Llega un momento en que el alma, bajo el influjo de la gracia percibe vivamente la impureza de sus motivos. Mejor que todo examen de conciencia Dios le revela sus límites y su fragilidad. Entonces no hay que tardar en mirarse. Entonces es cuando hay que auscultarse, cuando Dios nos da luz sobre nuestra pobreza, un chorro de luz tremendo, y te llevas las manos a los ojos, no quieres mirar, y no hay manera de no ver.
Porque como Dios quiera que veas… ¡vaya que si ves! Otra cosa es que no te guste, pero vamos, te enteras de lo que quiera que te enteres: sí o sí. En ese momento, cuando Dios manda ese chorro de luz… hay que mirarse, y entonces suele ser cuando no nos queremos mirar ni, porque no nos gusta lo que vemos.
Cuando no hay que mirar es cuando nos entretenemos en contemplarnos. Y lo que percibimos no es la verdad. Lo que percibimos es una imagen falsa de nosotros mismos. Pero cuando Dios manda su luz, que es cuando nos vemos en verdad, decimos que no, que no, que no… que no tenemos que mirarnos a nosotros mismos.
Dios purifica, por eso lo hace. Se da la luz al alma con un único fin, no de que se horrorice, se espante y salga angustiada de su propia pobreza. Dios no actúa así: la luz de Dios no produce angustia, viene con paz si la aceptamos. El fin de esta iluminación sobre nuestra propia pobreza es impulsarnos para que nos entreguemos a la purificación del amor de Dios. En vez de desanimarnos porque nos vemos de repente feísimos, tenemos que precipitarnos a Dios. Salir corriendo… pero hacia Dios, para demostrarle que nos aceptamos como somos y que no huimos de Él. Esto no es fácil, pero es necesario. Hay que correr a Dios cuando de verdad sabemos cómo somos.
Teresita sabe reconocer la obra de Dios. El trabajo de Dios. Cuando una hermana no tiene la necesidad de que se le abran los ojos -en esto que voy a deciros se demuestra la sabiduría, la prudencia, la cautela, la madurez que tenía, que no era habitual en una persona tan joven, pero un don de Dios en ella, desde luego- porque no es el momento, y viene a confiarle su miseria, sus caídas… nunca prodigará Teresa consuelos naturales o tampoco le invitará a que realice un esfuerzo puramente humano para corregirse. Su invitación va a ser siempre la misma: saltar a Jesús. Todo esto que me cuentas, será verdad, será mentira, se podrá matizar… pero en definitiva, da igual, sea lo que sea, hay que saltar a Jesús. Dar ese brinco en la fe hacia Él. Saltar a Jesús.
Cuando el alma es fiel a esta luz sobre su flaqueza, que por otra parte es una luz que Dios le da para atraerla más hacia Sí mismo, va a Dios, a su Padre, como por instinto, de un solo movimiento. No lo tiene que pensar, le sale solo, espontáneamente, porque… ¿a dónde va a ir? Cuando tú te ves así, con toda tu pobreza, por naturaleza, por lógica, no vas a otro sitio, no vas a nadie más que a Dios. Porque sólo en Él puedes encontrar paz y consuelo.
Por instinto vas a esconderte en el regazo de tu Padre. Porque ahí es donde puedes estar seguro sin sentir vergüenza, ni temor, ni desconfianza. Por instinto uno va su Padre. Desde que surge la dificultad, el alma se eleva Dios. Si el enemigo aparece el niño corre hacia su padre, se arroja en los brazos de su padre. Es un movimiento natural en un niño: no se pone a mirar al enemigo. Alguno que sea un poco más lanzado se vuelve, le saca la lengua y corre… Pero normalmente corre directamente, sin pararse a mirar. Corre hacia su padre, naturalmente.
Esa Luz de su amor nos da la forma de verte para reconocer que nos ama y que quiere que estemos con el.
Les anexo un canto que me inspiro esa Luz.
https://www.gloria.tv/audio/oFvhCTopDTai22dAbXRgPwaYw
En una confesión, en donde llegamos a el lugar de la misericordia en donde encontramos, que el perdón se encuentra se encuentra en reconocernos que necesitamos del amor de Dios para ser verdaderos para los que nos aman y a los que amamos. para los que dependemos solo de Cristo al reconocernos que vivimos siempre unidos en el, sabremos que de nuestras propias fuerzas no podremos, si no que para amar Necesitamos ser amados por el, vivir de el, respirar de el, ser humanos nos hace ser almas que pertenecen a su corazón. y que las pruebas hacen llegar al alma a la santidad. Nuestra familia, vocación y entrega a la caridad solo serán providencia de aquel que es amor verdadero.
Suyo siempre
Alejandro.
Buenas noches madre Olga.Dios es mi pastor nada me faltara.
El sáb, 21 de julio de 2018 12:29 AM, Grita al mundo escribió:
> Madre Olga María posted: “Llega un momento en que el alma, bajo el influjo > de la gracia percibe vivamente la impureza de sus motivos. Mejor que todo > examen de conciencia Dios le revela sus límites y su fragilidad. Entonces > no hay que tardar en mirarse. Entonces es cuando hay que a” >