Máscaras y más máscaras

Estos días pasados, pensando en el carnaval y en las máscaras típicas del mismo, me he estado preguntando una vez más qué sentido tiene vivir disimulando y aparentando lo que no somos. Especialmente por qué nos empeñamos tantas veces en seguir maquillando y enmascarando nuestras debilidades.

Sí… ese es un matiz que me gustaría perfilar: ¿por qué consideramos que debilidad o limitación significan necesariamente algo negativo que hay que ocultar y de lo que nos avergonzamos?magazine-unlock-01-2.3.822-_f32edf771624450e99d7612dc316657c.jpg ¿Por qué hemos decidido que debilidad es lo mismo que defecto con toda la carga negativa que conlleva la palabra defecto? ¿Por qué por sistema despreciamos lo pequeño y lo débil? ¿por qué hemos decidido que lo grande y lo fuerte es mejor que lo pequeño y lo débil? ¿A qué llamamos grande? ¿a lo voluminoso? ¿A que llamamos fuerte? ¿a lo duro? La fuerza nada tiene que ver con la intransigencia y la debilidad, sino más bien con ser constante y con permanecer y perseverar.

Lo más difícil de este mundo -y lo he comprobado muchas veces- es convencer a las personas de que no odien y aborrezcan sus defectos, sino que los amen y se sirvan de ellos para madurar y crecer. Creo que es necesario, no sólo asumir y aceptar los propios límites y la propia pequeñez, sino que es preciso amarla, no simplemente tolerarla. La mayor madurez y la mayor grandeza humana están ahí: en amarse uno a sí mismo tal y como es, sin disimulos absurdos que nos crispan y nos desgastan en el empeño de encubrir una realidad que, nos guste o no, está ahí y es así.

¿Qué es más lastimoso: una persona que casi no ve y lo muestra tranquilamente y se deja ayudar, o la que se empeña en disimularlo y dice que ve perfectamente y se va tropezando contra todo a cada instante? Respecto a la segunda situación… ¡es absurdo! Por no decir ridículo, además de patético… Alguna vez he conocido a alguien así, y al final… te encojes de hombros y dejas a esa persona por imposible, sin acabar de entender qué sentido tiene intentar ocultar y negar lo que es evidente y no dejarse ayudar.

IMG-20180210-WA0024.jpg¿De verdad es posible que creamos que ocultar nuestras limitaciones es lo correcto y lo mejor de cara a la galería? ¿No sería mejor mostrarnos como somos en realidad, enseñando nuestras pobrezas y también nuestras cosas positivas, entre las cuales pueden figurar la veracidad, la transparencia, la sencillez, la humildad…? ¿No caemos en la cuenta de que al intentar camuflar lo que consideramos negativo frecuentemente tapamos muchas cosas buenas nuestras y, sobre todo, dejamos patente algo mucho más grave, como es el hecho de no ser capaces de asumir nuestra realidad?

Creo que la persona que vive sin máscaras, consciente de la propia realidad y amándola, asumiéndola con paz y alegría como parte del propio trayecto de la vida, es mucho más madura, más fuerte y -sobre todo- más feliz y más libre. Lo otro… lo del disimulo, es un sinvivir y un cansancio tremendo. Pensadlo bien: vivir disimulando y manteniendo el cuidado de nuestra fachada, que debe permanecer “perfecta” e impoluta, es mucho más limitante y agotador que cualquier defecto que intentemos tapar.

 

2 comentarios en “Máscaras y más máscaras

  1. Eso de amar la pequeñez, antes de escucharla a Usted, me sonaba muy raro.Ocultar nuestras debilidades, es imposible,ahora verlo como algo bueno,cambia mucho la vida de una persona.Gracias Madre Olga por ayudarnos a ser: PEQUEÑOS.Un abrazo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *