Teresita afirmaba que un alma que desee llegar a la unión con Jesús nunca puede conducirse por motivos que no sean sobrenaturales. Y esto hay que aclararlo. Porque lo de “motivos sobrenaturales” a mucha gente le suena a “vivir en el limbo”, con los ojos en blanco, pensando sabe Dios qué.
No: la motivación sobrenatural es la siguiente: consiste en que el planteamiento que tenemos que tener siempre, siempre, siempre, en nuestra vida; no de vez en cuando, sino siempre, es el siguiente: si yo soy cristiana y quiero ser santa y tengo que querer ser santa porque está mandado que seamos santos… No vale lo siguiente:
– Es que yo soy cristiano pero no tengo empeño en ser santo.
– Entonces no eres cristiano. Eres un caradura que se ha acoplado aquí, en este club, porque te ha convenido por algo.
Ser cristiano es querer ser santo. Es lo mismo. Entonces, si yo soy cristiano, tengo que querer ser santo. Y para ser santo tengo que tener siempre un criterio sobrenatural en mi vida.
Y la pregunta que hay que aprenderse es la siguiente: en esta circunstancia concreta de mi vida, en esto que se me plantea, lo que sea (comprarme un coche, matricularme en un curso, llevarle la basura a la vecina o no llevársela, poner perdido a este señor que me tiene harta y le voy a decir cuatro cosas), antes de nada hay que pararse y decir: ¿cuál es la motivación que yo tengo a la hora de hacer esto?
Hay que aprender a mirar siempre en nuestra vida la razón de hacer las cosas porque Dios quiere que las haga o la razón de no hacerlas porque Dios no quiere que las haga.
– No, es que no voy a decirle eso a esta porque se va a enfadar conmigo.
– Esa no es razón.
– Delante de Dios, serenamente, ¿yo le tengo que decir esto a esta persona?
– Sí.
– Es que se va a enfadar.
– Pero, ¿veo delante de Dios que tengo que hacerlo?
– Sí.
– Pues una persona libre lo hace.
Porque si no lo haces porque se va a enfadar, ya no eres libre. Ya estás machacando la libertad de espíritu. La razón que hay para hacer las cosas por Dios, o para dejar de hacerlas por Dios, ese es el criterio de toda nuestra vida.
Y ese es el renunciamiento más grande, porque obrar así y ser coherente con esto que os estoy diciendo, es cansado. No suele dar buenos resultados de cara a la galería. Tienes mala prensa. Te juzgan inflexible o dura… cuando en realidad es una cuestión de coherencia.
Los primeros obstáculos los vamos a encontrar de los que están más próximos: “Eres una extremista, eres una fundamentalista, todo lo llevas por lo tremendo, no hay que ponerse así, las cosas se hacen poco a poco…” No: “el que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga…” ¡ya! Inmediatamente, no poco a poco.
La cruz, o la llevas con garbo o no te mueves, no avanzas. Y el criterio es este. Y Teresita lo sabe. Nunca podemos regirnos por un criterio que no sea ese: Qué quiere Dios que haga aquí ahora.
Es que voy a dejar de hacer esto porque van a decir… ¡No! Vas a dejar de hacer esto porque Dios no quiere que lo hagas. Vas a hacer esto porque Dios quiere que lo hagas. Piensen lo que piensen y digan lo que digan, y te juzguen como te juzguen, porque tú no te tienes que preciar de más juicio que del de Dios. A mí me importa lo que Dios piense de mí, no lo que piensen los de alrededor. Soy la que soy delante de Dios, en su Presencia, a su Juicio.
– Ya, claro, pero a Dios no le veo, y esta me ha puesto esta cara, y la otra me ha dicho, y el otro arrugó la nariz…
– Y a ti qué te importa.
– Es que eso es muy difícil
– Cierto. Pero ese es el criterio que tiene que regir nuestra vida, eso es ser cristiano. Lo demás en mentira.
Ser cristiano no es ir a misa el domingo. Ser cristiano es tener a Dios como el Único que rige tu vida, el Absoluto de tu vida, el Todo de tu vida. Y por Dios hago, y por Dios deshago. Lo demás son cosas accesorias, son prácticas muy buenas, pero… Yo no estoy diciendo con eso que no vayáis a misa el domingo, ¡ojo! Pero eso no es lo esencial.
Además eso… cualquier “tonto” lo hace. Media hora a la semana, cualquier “tonto” cumple: hasta el tonto más tonto. Eso cualquiera lo hace. Lo difícil es comprometer toda nuestra vida.
Ser cristiano no es una serie de prácticas, es un modo de vivir, y una disposición interior, es -sobre todo- compenetrarse al máximo y hacerse totalmente uno con otra Persona que está viva: Jesucristo.
Yo tengo que ser coherente con eso y tengo que ser santa. Y el criterio para regir mi vida es ese. Y el renunciamiento va por ahí, en esa dirección, porque el renunciamiento más difícil es este: el de aceptar no caer bien, el de no ser simpático, el de no ser aceptado, el de asumir que me miren raro, el de que no me comprendan y me juzguen de cualquier manera… Eso es lo que más nos cuesta.
Dejar de comer una cosa o hacer una pequeña mortificación… pues bueno: también cualquier “tonto” lo hace, es relativamente fácil. Lo difícil es de ser constante en esta disposición.
Cuanto más la leo y cuanto más la escucho,se me van encendiendo como unas lucecitas al borde del camino,que van iluminando mi caminar.A la vez,al ir viendo en el día a día mi proyecto de vida,veo que ando muchas veces bien perdida.Pero perdida y todo,muy contenta con este regalo que Dios me dió:Mis Samaritanas del alma.No puedo pasar cada día ,sin ver cosas suyas,cuando no hay nada,vídeos de YouTube.Gracias por estar ahí y darnos tanto a la gente que nos acercamos a ustedes.Un abrazo.
Que impresionante reflexión que me hace pensar en que cristiana quiero ser
El dom., 29 de abril de 2018 12:37 AM, Grita al mundo escribió:
> Madre Olga María posted: ” Teresita afirmaba que un alma que desee llegar > a la unión con Jesús nunca puede conducirse por motivos que no sean > sobrenaturales. Y esto hay que aclararlo. Porque lo de “motivos > sobrenaturales” a mucha gente le suena a “vivir en el limbo”, con los” >