Excentricidades sanas

El otro día pasó por Valdediós alguien que dijo: “los cristianos tenemos que ser excéntricos”. Yo me quedé perpleja y le miré con cara de asombro, porque soy de las que digo siempre que ser normal hoy día es una virtud. La expresión de mi cara debió ser muy evidente, porque a continuación añadió, como para explicármelo: “es necesario que en nuestra vida nosotros mismos no seamos el epicentro”. Y efectivamente… tenía toda la razón del mundo.IMG-20170702-WA0045

Nuestro concepto de excéntrico -al menos el mío- suele ser sinónimo de raro; pero raro en el mal sentido de la palabra, con un matiz claramente peyorativo. Y efectivamente… buscándolo en el diccionario lo define así: “de carácter raro, extravagante”. Pero, si seguimos leyendo, el diccionario da otra definición: “que está fuera del centro, o que tiene un centro diferente”. Esto ya… cambia totalmente el sentido del término y me hace estar de acuerdo con la afirmación de que los cristianos -y en realidad cualquier persona buena- debemos ser excéntricos en el sentido de vivir fuera del centro de nosotros mismos.

Bien mirado, etimológicamente, el excéntrico es el opuesto al egocéntrico, y en ese caso… ¡me apunto! Y deberíamos apuntarnos todos. El egocéntrico es aquel que se ha establecido en sí mismo, ha hecho de sí un ídolo y ha decidido que el mundo gravite y gire en torno a sí. Y eso es absurdo, estéril, tristísimo, frustrante… pero es desgraciadamente frecuente. El excéntrico –según el diccionario de la RAE- es el que está fuera del centro o tiene otro centro diferente. Está fuera del centro: ex-centro. En ese sentido… me atrevo a afirmar que hay excentricidades muy sanas y me propongo a mí misma ser de ese grupo de “raros” que tienen en su vida un centro diferente a su propio yo, porque es verdad que plantearse la vida desde esa perspectiva hace que uno sea inmediatamente inscrito en la lista de los “raros”.

Propongo que seamos de ese grupo humano que reúne en sí -al mismo tiempo- las dos acepciones del término “excéntrico”: que vivamos fuera de nosotros mismos, descentrados de nuestros problemas, sentimientos y deseos y demos un viraje. Que en el centro de nuestra vida y nuestras preocupaciones primen los sentimientos, las necesidades, los deseos y el bienestar de los demás. IMG-20170701-WA0120Esta excentricidad es muy sana, porque nos proporcionará un grado de alegría, de gozo y plenitud interior, de paz… que difícilmente vamos a encontrar en ningún otro sitio ni de ninguna otra manera. Si vivir así es una excentricidad… ¡bendita excentricidad y benditos excéntricos! A ver si haciendo campaña reclutamos a un montón de personas dispuestas a ser excéntricas y conseguimos que desaparezca la otra acepción del término, la más común, la de raro… porque logremos que vivir descentrados de nosotros mismos no sea ya algo raro, sino una generalidad.

No soy una ingenua y sé que es muy difícil, pero reconoce, amigo lector, que es un bonito sueño a perseguir, un precioso ideal. Y creo que no debemos renunciar a él. Difícil no es sinónimo de imposible… ¡vaya! Hoy parezco un diccionario…

Bromas aparte y totalmente en serio: os invito a hacer una opción seria por vivir descentrados de nuestro ego y poner en el centro de nuestra vida un ideal más elevado y más grande que nosotros mismos. En mi caso tengo claro que el centro de mi vida es Jesucristo. Para los no creyentes hay muchas opciones válidas: la persona amada, la propia familia, el servicio a una realidad social concreta… lo que cada uno vea y considere que deba ser antepuesto en su vida a todo lo demás, pero dejando fuera del centro, lo más lejos posible, al propio yo.

 

3 comentarios en “Excentricidades sanas

  1. En la definición de la palabra excéntrico,siempre me había quedado en la primera del significado: raro. Pero claro que leyendo más ,es lo contrario a egocéntrico.Un sacerdote hace unos años en una charla , nos decía que acostumbrábamos a mirarnos todo el tiempo el ombligo, y es verdad que muchas veces parecemos como el juguete : el yoyo, primero yo , luego yo y después yo. Gracias a Dios el centro de mi vida está lleno de personas a las que llevo en el corazón: mi familia, amigos ,las Samaritanas y por supuesto no por ponerlo el último menos importante ,todo lo contrario:”Jesús” Mi vida sin El no me la puedo ni imaginar, ni quiero por supuesto.Un abrazo.

  2. hola M. Olga! muy bueno su analisis… y en este caso me habia pasado, pero antes de conocer a Jesús. Despues de mucho tiempo que nuestro Señor me llamaba pude comprender que el único centro de mi vida tiene que ser Èl y nadie mas que Èl… tomando en cuenta el ambiente en donde vivo dando testimonio de su amor.

  3. Yo le pido al Señor que aumente mi fe, porque creo que es lo único que me ayudará a abandonar mi egoísmo, mi orgullo y mi falta de caridad. Y como dice la oración al Espíritu Santo: “sin tu ayuda nada hay en el hombre, nada que sea bueno”. Por eso no estoy muy de acuerdo con el último párrafo, madre, donde dice “Para los no creyentes etc”. Pero vamos, que creo que es la primera cosa suya que leo que no me gusta, pienso que sus escritos son siempre muy acertados, y con ese lenguaje de “al pan, pan, y al vino, vino”, que me recuerda a mi propia madre y que me encanta, porque te “sacude”, en el buen sentido de la palabra (y también en el malo, jejejeje). Muchos saludos.

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