¿Satanás existe?

¿Satanás existe? Lo pregunto con toda idea porque hay gente que piensa que no existe y así estamos.

Bueno, pues, Satanás existe y es un mal tipo que nos va envenenando. Una de las maneras sutiles que tiene el demonio de tentar -aparte de las tentaciones típicas para que pequemos- es que nos va envenenando, inoculando, a veces muy solapadamente, la tristeza. ¡Veneno, veneno! Con eso wp-1484737753372.jpgnos debilita y nos pone pochos, nos arruga la esperanza, la confianza, la ilusión…

Nos empuja a centrarnos en nosotros mismos y en la punta de nuestra nariz y nos va nublando la alegría. Eso se llama “egoísmo”. Eso se llama “dar cancha a Satanás”. Porque en lo que te tiene entretenida con la punta de tu nariz –que es súper importante, súper interesante, y muy educativa- no creces ni espiritualmente, ni humanamente, ni vives, ni eres feliz… ¡pierdes el tiempo! – porque además ¡no vas a ver nada! – y te estás encerrando en ti misma y en tu egoísmo. Con el cual el demonio aplaude y se frota las manos: “¡¡¡Bien!!! ¡Ya la tengo entretenida!” No eres capaz de amar a nadie, amas la punta de tu nariz, es tu idolillo y ahí te centras. Eso genera muchísimo malestar, muchísima frustración y muchísima tristeza. Es imposible ser feliz centrándote en ti mismo.

Entonces… ¿qué podemos hacer contra el demonio que nos ataca de muchas maneras y de manera particular con la tristeza? Existe un exorcismo magnífico contra el demonio en esta situación que se llama sentido del humor. La virtud del humor, la capacidadhermosa_hoja_caida-1280x960 de ver al mundo a través del prisma del absurdo, de lo ridículo, de la tontería es un recurso que en el contexto de la religión, puede tener el valor de un exorcismo. Cuando te veas envuelto en una ola de tentaciones, una ola de ideas fijas que están en condiciones de martirizarte, no trates de luchar con Satanás porque tienes todas las de perder. Que no se nos olvide que es un tipo muy malo. Pero lo más gordo no es que sea un tipo muy malo, sino que es un ángel, una inteligencia angélica -con lo cual nos da ciento y raya a cualquiera de nosotros, que somos simples mortales– él tiene una inteligencia privilegiada, es un ángel, es una criatura superior. Por eso tratar de luchar contra él o de dialogar con él es nefasto, porque nos va a vencer siempre; es muy difícil porque no estamos en igualdad de condiciones.

Lo que hay que hacer con el demonio es  evitarlo, pasar de él. Lo del refrán castellano: “No hay mayor desprecio que no hacer aprecio”. O sea: no intentar vencer de frente porque eso es un error manifiesto. Por eso también nos provoca: para que intentemos ir de frente. Y otra de las cosas mejores y facilísimas es tratar de ridiculizarlo, ponerlo en ridículo, reírte en su cara, menospreciarlo es la mejor manera de despreciarlo con un sentido religioso de humor.

Cuando tú te burlas de él, rechazas sus ataques de una manera más eficaz. La burla es lo que más duramente humilla al demonio. ¿Por qué? Porque es un tipo que se toma muy en serio a sí mismo, tan en serio que quiso ser como Dios y por eso es demonio. Entonces, ¿qué pasa? Que como es un individuo que lo tiene todo muy controlado y muy en serio, el que tú te rías de él, le da en la cara. Una de las cosas –lo decía San Francisco de Sales– que más le molesta al demonio es ver a las almas reírse y ver a las almas cantar.

Yo, aunque me lo han dicho una vez, creí que era guasa, pero luego he comprobado que es verdad. Cuando tú tienes una tentación fuerte de lo que sea, una de las cosas que a mí más me ha ayudado -interiormente, no a voz en cuello por todo el convento – es cantar una canción para el Señor o rezar algo en la capilla. Estas prácticas me han liberado muchas veces de muchas rayaduras mentales que no son nuestras casi nunca, que son del demonio que nos las va metiendo. A veces también digo: “Vamos a reírnos.” Y me dicen: “pero… si no pega nada, si estamos todas hechas polvo.” Pues precisamente por eso: porque estamos hechas polvo por la razón que sea, hay que intentar romper ese momento de gravedad y reírnos de la situación y quitarle importancia. ¿Por qué? Porque con esto echas al demonio a mil leguas, no lo soporta. wp-1478645094210.jpg

Entonces quedamos en que uno de los adversarios grandes de la vida espiritual es el demonio, el Tentador,  y una de las maneras más eficaces y fáciles, sencillas -no hace falta saber muchísimo- para combatirlo es reírse todo lo que se pueda y reírse de uno mismo y decir: “¡Qué idiota soy!” ¡Sí, sí! No tiene gracia que te llames a los demás idiotas, sino que te lo llames tú y digas: “¡es que soy más tonta!” y te partas de risa de las cosas que se te ocurren. Ríete de las tonterías que se te ocurren. ¡Qué ocurrencias! Como decía Santa Teresa, “la loca de la casa”, a la imaginación que se te dispara no le des importancia, porque esas ocurrencias que tú no las quieres no la haces tuyas.

No podemos dudar de la existencia de Satanas y de su influencia maléfica, pero no debemos acobardarnos. Ni despreciarlo, ni acobardarnos, pero sí ser conscientes de su existencia y no tomárnoslo a broma.

 

3 comentarios en “¿Satanás existe?

  1. Querida y admirada Madre Olga: todos los días busco en Internet sus fotos, sus frases. …….. Todo lo de vosotras.
    Pero hoy justamente que tengo un día espantoso, sin ganas de nada, ni de vivir siquiera. ……me encuentro con esto. Se que el demonio existe. ……. Pero sus palabras Madre, me han llegado al alma, me han despertado y me he dicho; es cierto! ! Que idiota soy! Muchas gracias Madre y permíteme con todos mis respetos y cariño enviarle un abrazo muy fuerte
    Aprovecho para comunicarte que estoy recopilando todos sus escritos. Que Dios te conserve muchísimos años en el mundo porque haces mucha falta.

    MARIASUN

  2. Gracias por apuntarme una solución para esos momentos en que mi cabeza gira y gira en torno a una idea absurda, que tantas veces no consigo saber de donde viene, ni en que la fundamento.
    Rezar

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