Por aquello de ser una monja y llevar hábito, muchas personas se acercan y nos interrogan sobre temas religiosos o -al menos- trascendentes, o manifiestan sus inquietudes y desahogan sus preocupaciones más hondas: es hermoso brindarles esa posibilidad de que reposen en nosotras su corazón. Y es curiosísimo la manera en que nos piden que recemos por ellos, incluso aquellos que se declaran agnósticos o indiferentes.
El otro día, en medio de la confianza que me brindó una de estas personas que se declaraba indiferente y que me decía que le daba igual que Dios existiera o no, que a ella no le afectaba, pero que rezara por ella y su familia, le dije en tono de broma: “Pero ¿no dices que te da igual? ¿para qué quieres que rece?” Y la contestación fue: “por si acaso…”
Sí: en el fondo… todos tenemos necesidad de trascendencia y de “descansar” y… “por si acaso”… No cerrar del todo la puerta, no sea que nos perdamos algo importante.
A continuación esta persona me preguntó si no me cansaba de rezar y de orar después de veintinueve años dedicada a rogar a Dios e interceder. Sobre todo -me decía- a la vista de lo poco que había mejorado el mundo y cambiado las cosas… Me sonreí y como pude le expliqué que no oramos para “manipular” a Dios a nuestro antojo, sino para ser dóciles, fuertes y capaces de aceptar y asumir con paz y madurez, lo que Dios vaya permitiendo en nuestra vida.
Yo no rezo para cambiar a Dios, ni los planes de Dios, ni los acontecimientos. No se trata de cambiar a Dios y doblegarle a nuestros deseos; rezo para que mi corazón y mi conciencia sean modelados poco a poco y -libremente- sea yo capaz de confiar en Dios y vivir desde la paz y la esperanza cualquier circunstancia o acontecimiento que la vida me vaya deparando. No rezo para cambiar las cosas, rezo para que cambie yo. Un ejemplo: no rezo para que se cure mi cáncer -aunque sería maravilloso que desapareciera- sino para aprender a vivir con paz y alegría esa enfermedad y seguir siendo feliz a pesar de ella y por encima de ella… ese cambio de actitud ante las dificultades y el dolor es un verdadero milagro. Hay milagros morales impresionantes y mucho más sorprendentes que los milagros físicos, y de estos he visto muchos. Conozco personas totalmente transformadas interiormente y felices y plenas en medio de realidades muy duras.
De igual manera no rezo para que cambie el mundo -porque el mundo en sí mismo no tiene capacidad de cambiar- rezo para que cambien las personas. Sólo si las personas cambian y se van llenando de bondad y de amor cambiará el mundo.
Creo en el poder de la oración y he visto verdaderos milagros, verdaderos milagros morales, de corazones dañados por el odio que han sido capaces de perdonar y ya son felices. Creo en el milagro de ir transformando los corazones de las personas y vaciándolos de todo lo negativo para llenarlos de ternura y bondad.
Muchas personas se manifiestan como no creyentes y -a renglón seguido- me dicen que creen en el amor y la bondad. Pues bien… ese es Dios: un Ser Personal que es todo ternura, amor y y bondad. Llamadlo como queráis, pero a eso va dirigida nuestra oración: al triunfo del Amor y la Bondad en la interioridad de cada ser humano. Esa es nuestra intención al orar: que la Bondad y el Amor dominen la interioridad de cada ser humano que pisa este mundo, y sólo desde ahí podremos cambiarlo.
Queria darle las gracias por todas estas publicaciones que siempre son de ayuda y reconfortantes en un mundo tan cruel y despiado como es este, nos ayudan a los que tenemos que vivirlo día a día en todo su crudo semblante, porque Dios nos ayuda y nos da luz de muy diversas formas ,y a través de distintas personas, una de ellas para mi es usted. Esa paz y esa alegría a pesar de las grandes dificultades nos las da Dios .A veces necesitamos discernir un paso más allá para entender más a Jesús y ese paso más allá me viene a mi personalmente y estoy segura de que a muchas personas más a través de usted, de ustedes, por eso le doy gracias
Realmente es una reflexión muy hermosa , son las personas rotas , la humanidad doliente la que necesita la ternura y la misericordia de Dios!!
Como se pregunta Óscar Wilde en la balada de la cárcel de Reaplin
” como si , un Corazon no está herido puede Dios entrar”
Gracias por recordárnoslo !!
Gracias Madre por enseñarnos los caminos del Señor.La oración usada como moneda de cambio,era lo que hacía antes de conocerlas,que disparate,poner a Dios en venta.No me cansaré nunca de darle las gracias a Dios todos los días,por darme a conocer estas Samaritanas del alma.Un abrazo.