La hora de los más pequeños del Reino

Jueves de la Segunda Semana de Adviento

  • Is 41, 13-20: Yo, el Señor, tu Redentor y el Santo de Israel
  • Sal 144: El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad.
  • Mt 11, 11-15: No ha nacido uno más grande que Juan, el Bautista

 

Reflexión: La ternura de Dios por lo pequeño resplandece una vez más en estas lecturas: el Santo de Israel se conmueve ante lo frágil y lo pequeño y se inclina… lo cuida, lo protege, lo salva… “No temas” son las palabras que más repite… No te asustes, no tengas miedo, que estoy Yo aquí: tu Redentor, tu Salvador… “No temas, gusanito de Jacob, oruga de Israel…”

¡Cuánta ternura en esas palabras…! Realmente soy el gusanito débil y pequeño, la oruga insignificante, pero… ¡no temo, porque mi Redentor es el Santo de Israel!” Y ya viene de camino, ya está llegando…

Morimos de sed, pero Él viene a saciarnos, y alumbrará ríos de agua en los corazones más endurecidos y transformará en estanques la sequía de muchos seres humanos.

¡Qué consolación saber que “el Redentor es cariñoso con todas sus criaturas” y que “su reinado es un reinado perpetuo”!

La fuerza de lo pequeño, el triunfo de lo frágil queda patente aún ante lo más grande. La alabanza y la afirmación de Jesús sobre la grandeza de Juan es impresionante, pero… lo que dice a continuación es más impresionante aún: que “el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él”.

Nos acaba de trazar un camino inequívoco de santidad: empequeñecerse más y más cada día y darnos al mundo como Jesús se da: en la extrema pequeñez… en el máximo abajamiento y ahí estriba la verdadera grandeza. Ese es el camino para ser como Jesús y llegar a los hombres en un Adviento perenne: abajarse e ir a ellos empequeñecido, revestido de humildad, asumiendo el riesgo de que no nos reciban… como a Él no le recibieron. Desde la pequeñez y la humildad instauremos el Reino y seremos grandes… Una vez más Dios nos convoca y nos llama a la revolución de la ternura.

Oración: Señor Jesús, llámame. Llama una vez más a tu pequeño gusanito, a tu diminuta oruga, a la revolución de la ternura, a cantar la esperanza de tu llegada, el tiempo nuevo en que ya no habrá más sed ni más llanto, porque en tu reino seremos grandes y fuertes a tus ojos.

 

5 comentarios en “La hora de los más pequeños del Reino

  1. Señor JESUS llama tambien a esta pequeña hormiguita ….. a seguirte constantentemente y a perseverar siempre en la oracion , para aceptar TU VOLUNTAD!!! Se que TU eres GRANDE y nos amas inmensamente por eso cuidas a cada uno de nosotros!!!!!!! GRACIAS, NUEVAMENTE mil veces ,gracias MADRE OLGA MARIA DEL REDENTOR!!! sus palabras son un balsamo de AMOR!!!!

  2. “Adviento perenne” Qué bueno seria estar siempre en esta época, creo que la gente se vuelve más sencilla y cercana en estas fechas, así que a ver si lo ponemos en practica.Un abrazo.💕💕💕💕💕

  3. Madre Olga. Gracias por tan Bellas Reflexiones .
    Me ayudan a crecer Espiritualmente. Son un Balsamo refrescante para mi vida. Tambien cresco wn sabiduria oara ser testimonio de vida para quienes se acercan a mi dia a dia..
    Dios te siga colmando de Bendiciones.
    Como Maria pregunto:
    Que hubiese oasado si hubieses dicho que no. Al llamado de Dios ?
    Eres un instrumento de Bendicion.
    Gracias Madre Olga Maria..

  4. Yo Señor, deseo ser pequeña para poder entrar en tu grandeza. Perdona todas esas veces q en vez de sentirme pequeña, he mirado a otros con desprecio. Cuanto por reparar !!!. Señor me conmueve ver tu infinita grandeza, en ese Niño de Belén. Pequeño ,aterido de frío, por el frío de la humanidad. Cambia nuestros corazones, abrasanos con tu Amor , no tengamos miedo d recibir al Amor. Quitamos el miedo d creer q si nos acercamos a Tí, perderemos la libertad. Quitamos al maligno d encima. Gracias por quedarte con nosotros todos los días, en ese largo adviento d 21 siglo ya!!! Y todos los días acerte pequeño en ese trocito d pan para q nosotros al recibirte en gracia, podamos hacernos pequeños ,para recibir tu grandeza d eternidad. Gracias mi Redentor y Salvador, te quiero, aunque soy consciente d no ser digna d Tí. Gracias Señor. Gracias madre Olga ,q Dios las siga bendiciendo y nos sigan abriendo este camino d Cristo, en esta tremenda selva d humanidad podrida. GRACIAS.

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