NECESITO UNA ROCA FIRME

Estos días, con tanta nieve y hielo y borrascas… he estado pensando mucho en el hecho de que, si una de estas nos pilla desprevenidos… ¡nos caemos con todo el equipo!

He estado reflexionando sobre esta escalada que es la vida ordinaria de todo ser humano que -como todo- se complica con la nieve y las ventiscas. El problema no es que escales y te sorprenda una ventisca (el que escala asume ese riesgo) sino que hay que escalar consciente y alerta de que en cualquier momento eso puede suceder y hay que prepararse para actuar correctamente en una situación así. IMG-20180208-WA0053.jpgSi vamos desprevenidos o cometemos alguna imprudencia en la escalada… nos puede costar la vida.

Ante esto me podeis contestar… que en ese caso lo mejor es no escalar y evitar el riesgo… La roca puede ser que esté ahí simplemente para ser contemplada pero, en realidad, la roca está creada para ser escalada.

Ningún montañero cabal se queda contemplando la roca sin más: primero la contempla, digamos que de alguna manera que se enamora de la roca, se engolosina con ella, es una especie de vicio vital que les lleva a jugarse todo; y, después de contemplar la roca y enamorarse de ella y engancharse a ella, indefectiblemente, se ven empujados a subir, ninguno se queda abajo mirando. La roca está ahí para ser escalada, porque la roca atrae, la roca llama, la roca apasiona… De la misma manera la vida se nos da para que la vivamos intensamente, no para que la malgastemos.

Podríamos imaginar la vida como un club, un grupo de “amigos de la roca” que nunca están al pie de la roca, que siempre están escalando. IMG-20180108-WA0141.jpgY cuando ascienden, los escaladores no hacen descansar el peso de su cuerpo en cualquier arbusto que asome en la escalada; no eligen tampoco nunca -porque son muy peligrosos, aunque parecen más cómodos- senderos de tierra batida, más fáciles de pisar; la tierra batida se desliza y te caes; no es segura, engaña, es falsa… son más cómodos pero no son seguros.

Y el escalador, si se le echa encima la noche o si viene una tormenta en plena escalada, jamás -a no ser que sea un imprudente, un loco y un suicida- trata de bajar, jamás trata de volver, sino que se aferra más fuertemente a la roca.  En un momento así ningún escalador prudente intenta bajar, porque es poco menos que un suicidio: es más difícil bajar que seguir subiendo. Y si las cosas se ponen francamente mal -sobreviene una borrasca o cae la noche- lo único que se pude hacer para salvarse uno de la muerte, es agarrarse más fuerte a la roca. Bajar en medio de una tormenta, bajar de noche… supone matarse en el 97% de los casos. Sólo se puede esperar a que amanezca, esperar que pase la tormenta, la borrasca o el temporal, agarrado más fuerte a la roca. ¡Nunca bajar, nunca dar marcha atrás!

Los escaladores, cuando se aferran así a la roca en medio de una tormenta o en la oscuridad, se aferran a la roca con pies, manos y todos los instrumentos que tienen a su alcance que le permitan estar clavados a la roca; se clavan literalmente a la roca y no se mueven. Cuando las cosas están mal, hay que agarrase fuerte a la roca y no moverse hasta que pase la borrasca. Y eso es justamente lo que deberíamos hacer nosotros con nuestra roca.IMG-20180209-WA0021.jpg Y cuando las cosas que están mal y se ponen peor, no es culpa de la roca; la roca permanece inamovible, es culpa nuestra porque no nos aferramos a ella, nos empeñamos en movernos y en buscar soluciones y salidas, cuando lo único que se puede hacer en esos momentos es agarrarse fuerte a la roca, coserse a ella, atarse a ella y esperar… ¡esperar agarrado a la roca! Si uno espera agarrado a la roca, normalmente no le pasa nada malo; si se mueve… está perdido.

Viendo todo esto… os invito a reflexionar seriamente sobre qué roca habéis fundamentado vuestra vida. Para mí, como creyente, es muy fácil contestar a esta pregunta: mi Roca es Dios, y trato de vivir aferrada a El, pero… cada uno que se pregunte: ¿cuál es la roca que estoy escalando? ¿es lo suficientemente firme para dedicarle mi vida, para fundamentarme  en ella? ¿qué voy a encontrar llegando al cima?

 

5 comentarios en “NECESITO UNA ROCA FIRME

  1. Mi roca soy yo. Me escalo a mi mismo para llegar más allá de mi. A veces, mientras me escalo, miro a mi vera para ver si alguien escala conmigo. Porque a veces se siente uno solo y pequeño, demasiado solo y demasiado pequeño, y la escalada se vuelve demasiado empinada o demasiado fía o demasiado dura. A veces resulta más cómodo, y sumamente tentador, quedarse abajo y no escalar. Pero si no escalo, ¿como sabré lo que hay allá arriba? Si no asumo el riesgo ¿cómo sabré lo que hay más allá de la roca?
    ¿Cómo encontrar, Madre Olga, si no es buscando?

  2. Muchas preguntas y muy interesantes; ojalá tuviera las respuestas tan claras como me gustaría.
    En cualquier caso, el relato de La Roca me parece una metáfora muy bonita y acertada, muchas gracias por compartirlo.

  3. Bendita Roca.No podríamos avanzar sin poder agarrarnos fuertemente en los tiempos de :Dolor, ausencias, soledad,tristeza….,Vivo aferrada a El ,con pies ,manos y corazón.Un abrazo.

  4. no hay mas roca segura que Dios mismo y desde que leo a esta hermana puedo decir que mi roca es, igual que la suya, el CORAZÓN DE JESÚS, ese que teneis presidiendo vuestro altar de Valdedios.

  5. El Salmo 18 lo proclama gozosamente …”El Señor es mi Roca y mi Refugio…Él es mi salvación…”
    Por lo que a mi respecta, creo que, si de veras lo viviera, vi viria -valga la redundancia- más gozosa, más confiada en mi Padre Dios, pase lo que pase …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *