¡¡Sí a la vida!!

La compasión está derrotando a la conveniencia 

Yo no tengo convicciones políticas de ningún tipo, ni me he decantado nunca a favor de una u otra ideología. Para mí todos los seres humanos tienen la dignidad de hijos de Dios y trato de amarlos -a todos sin excepción- sin juzgarlos, respetándolos (aunque pueda no compartir opiniones o actitudes) y aprendiendo cada día desde mi pequeñez, de Dios y sobre todo de Jesús… cómo se ama a los hombres.

Como digo, no tengo convicciones políticas, pero sí profundos principios morales innegociables, porque soy cristiana y ello imprime carácter. Por eso soy acérrima defensora de la vida desde su concepción hasta la muerte natural. Por eso me he alegrado sobremanera cuando, en la la 44ª Marcha por la Vida celebrada el pasado viernes en Washington, un alto cargo institucional ha participado activamente y ha pronunciado un discurso a favor de la vida.

Me parece importantísimo y un hito histórico que por una vez en la vida el vicepresidente de los Estados Unidos no haya hablado del precio del barril de brent, de la carrera de armamentos o del calentamiento global, sino que haya hablado del derecho a la vida de los más débiles y de los no nacidos, utilizado en su discurso palabras como «generosidad», «esperanza», «compasión»… Y las pongo entrecomilladas a propósito, porque… es inaudito encontrarlas en el discurso de un alto cargo institucional que -además- las pronunció no a título personal, sino desde su cargo político, con el plus de representatividad que eso supone.

Estados Unidos no es precisamente mi patria chica, ni sé con que intenciones su Vicepresidente ha pronunciado ese discurso, pero me da igual: su intención no es asunto mío. No me toca a mí juzgarlo, y lo cierto es que lo ha hecho y está teniendo repercusión mediática mundial. Doy gracias a Dios porque un político de alto standing se ha atrevido a hablar de Dios  en su discurso, a valorar el trabajo de los voluntarios y a pronunciar frases como estas: «Siempre he creído que una sociedad puede ser juzgada por cómo atiende a los más vulnerables, los ancianos, los enfermos, los discapacitados, los no nacidos. Estamos en un momento histórico para la causa de la vida«.

Creo sinceramente que hace falta valentía para decir algo así. Me quito el sombrero ante quien se atreve a afirmar hoy -en medio de la voracidad y la intolerancia social y moral imperantes- que nuestro juicio no será por la eficacia ni por los grandes logros científicos o económicos, sino por la ternura, el cariño y la compasión hacia los más débiles.

Me parece admirable que un político se salga del patrón habitual y pronuncie frases así: «La vida está ganando porque los avances de la ciencia iluminan sobre cuándo comienza la vida. La vida está ganando por la generosidad de millones de familias adoptivas que abren su corazón y su hogar a los niños necesitados. La vida está ganando por la compasión de los voluntarios en los centros para embarazos de riesgo y organizaciones religiosas que ayudan a las mujeres en todas las ciudades del país».

Dejo a continuación los párrafos que me han parecido wp-1460841917270.jpegmás destacables del discurso y señalo en negrita las palabras «políticamente incorrectas» que pronunció el vicepresidente en su alocución:

«Y la vida está ganando por el consejo tranquilo entre madres e hijas, entre abuelas y nietas, entre amigas en la mesa de la cocina, en las cafeterías y en los campus universitarios. La verdad está siendo proclamada. La compasión está derrotando a la conveniencia. Y la esperanza está venciendo a la desesperanza».

Pidió además que el movimiento provida «sea conocido por el amor, no por la ira. Por la compasión, no por la confrontación. Porque cuando se trata de asuntos del corazón, no hay nada más fuerte que la delicadeza».

«Creo que continuaremos ganando los corazones y las mentes de la nueva generación si nuestro corazón se rompe en primer lugar por las madres jóvenes y sus hijos no nacidos, y si cada uno de nosotros hacemos todo lo posible para encontrarnos con ellas donde estén con generosidad, no juzgándolas. Para sanar nuestra patria y restaurar una cultura de la vida debemos continuar un movimiento que abrace a todos, cuide de todos y muestre respeto por la dignidad y el valor de toda persona».

¡¡Chapeau!!

5 comentarios en “¡¡Sí a la vida!!

  1. Hay numerosas campañas en defensa de una especie u otra que están en peligro de extinción, o simplemente por intereses de algún político de turno.Se gastan millonadas en campañas para proteger la vida ANIMAL, que esta muy bien pero y los no nacidos? Hace tiempo vi dos carteles juntos, uno en defensa de los animales y otro a favor del aborto. Donde vamos así?Me alegra un montón la noticia que da usted, por algo se empieza. Un besin.

  2. Muchas gracias Hermana Olga Maria ! Les pido que rezen por nuestra asociacion Provida Girona !
    De paso aprovecho para decirles ( en especial a la Hermana Teresa ) que hoy hemos bautizado a la hija de su amiga Mª Ângels (Maria) y hemos celabrado este derroche de gracias del Señor.
    Damos gracias a Dios y yo (la abuela, madre de M,A,) les encomiendo al Salvador en mis oraciones y les doy las gracias por su generosa entrega!

  3. Cuando una defiende la vida, o el sólo hecho de hablar de ella, ya resulta para gran parte de esta sociedad intolerante un tema polémico, siendo que su esencia conlleva un valor intrínseco, vale por si misma y no por las circunstancias que el hombre carente de valores quiera darle…
    Cada vez son más los países que han ido admitiendo el aborto como una «solución «, se ha arraigado esta idea y ha fructificado en sus legislaciones, haciéndolo notar como un tremendo logro que » favorece el bienestar de la mujer «, lo que a mi juicio como católica es abrir una puerta al pecado para cometerlo sin culpas.
    Me alegro que alguien que está a la cabeza de una nación tan grande halla tenido la valentía de hablar en favor de Dios.

    Rezo porque más políticos piensen como seres humanos, ya que todo lo que hacemos trascenderá también para nuestro bien o para la perdición de nuestra alma.

    Gracias, Madre Olga
    un abrazo
    M.Eliana

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