Mártires del Señor, bendecid al Señor

Ayer Dios nos hizo el regalo de poder asistir a la beatificación de los mártires de Nembra en la catedral de Oviedo. Fue un acontecimiento importante para esta Iglesia diocesana de Asturias y nos alegramos mucho de hacernos presentes y poder participar. wp-1475992347966.jpgDurante toda la ceremonia estuvimos bajo el altar dedicado a Santa Teresa ¿qué lugar había mejor para nosotras? Y al final pudimos venerar las reliquias de los nuevos beatos y saludar al hijo de uno de ellos… todo emotivo e impresionante, pero lo que más pesa en mi corazón y quiero compartir son otras cosas…

Para mí, que estoy llamada a dar testimonio del amor de Jesús, el martirio es siempre un referente y un motivo de revisión de mi propia vida. Me impresiona -aparte de la crueldad con que fueron martirizados- la serenidad y la entereza de estos hombres de Dios. Nembra es un pueblo de Asturias y allí vivieron y murieron nuestros mártires: un sacerdote diocesano y tres laicos, dos de ellos padres de familia. ¡Qué bonito! ¡Qué grande ser llamados, por vocación bautismal, al supremo testimonio!

Me impresiona muchísimo la fecha del 21 de octubre en la vida del Beato Segundo Alonso. Fue la fecha de su martirio y la fecha en que ha quedado establecida la memoria litúrgica de los nuevos beatos, pero a mí me hace estremecer que el Beato Segundo murió en la misma Iglesia y junto al mismo sacerdote que lo había casado -Don Genaro, el Beato Genaro- el día que se cumplían 25 años exactos de su boda con María, la madre de sus doce hijos. Entre aquellos dos 21 de octubre, tan diferentes en lo exterior, habían transcurrido veinticinco años de vida cristiana coherente y verdadera, santificando la vida en el estado a que había sido llamado. El martirio fue, simplemente, la consecuencia de esa vida llevada hasta al extremo, la coherencia llegando hasta sus últimas consecuencias.

Me sacude y me conmueve considerar wp-1475992567069.jpgcómo habían cambido las circunstancias de aquel 21 de octubre de 1911, cuando se casó con María enamorado e ilusionado y comenzando una vida nueva llena de promesas y horizontes amplios, y aquel 21 de octubre de 1936, día de su muerte en medio de una crueldad espeluznante y sin sentido y sin más horizontes que la tumba que les obligaron a cavar para sí mismos. Pensándolo despacio y friamente… ¡qué desastre! En la misma iglesia en que celebró su matrimonio… ahora era masacrado… y el sacerdote que tanto querían y que le casó… ahora era sacrificado con ellos… Humanamente hablando era el fracaso y el sinsentido más grande; lo que pedía el buensentido era intentar salvarse, huir… lo que fuera necesario y volver a su casa a ocuparse de sus siete hijos vivos… pero el Beato Segundo ni se lo plantea: era el día de otra boda. Bodas eternas con el Señor, bodas de cuerpo entregado y sangre derramada, como Jesús en la Eucaristía, y él -que durante tantos años fue adorador nocturno- aceptó sereno el martirio, consciente de la gracia inmensa de poder dar ese supremo testimonio de amor a Cristo y a la Iglesia. Aparentemente era un desastre y un fracaso, pero la realidad es que fue el mejor y más grande aniversario de boda que Segundo pwp-1475992510573.jpgudo celebrar en la misma iglesia en que se casó, las mejores Bodas de Plata… el martirio le reunió de nuevo en el Cielo con su esposa y madre de sus hijos, María, que había muerto previamente.

Y hablando del Cielo… esta es la otra impresión grande que llevo dentro: el testimonio de fe y de perdón de la madre del Beato Antonio. El Beato Antonio González Alonso tenía 24 años cuando fue detenido y matirizado en 1936. Nos dicen los testigos que, cuando fue detenido y pasaba por delante de su casa camino de Sama de Langreo, al ver a su madre gritó: «¡Adiós, madre, hasta el Cielo!» Fueron las últimas palabras que su madre le escuchó decir: una cita para el Cielo. Tiempo después, concluída la guerra, cuando a la madre de Antonio le dijeron que habían detenido a los que martirizaron cruelmente a su hijo (prefiero no detallar el sadismo con que se ensañaron con este pobre muchacho) y le preguntaron qué quería que hicieran con ellos, la respuesta es impresionante:«Quiero verme con ellos y con mi Antonio en el Cielo»

¡Ojalá yo tenga la capacidad de vivir todos los acontecimientos de mi vida con esa perspectiva de la eternidad delante! ¡Ojalá se aasí de grande mi corazón para desterrar el rencor y ser generosa en mi perdón! Grande el Beato Antonio, pero grande aquella madre que -como la Virgen- vivió el martirio del propio hijo de manera incruenta en lo hondo del corazón y perdonó generosamente, deseando a quien la había herido tanto el mejor regalo: el Cielo.

2 comentarios en “Mártires del Señor, bendecid al Señor

  1. ¡ Hermoso testimonio , Madre !, en verdad » el martirio es un referente y un motivo de revisión de la propia vida » como usted tan bien así lo expresa…..
    Me recuerdo que hace años atrás me tocó vivir una situación realmente límite, quizás no tan extrema, pero traumante de todas formas, habíamos asistido a la Santa Misa que celebraba el Santo Padre, Juan Pablo segundo, en Santiago de Chile, ( año 1987 ) en donde él estaba beatificando una monja carmelita chilena, sor Teresa de los Andes, y de pronto en plena Santa Misa irrumpe una multitud armada con elementos contundentes golpeando y destrozando todo a su paso…. vivimos momentos de terror, el Santo Padre tuvo que parar la celebración y quedó sumido en oración sobre el altar, teníamos pánico, temíamos por su integridad física, también por la nuestra ya que la policía enfrentó al grupo rebelde, y casi no podíamos ver entre las bombas lagrimógenas y la bullada revuelta….
    Una puede fácilmente sentir, experimentar en ese momento que la vida es como un soplo, y que en cualquier instante puede perderse a causa de la brutalidad de otras ovejas descarriadas, que no tienen respeto por si mismos ni por los demás.
    Pensé muy, muy adentro en mi corazón aquel día : si aquí me muriera ahora; estoy en Misa, cerca del Santo Padre, recibiendo a Jesús, compenetrada en la oración, ¡ que más puedo pedir !,.. sentí como Dios le permite a una probar su propia resistencia en la entrega al amor, no quise huir, pues la gente arrancaba despavorida. ¡¡ No dejábamos de experimentar terror !!.
    Pude darme cuenta con mucha más claridad del valor que deben haber tenido los mártires de la Iglesia Católica que celebramos en la Liturgia, tiene que haber sido ¡¡¡ muy, muy grande su amor y su entrega incondicional a Dios !!!
    Dios nos pone todos estos hermosos ejemplos, y a veces nos hace experimentar en algún grado el riego como reclamando nuestro amor para El, o quizás poniéndonos en diversas situaciones para que una misma pueda probar que tan grande es el amor por El.
    Aún me parece oír, resuena en mis oídos vivamente el grito del Santo Padre ¡¡ El Amor es más fuerte !!.

    Gracias Madre mía, por compartirnos experiencias tan maravillosas, ¡ que Dios la bendiga !

    Un abrazo inmenso
    Eliana

  2. Gracias madre Olga
    No se hace idea lo que me ayudan sus textos en la oración
    Lo necesito tanto
    🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻
    Necesito mucho sus oraciones

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