Camino de Emaús (V)

(Transcripción de la charla impartida a los Miembros del Movimiento Vida Ascendente de la Diócesis de Vitoria, el 25 de abril de 2017)

Y una de las cosas preciosas que es la que más nos tiene que llevar a la esperanza, a la confianza, es que en las apariciones del Resucitado, siendo una Humanidad gloriosa, resucitada, diferente a la humanidad previa a la muerte de Jesús… -la humanidad gloriosa resucitada de Jesús es diferente, porque ya la muerte no tiene dominio sobre Él, ha vencido-, sin embargo, sigue siendo igual de humano, igual de cercano, igual de paciente e igual dewp-1494480818948. comprensivo. Porque podía decir: “Bueno, yo ya he vencido a la muerte y esto ya… Estos están en otro nivel y ya no es asunto mío. Yo ya misión cumplida: ya he muerto y he resucitado, y he obedecido al Padre, he redimido a la humanidad… yo ya…” ¡¡No!! Jesús Resucitado sigue siendo igual de cercano, de paciente, de condescendiente, de tierno, de compasivo.

Lo mismo pasa con María en la mañana del domingo, cuando la encuentra llorando. Lo primero que se encuentra el Resucitado no es una explosión de júbilo, sino unos que se han escondido muertos de miedo y una mujer que le quiere muchísimo, pero que llora desconsolada su muerte, para nada espera la resurrección. Y, ante esas lágrimas, Él vuelve también a entrar en diálogo paciente, en un diálogo muy humano, tan humano como preguntar: “¿Por qué lloras, mujer?” Podía haber entrado de frente: “A ver… ¡entérate que estoy resucitado, que estoy glorioso! Que mira: que estoy estupendo, que no… ¡Deja de llorar ya…!” ¡¡No!! Él no entra nunca avasallando la vida de nadie, sino con toda la delicadeza y todo cuidado: “¿Por qué lloras, mujer?” Se preocupa por su dolor, por lo que a ella le aflige, aunque Él sabe que no hay razón para esa aflicción, pero… siempre la delicadeza, el no avasallar nunca, el no violentar nunca… ¿por qué? Pues porque Él nos ama; y, cuando el amor es verdadero, nunca fuerza, nunca violenta, nunca exige, siempre da.

Por eso os lo he dicho al principio, que no tenemos ningún motivo y mucho menos ningún derecho de dudar de la bondad y del amor de Jesús. Solamente tenemos motivos y razones para esperar en El y en su amor.

Y, con respeto al Movimiento de Vida Ascendente, yo os pido que las personas que os vais haciendo mayores, nunca renunciéis a un corazón resucitado y esperanzado, un corazón joven, ilusionado; porque la juventud no está en la edad. La juventud biológica, sí. cropped-wp-1479886053322.jpgPero yo conozco chicos y chicas con 20 años que son viejos prematuros, porque no esperan nada de nadie, ni siquiera a nivel humano. Ya están de vuelta de todo, saben todo, están aburridos de todo, no se asombran por nada, no les emociona nada… Y dices: “¡Ay, Dios mío, qué viejo reviejo!” Y, sin embargo, conozco personas entradas en años llenas de ilusión, de alegría, de esperanza, de ganas de seguir a Jesús cada día y de empezar todos los días a caminar con Él: cada día empiezan… Y, al fin y al cabo, eso es signo de una vida resucitada, de una vida auténtica. ¡Y eso es lo que importa!

Cuando os digan -que hay gente que lo dice y muy mal dicho: “que total ya, a cierta edad, ¿uno qué va a hacer?” Mirad: nadie puede decir en su vida que “a cierta edad, ¿uno qué va a hacer?”, porque, la posibilidad de amar la tenemos todos. Ese es el talento que todos tenemos y casi ninguno trabajamos, ¿no? Hay gente que dice: “Es que soy muy torpe y soy de los que tiene un talento. Y, a veces, tengo tentaciones de enterrarlo. ¡No sea que la líe!” Y yo siempre digo: “Mira, a lo mejor, no eres una lumbrera, no sé… pero hay un talento que todos hemos recibido y muy pocos hacen rendir: que es la capacidad de amar. Ese talento nos lo ha dado Dios a todos. Y, cuanto más se ha avanzado en la vida, más raíces y más solera tenemos para rendir con ese talento. Y eso, por mal que uno esté, por más que le duela los riñones, por mal que tenga la espalda y por mal que estén los huesos, no tiene nada que ver. ¡El corazón no se anquilosa! ¡El corazón y la ilusión no se esclerosan con la edad! Se suelen endurecer con la rutina, con el egoísmo, con la falta de ilusión.wp-1463239156649.jpg

Y yo os digo… ¡qué bien que habéis llegado hasta este momento de vuestra vida, hasta esta edad con Jesús! Lo más gordo hubiera sido que os  hubierais perdido por el camino. Y yo, cuando me dicen a veces -yo no soy muy mayor todavía… Pero bueno, yo ya no me siento una jovencilla, ¿no?-: «No te gustaría volver a tener 20 años?” Y yo digo: “¿Yo? ¡¡Ni loca!! O sea, ¿volver a empezar? ¡ni hablar! ¿Y volver a hacer las mismas tonterías que hacía cuando tenía 20 años, con lo que me costó madurar un poco y crecer y librarme de ellas, para dejar de decir tonterías y de hacer insensateces? ¿Volver a empezar? ¡¡¡No!!! Yo siempre digo una cosa: “¿lo bailao? Bailao”.

Y a partir de ahora, el baile va siendo cada vez más bonito, más armónico y mejor, porque cuanto más os dejéis llevar, más os va a llevar Él -que es con Quien bailamos la vida, ¿no?-, agarradas de Él, al ritmo de Él. Cuanto más escuchemos su música, más precioso va a ser y más fácil va a ser dejarse llevar.

Cuando uno está aprendiendo a bailar es un pato mareado: pisa la pareja -a Jesús le pisamos muchísimo puestos a bailar- y encima, como vas insegura, quieres tú llevar el baile y ese es el error. Y cuando una va aprendiendo a bailar, cada vez va entendiendo más y mejor que hay que escuchar la música que Él pone y dejar que Él marque el ritmo, y dejarte llevar, bien agarradita, Él lleva ya el baile y tú te dejas llevar. Y es cuando de verdad vas bailando mejor, le pisas mucho menos y encima lo disfrutas.

Así que… ¡ánimo, alegría, esperanza! y a partir de ahora… la vida ya no hay que vivirla, “hay que bailarla” (Madeleine Delbrel).

 

3 comentarios en “Camino de Emaús (V)

  1. Ayer hablando con una amiga de mi relación con La Iglesia, El Padre y Jesús, le hable algo parecido a lo del baile,por cierto preciosa comparación, al principio, hablas de Jesús cómo algo que te enseñaron de pequeña, El está ahí y poco más, pero eso que van dando los años, la madurez te va colocando en posición de seguir un bonito baile, ese dejarse llevar da mucha tranquilidad y me hace hablar de Jesús desde el corazón .Gracias Madre Olga por sus palabras, ayudan a no perder el paso. Un abrazo.

  2. La Iglesia ya no es la de JESUS. Es cumplimiento y vacío. Empresa, f uncionariano y vacío. Esta no es la Iglesia de JESUS. A JESUS se le encuentra con el silencio y la ORACION. Todo lo demás son ídolos. El perdona siempre….hasta cuando?. Es malo gritar al mundo que no vamos por el camino? Es que hay que decir amén cuando se ve que se apaga? Somos así realmente arrogantes y nos tienen que dar morcillas? Somos raros e impertinentes e insensatos por buscar la forma de conectar con ÉL para luego seguir la MISION que ÉL encomienda a todo Cristiano. Tenemos que reflexionar y pensar si realmente esta Iglesia es la de JESÚS Gracias Madre Olga!!

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