Muéstranos al Padre (X)

El sufrimiento de Dios

Uno de los motivos que más han contribuido en el espíritu humano a este rechazo del Padre es el dolor de los inocentes. Es la eterna cuestión: “No podemos aceptar a un Dios que permite el dolor de tantos inocentes; porque entonces no es bueno, porque si puede evitar el dolor y no lo evita… ¿cómo le vamos aceptar? ¿Cómo le vamos admitir?…”

Simon-Dewey-I-Will-Dry-Your-Tears-5x7Es el eterno escollo, donde se agarran los no creyentes. Es su baluarte: “¿cómo vamos aceptar un Dios que permite el dolor de los inocentes? ¡No! ¡Es inaceptable! ¡Es un Dios cruel, no le queremos, no le aceptamos!” Esto es más viejo que el catarro, pero sigue vigente. Es a lo que se sigue agarrando mucha gente y -de verdad- que es un misterio que es difícil enfocar porque, sí que es cierto que Dios permite el dolor de los inocentes, pero no significa que Él no sea bueno. Y si -para arreglar esa objeción: – tú usas el argumento de que Jesús también sufrió… te dicen: “¡Precisamente! Si ni siquiera fue capaz de evitar el sufrimiento de su Hijo sino que lo quiso, quiso que su Hijo sufriera… lo que te digo: que este Dios no hay por donde cogerlo. ¡Que no! ¡Que no! ¡Que no le aceptamos! ¡Que es un mal padre!, ¡que no tiene entrañas!, ¡que no nos quiere! Permite el sufrimiento de los inocentes y, para postre, me dices que -para arreglar el sufrimiento de los inocentes- machaca a su propio Hijo… ¡Que no! ¡A ese Dios no le queremos!”

 

En el fondo del resentimiento humano hacia Dios Padre, está el sufrimiento del mundo. El sufrimiento del mundo, cuando no se vive desde la fe, genera resentimiento hacia Dios que podría evitarlo y no lo evita. El sufrimiento del mundo es siempre el punto de apoyo de los que hacen palanca para rechazar a Dios. El sufrimiento del mundo es su argumento estrella: el hecho de que el hombre sufra y Dios no sufra, que el Hijo haya sufrido mientras Dios permanecía impasible, la actitud del Padre ante el sufrimiento general.

Cuando los estudiosos de la Biblia entran en contacto con la filosofía, lo que mayor escándalo causa a los filósofos son las pasiones de Dios, el hecho de que el Dios de la Biblia padeciera. Eso a los filósofos, sobre todo a los filósofos griegos, les parecía inaceptable; no podían entender que el Dios de la Biblia estuviera sujeto a pasiones, que tuviera sentimientos y, sobre todo, que esos sentimientos le pudieran afectar como nos afectan a nosotros; “pues entonces… ¡vaya un Dios! Se supone que Dios tiene todo controlado y en orden, y de repente Dios padece… ¡¡¡…!!!” Eso era… como muy escandalizante para los filósofos y hacía que les costara mucho aceptar a Dios.

En el Antiguo Testamento -no solamente en el Nuevo- leemos muchas expresiones que nos hablan de esto, por ejemplo: dice “que a Dios le pesó en el corazón” (Gn 6, 6), también dice en el Salmo 78 que “fue enojado en el desierto”, le enfadaron en el desierto. Toda la Biblia está llena -desde el principio hasta el final- de una especie de lamento apesadumbrado de Dios y lo leemos en Miqueas 6, 3, cuando nos dice: “Pueblo mío, ¿qué te hice? ¿En qué te molesté? Respóndeme.” Es el lamento dolorido de Dios que, de alguna manera, está presente a lo largo de toda la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, con diferentes manifestaciones. La razón profunda de este lamento es el Amor del Padre que ha sido traicionado: “Hijos he creado y educado y ellos se han rebelado contra mí” dice en Isaías 1, 2.

Pero Dios nunca se aflige por Sí mismo, como si le faltara algo; se aflige por el hombre que -de esa manera- se pierde y se autodestruye. En definitiva: si Dios padece o se aflige, nunca es por egoísmo como nos puede pasar a nosotros, sino siempre es por amor. Esa es la diferencia entre las pasiones de Dios y las nuestras. Porque, en realidad, a Él -es inmutable en Sí mismo– no le podemos hacer daño en el sentido de hacerle un mal positivo; el mal que le hacemos a Dios es el dolor que le causamos cuando nos hacemos mal a nosotros mismos. Esa es la pasión de Dios, esos son los padecimientos de Dios.

img_20150906_234254.jpgLa Biblia no tiene miedo de sacar a la luz una cierta “impotencia de Dios”, una cierta “incapacidad de Dios” causada por su Amor al hombre, una “vulnerabilidad de Dios”. Dios se ha hecho impotente, se ha hecho pasible, se ha hecho vulnerable por amor al hombre y la Biblia en ningún momento intenta ocultar eso, al contrario: nos lo dice claramente. En Oseas, capítulo 11, nos muestra la lucha interior de Dios: su justicia estricta frente a su compasión; es como si la inteligencia de Dios le dijera: “merecen esto” y el Corazón de Dios que se revuelve contra Él y no le deja… Y esa lucha la manifiesta claramente y sin rebozos el profeta Oseas. ¿Qué pasa? Que mostrar a Dios así… a los filósofos paganos les escandalizaba muchísimo, no eran capaces de entender: “¿Esto en Dios? Porque entonces es como nosotros…”

 

3 comentarios en “Muéstranos al Padre (X)

  1. A menudo me ha tocado enfrentar esta expresión de parte de la gente, y que preguntan de manera casi desafiante : ¿ porqué Dios permite el dolor sobre todo de quienes no son merecedores de ello ?……. y es muchas veces como difícil poder dejarlos conforme, cuando se expresan con tanta energía anteponiendo que tienen la razón, es lo que les dicta su lógica humana, pero puramente humana. Pues cuando una persona no ve con los ojos de la fe, todo se le hace cuesta arriba e incomprensible.
    Por mi parte no puedo perder de vista que como católica siempre debo estar preparada para saber responder, y orientar también sin error. Estoy continuamente pidiendo las luces del Espíritu Santo, y en particular referente a esta inquietante pregunta, he tenido que contestar expresando con toda sencillez que Dios no ha inventado el dolor, aunque sí lo permite en nuestra vida; el ser humano es quien por su pecado lo dejó entrar en el mundo, y el demonio se goza mientras más desorientados nos puede ver.
    Toda persona que camina en la Presencia de Dios, puede contar con toda seguridad con que El os dará su gracia siempre, para que podamos integrar a nuestra vida todo lo que nos toca vivir, Dios todo lo permite para nuestro propio crecimiento, lo bueno y hasta lo malo; la vida de muchísimos santos está precisamente marcada por el sufrimiento, hasta por el martirio, no todo a ellos se les hizo fácil, es más, el propio dolor fue su mejor aliado, pues por causa de el llegaron más rápido y más seguros al cielo, ellos son nuestros maestros que nos enseñan la aceptación, el saber sublimar todo lo que es desagradable, para convertirlo en gracia que nos santifique.
    Seguimos a Nuestro Señor crucificado, entonces corremos la misma suerte, pero sabemos que no es un sufrir sin sentido, es un don que las mismas almas santas deseaban por amor de su Señor, para tener algo que ofrecer a El, que dió su vida por nosotros. Tampoco se trata de ser masoquista.
    Yo personalmente no me fabrico sufrimientos, sino con lo que llega espontáneamente a mi vida me esfuerzo por sublimarlo y ofrecerlo para que redunde en gracia para otros e incluyendo mi propia santificación a costa de esta inestimable gracia, todo es regalo, todo me sirve, todo me ayuda, todo es un medio para alcanzar el fin que es llegar a ser santos.
    Hay un dicho mundano que dice » para ser bella, hay que ver estrellas » , si la gente de la farándula moderna se sacrifica para obtener belleza física, más bien yo que soy de Cristo debo abrazar el sacrificio que embellecerá mi alma con una belleza imperecedera, la santidad no se alcanza sin la cruz, ella es mi impronta, como dicen los maestros de la vida espiritual: » en el crucifijo está el Cuerpo de Jesús,por un lado y al otro lado está vacío, y ese espacio es para mí «.

    Queridísima Madre Olga María del Redentor, nuevamente gracias por compartir sus riquezas espirituales, gracias por compartir vuestra sabiduría; aquí envío mi humilde comentario, quiero compartirle lo que de usted voy aprendiendo y comprendiendo con mayor claridad.
    Dios se vale de vuestra generosidad para instruír a las almas que estamos deseosas de las cosas de Dios.

    Un abrazo en el Corazón de Jesús.
    Cariñosamente
    María Eliana
    desde Chile

  2. Pues no me ha ayudado nada. Si los no creyentes o los dudosos decimos eso no es por pura retórica, por desafiar al creyente, sino por sed de encontrar una razón, un camino…me da mucha envidia el cómo los creyentes publican su sufrimiento (porque sublimes el de los demás sinceramente no tiene mucho mérito que digamos), el suyo propio, con experiencias terribles cómo la.pérdida de un hijo pequeño de una grave y lenta y larga y dolorosa enfermedad, esto por ejemplo publicarlos y darle un sentido es una proeza mayúscula…y eso si me da envidia..porque yo quisiera de verdad tener esperanza…pero no la tengo..y si alguien les discute este tema no salgan con la respuesta de que queremos destruir a Dios o tener la razón…más quisiera yo no tenerla…pero.el.sufrimiento de la vida es TERRIBLE, sólo el que haya pasado por él de verdad lo sabe….y eso que estamos en la mitad afortunada del planeta…..la vida es un sufrimiento llena de dolor y muerte…esa es la vida que nos ha dejado Dios..?

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