persona! Y, al final, no ser yo ya, sino ¡ser la otra Persona! En este caso, JESUCRISTO. ¡Esto es ser cristiano!

Todo lo demás no es ser cristiano, son medios que nos ayudan a vivir. Pero sin Jesucristo, ¡todo está vacío, es letra muerta, son prácticas huecas! Si no están llenas, movidas por un amor inmenso, son como una campana que suena, o un papel escrito. No son vida, ni engendran vida, ni pueden dar vida, ni mucho menos felicidad y plenitud. Todas esas normas, todas esas prácticas, solamente sirven de algo si se viven en Cristo, por Cristo, con Él y en Él. Si no… cualquiera podría hacerlo. Al fin y al cabo, el hombre crea hábitos, costumbres.libros-antiguos_21095604

Si yo adoro la Eucaristía y busco espacios para permanecer ante el sagrario, es porque estoy convencida de que ahí: ¡Hay Alguien que está vivo, hay un Corazón que está  palpitando y con frecuencia se siente muy solo, muy incomprendido, muy olvidado! Y a mí se me ha confidenciado esto. ¡Por eso voy a El! Porque esa soledad suya…, ¡a mí me toca, me afecta, me hiere! No vengo a cumplir ninguna norma, ¡vengo a demostrarle a Jesús que le quiero! Esa es mi GANANCIA y  eso… es ser cristiano: creer en su Presencia, creer en su Humanidad; creer que mi vida, la vida de todos, a Él le afecta; y creer que nuestro desinterés, nuestro olvido, nuestros despistes le duelen.

5 comentarios en “Cristo, mi única Ganancia

  1. Me esta enseñando a conocer al Cristo cercano, que nos toca como dice la canción,la primera vez que oí esa cancion, me emociono,desde entonces tengo una nueva visión de Jesús. Cada día, leyendo sus escritos, Le siento mas cerca.Un besin

  2. como diempre la lectura de estos comentarios algo remueve en mi y eso no me habia pasado nunca. sin duda es usted la samaritana de que dios se vale para encontrarnos

  3. ¿Quién te ama Oh Señor?
    Quiero yo amarte con toda mi alma.
    Te atormenta la indiferencia
    te  duele el desamor…
    ¿Puedo gritar al mundo que necesitas ser consolado?
    Es Su Corazón herido de Amor
    que te suplica en esa Cruz ser amado.
    ¡El Amor te amó primero!
    Ama al Amor que te espera
    que anhela que cures sus heridas,
    deja que derrame sobre  ti la gracia
    de amar y ser amado.
    Amo al Amor, el que por mí se entregó
    amo sus llagas y su cuerpo herido.
    ¡Amar al AMOR es un privilegio!
    Ámame pequeña alma en soledad,
    Ámame por los que no me aman…
    ¿Quieres consolar mi Corazón?
    ¡Lo quiero Oh Jesús Mío!
    ¿Qué puedo hacer para que descanses?
    Puedo hacer todo lo tuyo, mío.
    Amar al Amor como Tu María
    pasando siempre desapercibida,
    entregada a Su Voluntad y no la mía
    Amarle en todos los instantes de mi vida…
    ¿Cómo amarte Amor de mis Amores sin medida?
    Ámame sin condiciones ni exigencias
    ámame dejándote por mí hacer…
    Amar al AMOR es confiar, es vaciarse de una misma y llenarse hasta derramarse, de tu amor misericordioso.

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