LEGALIDAD O MORALIDAD

Cada vez más se escucha la contestación: “Ahora eso ya se puede hacer: es legal…” y cada vez me preocupo más, porque es una de las grandes mentiras de hoy, que se va asimilando en la mentalidad de la gente de a pie, y está poco a poco anestesiando y deformando las conciencias. A ver…. ¡cuidado! No nos engañemos. La ley es la ley, y debemos respetarla, pero no siempre es sinónimo de moralidad.

Tristemente hay que advertir que la ley no siempre es justa, aunque debamos respetarla, y no seamos tan simplones como para considerar que todo lo que es legal y -por tanto- está socialmente admitido, es bueno. Por ejemplo: fumar es legal. En España el consumo de tabaco es legal en principio: está regulado, porque no se puede fumar en cualquier sitio, pero es perfectamente legal. Se vende el tabaco -de manera también regulada y controlada por el Estado- y se consume tranquilamente porque “es legal”.Resultado de imagen de legalidad y legitimidad

Ya… pero por mucho que lo legalicen… ¿fumar es bueno y es sano? Pues no, y todos lo sabemos. De hecho, en los lugares donde se vende y se autoriza el consumo de tabaco, hay siempre -también por imperativo legal- un cartelito que dice: “las autoridades sanitaras advierten que fumar perjudica gravemente su salud”. Y se quedan tan anchos… te advierten del peligro de esa actividad que han legalizado, y luego ya… tú decides si realizas esa actividad que es legal, pero mala. Aquí tenemos un ejemplo descarado y clarísimo de lo que intento decir: no todo lo legal es bueno, y se puede hacer el mal, cosas malas, sin delinquir…

Así que… ¡cuidadito! que el criterio a seguir en nuestras acciones nunca ha de ser lo legal, sino lo moral. Tengamos en cuenta que el bien y el mal, que serían los fundamentos de nuestra conducta moral, no cambian, mientras que las leyes sí que cambian; y no olvidemos que, a lo largo de toda la historia de la humanidad, se han promulgado leyes injustas que nos han acarreado sufrimientos tremendos porque amparaban el mal y le dejaban campo libre de actuación: por ejemplo la esclavitud, que durante siglos fue legal en bastantes países, conformó una conciencia colectiva equivocada y atentó frontalmente contra derechos humanos fundamentales. Comprar y vender personas y explotarlas se consideraba un derecho de quien tenía dinero para hacerlo… y era perfectamente legal… ¿queréis que siga? Supongo que ya habréis captado lo que intento decir: lo legal, lo perfectamente legal, puede ser una aberración moral impresionante, y eso sucede hoy y ahora en nuestra sociedad española circundante.

IMG-20190309-WA0052.jpgSeamos valientes para denunciar esto: no es ir contra la ley, sino despertar conciencias y no hacer uso de esas leyes por muy vigentes que estén. Que esa es otra: es complicado para el ciudadano de a pie impedir la promulgación de leyes injustas, pero nadie -absolutamente nadie- me puede obligar a hacer algo que yo no quiero, por muy legalizado que esté. Si no secundamos las leyes injustas y malas, que amparan el mal objetivo, acabarán cayendo en desuso… el problema es que muchas personas las secundan y se sienten justificadas en sus conciencias porque eso “es legal”, para seguir obrando mal.

Reflexionemos sobre esto y -si queréis hacer un bien real en vuestro entorno- sacad el tema en vuestras conversaciones con amigos y compañeros de trabajo. Es muy bueno plantearlo y tratar de que la gente caiga en la cuenta de estas cosas y reflexione un poco; aunque no lo parezca, es también un servicio social.

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