Jesús decidió subir a Jerusalén

Del Evangelio según San Lucas: “Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén y envió  mensajeros por delante. De camino entraron en una aldea de Samaría para prepararle alojamiento, pero no le recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: ‘Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?´ Él se volvió y les regaño. Y se marcharon a otra aldea.”

Dice el Evangelio que “Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén”. Jerusalén es la Ciudad Santa, Jerusalén es su meta, el culmen de su misión -Él sabe bien que tiene que morir en Jerusalén- Jerusalén es la Redención, Jerusalén es el Calvario y la Cruz… Jerusalén es, en definitiva, la Voluntad del Padre, la meta hacia la cual la Voluntad del Padre dirige a Jesús  y Él lo sabe y conscientemente acepta la Voluntad del Padre, lo que el Padre le pide.

Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. No fue por inercia, no fue porque nadie le obligara, Él tomó la decisión -fue un acto libre– de ir Jerusalén, de obedecer al Padre.

image-d46fd9e8c2cea7c25d8ae7499c941762-walkwithmeEl amor de Jesús a la Voluntad del Padre no tiene parangón con nada: “Mi alimento es hacer la Voluntad del Padre.” El amor de Jesús a la Voluntad del Padre es el móvil de toda su vida, por eso la obediencia es el amor más grande, el amor más perfecto: porque nadie nunca ha amado como Él y nadie nunca ha obedecido como Él. Nadie nunca ha tenido tanta pasión por obedecer al Padre, que es lo mismo que amar al Padre. El amor de Jesús al Padre se traduce en la obediencia filial, amorosa, sin condiciones, sin restricciones… Y por eso mismo, Él toma la decisión libre de irse a Jerusalén: porque sabe que es el plan del Padre, que es la Voluntad del Padre. No va a Jerusalén porque le guste, porque le apetezca, porque se sienta identificado con lo que sucede allí, porque lo entienda, porque le atraiga, porque le apetezca… toma la decisión de ir a Jerusalén porque sabe que Jerusalén es la meta hacia la cual el Padre le encamina y su único deseo es la Voluntad de Su Padre.

“Envió mensajeros por delante. De camino entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento.” Él, para mostrarnos su Voluntad, para prepararnos cuando llega, cuando quiere alojarse en algún sitio, siempre envía mensajeros por delante, siempre envía señales. Tenemos que ser dóciles, abiertos de mente y de corazón, para acoger a los mensajeros que vienen preparando el alojamiento del Señor. Pero dice el texto evangélico que “cuando entraron en la aldea en Samaria, los mensajeros que iban a prepararle alojamiento no lo recibieron porque iba a Jerusalén”, rechazaron a los mensajeros que querían preparar el alojamiento de Jesús en aquellas aldeas, porque iba a Jerusalén, porque iba a cumplir la Voluntad del Padre.

No le rechazan por ninguna otra razón. La única razón por la que aquellos hombres de aquellas aldeas rechazaron a Jesús fue su deseo de ir a Jerusalén, su deseo de la Voluntad de Dios. Las aldeas de Samaria son cada una de aquellas almas, cada una de aquellas personas a las que Él está llamando para ser alojado, para ser acogido; las aldeas de Samaria son aquellas personas a las que Jesús les pide hospedaje, a las que Jesús les pide que le abran su intimidad, esas son las aldeas de Samaria. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.

Hay almas –esto es triste y penoso, pero es una realidad- a las que Jesús les pide alojamiento, a las que Jesús les pide acogida, “porque el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza”, no tiene hogar, es verdaderamente pobre. Va buscando alojamiento y acogida y no lo acogen… por la única razón de que va a Jerusalén y las quiere llevar con Él a Jerusalén, a la Voluntad de su Padre, a la obediencia entregada, sin reservas, sin condiciones… a la obediencia plena, a la entrega absoluta a la Voluntad de Dios. Eso es Jerusalén y no quieren ir a Jerusalén con Él, por eso no le dan alojamiento y no le acogen.

El párrafo termina con una frase tristísima: “…y se marcharon a otra aldea.” Previamente nos dice el evangelista que Santiago y Juan, los discípulos del Señor, los hijos del trueno, le urgían a Jesús que hiciera bajar fuego del cielo y les fulminara a todos. Así reaccionamos nosotros muchas veces ante la dureza de corazón de nuestros hermanos: sin compasión y queriendo fulminarlos; y Jesús les regaña por eso.

Mira-Jerualen.jpgLa actitud de Jesús no es de fulminar a nadie, sino la de alejarse triste, la de irse a otra aldea porque en esa no se podía alojar. Y se va triste, silencioso, dolorido… me imagino que con una gran sensación de soledad y de incomprensión… pero no se enfada. Se va a otra aldea a ver se en otra aldea le alojan, a ver se alguien le quiere acoger, pero no se enfada. Tampoco varía su rumbo: sigue caminando a Jerusalén, aunque no encuentre alojamiento en todo el camino… Él sigue caminando a Jerusalén.

¡Qué triste es cuando Jesús tiene que desistir de alojarse en la vida de algunas personas! Se va, se retira: respeta la voluntad de esas personas, asume el rechazo, no las fuerza a nada, no las amenaza… pero se va. Se retira triste y dolorido porque ellas no le han dejado hacerlas felices. Él sabe que nuestra felicidad está en alojarle, en hacer de nuestro corazón su hogar, su casa, en darle hospedaje en nuestra vida… porque cuando Jesús entra en la vida de alguien la cambia por completo, la llena de luz y de sentido. Pero si no le dejan entrar, no fuerza la puerta, se va a probar suerte tocando otra puerta y sigue amándolas, y sigue esperando a que, en algún momento -aunque Él siga caminando a Jerusalén sin variar su rumbo- le acepten y le abran su vida. Este es nuestro Dios.

3 comentarios en “Jesús decidió subir a Jerusalén

  1. Qué hermoso es este evangelio !!
    Me gusta mucho cuando dice que al ver la negativa de las aldeas a recibirle, Ssntiago y Juan, los hijos del trueno, piden a Jesús que mande fuego para aniquarles. Cuántos habríamos hecho lo mismo, porque lo más fácil es la indignación y la cólera ante el daño y dolor que nos producen las situaciones injustas.
    Qué ejemplo de humildad nos da el Señor . Cuando se siente rechazado en sus proyectos , no se rebela acepta que le rechacen y continua su camino sin desistir de seguir el destino que debía cumplir!!
    Es precioso este pasaje, donde nos muestra a un Jesús fiel a la voluntad del Padre que Él hace totalmente suya!!!
    Ojalá todos sepamos seguir el camino que Jesús nos señala a cada uno de nosotros con fidelidad y humildad.
    Las Carmelitas Samaritanas son un claro ejemplo de amor y obediencia a la voluntad del Padre.
    Qué hermoso es su testimonio !!!

  2. En el caso de las incomprensiones que reciben,lo fácil es pedir al Señor q llueva fuego del Cielo…..que le ninguneemos al sr Cardenal.Debemos estar a la altura de Jesús q como escribe Pilar se humilla,es manso:quizás busca otra oportunidad.

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