Las manos atadas del Corazón de Jesús

TEXTO: Jn 18, 12-13

Entonces los soldados, con su comandante, y los guardias de los judíos, arrestaron a Jesús. Lo ataron y lo llevaron primeramente a Anás, que era suegro de Caifás, el sumo sacerdote de aquel año.

 REFLEXION:

Si seguimos contemplando esa escena del prendimiento… hay otro detalle que a mí me llega muy hondo y más contemplando aquí al Señor con sus brazos abiertos.[1] Dice que, una vez que le prendieron, los soldados le ataron. He buscado en varias Biblias, varias traducciones y todas coinciden en que simplemente dicen que le ataron, sin dar más detalles del hecho. Pero usando el sentido común podemos deducir muchos detalles de ese momento y de esa situación: estaban en un huerto y tenían que llevarle caminando. Sabemos que por donde le ataron fue por los brazos, los antebraIMG_20171112_172339_239.jpgzos, las manos, las muñecas… lo maniataron, como cuando se prende a un malhechor. Y me imagino que lo llevarían a empellones, a empujones… caminando hasta la casa de Anás.

Cuando un hombre es maniatado, generalmente se le atan las manos, los antebrazos en la espalda, porque con eso la indefensión es mayor y las probabilidades de que pueda huir son menores.

Mirando al Corazón de Jesús -que hace 8 años tengo ya la dicha de contemplar en esta casa, en esta imagen, le he mirado muchas veces, le miro, le contemplo, no me canso de mirarle- se me viene muchas veces a la mente y a la imaginación esa escena del prendimiento. Y le veo con los brazos y las manos atadas a la espalda y sé que soy yo con mi egoísmo y con mi pecado quien le ato las manos, quien no le dejo actuar, quien le freno…

Y me diréis: “¡Qué barbaridad! ¿Puede una persona atarle las Manos a Dios?” ¡Pues sí! Él es Omnipotente e Inmutable -eso es cierto y nunca lo dudo y no lo discuto- pero por un misterio insondable e incomprensible, ha querido respetar mi libertad hasta las últimas consecuencias y respetarlas siempre, siempre, siempre… Y Él es el primero que sufre las consecuencias de mi pecado, de mi infidelidad, de mi egoísmo, de mi traición diaria… Cada vez que el egoísmo me vence, cada vez que me dejo vencer, le ato las Manos. Ya no puede abrirme los brazos de par en par porque yo le ato los brazos y las manos.

Y Él me llama y me mira, me mira a los ojos y me dice: “¡No pongas más obstáculos entre tú y Yo! ¡Déjame quererte! ¡Déjame abrazarte! ¡No me ates las manos, déjame darte a manos llenas, no me las ates!” Y sobre todo: “te tengo tatuada en ellas, ¡déjame mirarte y sostenerte en mis palmas…! ¡No me ates!”

Y ahí entramos en el misterio: yo puedo pedir perdón y desatar la ligadura y dejarle que vuelva a abrir los brazos y me vuelva a abrazar y me vuelva a mirar tatuada en la palma de su Mano o puedo permanecer libremente en mi pecado, dejándole a Él las manos atadas, esperando a que yo cambie de actitud, a que me deje tocar y acariciar por Él.

¿Por IMG_20171122_072650_715.jpgqué -si es omnipotente- es tan condescendiente? No es tan difícil la respuesta: ¡porque nos ama! Y el que ama, nunca violenta, el que ama nunca fuerza. El que ama suplica ser correspondido, no impone su amor, no impone su voluntad: propone, suplica y espera. ¡Ése es nuestro Dios!

¿Y sabéis otra cosa más? Cuando le ato las Manos a la espalda, ¡su Corazón queda más desprotegido que nunca! Cuando atas las manos de alguien a la espalda su torso, su pecho, queda expuesto y vulnerable, sin posibilidad de protegerse: en primera línea de fuego… No puede cubrirse… ¡tiene el Pecho más descubierto que nunca! ¡Ése es nuestro Dios!

Y esta es nuestra vocación: consolarle del dolor que le causan todos esos hermanos nuestros a los que ama y busca tanto y que le tienen maniatado y con el Corazón destrozado, sin poder cubrirse ante su desamor y sin poder abrir los brazos para acogerles. ¡Es inconmensurable la tristeza que esto le causa! Nuestra vocación, la de los que estamos aquí esta noche[2] es consolarle de ese desamor y orar y orar para desligarle las manos, romper ligaduras y atraer a nuestros hermanos a ese abrazo. ¡Eso es lo que Él desea y eso es lo que nos pide, lo que nos mendiga, lo que nos suplica!

ORACION:

Corazón de mi Jesús: Tú me llamas y me miras y me dices: “¡No pongas más obstáculos entre tú y Yo! ¡Déjame quererte! ¡Déjame abrazarte! ¡No me ates las manos, déjame darte a manos llenas, no me las ates!” No permitas que mi egoísmo y mi pecado se interpongan entre Tú y yo. Amén.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] El Sagrado Corazón de Jesús

[2] Ver nota 1

3 comentarios en “Las manos atadas del Corazón de Jesús

  1. ¡Alabado sea Jesucristo! Señor, aquí estoy avergonzada porque mis acciones en el día provocan dolor y heridas en tu alma, en tu Corazón, sin embargo, se que tú eres el único, mi amor incondicional, me amas y que con tu mirada llena de ese amor entrañable, ¿ quien puede detener ese caminar con las dificultades, alegrías? Jesús estoy aquí amándote y quiero seguir contigo. Tú me conoces……….
    Un abrazo. Hna. Olga María.

  2. Gracias madre olga por esta reflexión que solo de i.aginrme ese momento siento dolor y le doy gracias a Dios por su amor Y por todo lo que me da.
    El lun., 2 de septiembre de 2019 11:34 PM, Grita al mundo escribió:
    > Madre Olga María posted: “TEXTO: Jn 18, 12-13 Entonces los soldados, con > su comandante, y los guardias de los judíos, arrestaron a Jesús. Lo > ataron y lo llevaron primeramente a Anás, que era suegro de Caifás, el sumo > sacerdote de aquel año. REFLEXION: Si seguimos contemplando esa” >

  3. ese es nuestro Dios, el que nos ama infinitamente, sin condiciones, nos espera y espera sin cansarse, con una paciencia infinita, sin aburrirse de esperar…… y nosotras a El?……..yo quiero amarle, amarle sin medida, es lo que mas anhelo, lo lograré alguna vez ? , tengo miedo, como no me dé prisa…..

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