¡No tengais miedo!

 

Estamos a punto de concluir el año 2015 y antes de rezar con mis hermanas el Miserere con verdadero espíritu de contrición -por los pecados nuestros y los del mundo entero- creo que tenemos que ser conscientes del privilegio que es tener fe, un corazón samaritano, y poder comenzar el año  -en mi caso- en el monasterio en silencio, en paz, en la presencia del Santísimo Sacramento, formando comunidad… Frente a todas esas personas que acaban y empiezan el año en medio del alcohol, el sexo, las droga… y todo tipo de excesos.

Pero hay algo que quiero decir, que debemos tener muy en cuenta como propósito para el nuevo año que va a comenzar: un consejo no sólo «para monjas», sino para todo bautizado: me acuerdo de Juan Pablo II cuando él decía: “No tengáis miedo”. No tengamos miedo a amar. ¿Por qué tenemos miedo a amar? Porque el amor nos hace pequeños, pobres, vulnerables… La Madre Teresa de Calcuta decía que tenemos que amar hasta que nos duela. Efectivamente, el amor -si es verdadero- implica una oblación, un despojo de nosotros mismos.

Tenemos en nuestra capilla, ante nuestros ojos en esta Navidad, el Santísimo Sacramento, el Sagrado Corazón y el Niño Jesús, tres manifestaciones diferentes de una misma realidad: que Él no ha tenido miedo a hacerse pobre y pequeño para podernos amar. El amor le ha hecho vulnerable más que a nadie. Cuando salió del seno del Padre -donde vivía inmutable y feliz- lo hizo solamente por amor, y lo hizo bajo la apariencia de un niño recién nacido. No hay ser más indefenso, frágil, pequeño, que un recién nacido y… ¡Él lo eligió por Amor! EL amor le hizo abajarse, hacerse vulnerable, pequeño, pobre…

Nació de una mujer y se hizo dependiente de ella en todo y de todo: sintió hambre, frío… No tuvo miedo a amarnos. Y -como dice San Juan- cuando llegó la hora de padecer “nos amó hasta el extremo”. Y para estar con nosotros eligió el abajamiento: en un pedazo de oblea y ¡ahí se quiso quedar! y lo hizo por Amor.OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Si hubiera calculado –como calculamos nosotros- todo el sufrimiento, los desprecios, las barbaridades… que se comenten contra El en el Santísimo Sacramento, probablemente la Eucaristía no existiría en la Iglesia; pero no calculó, sino que lleva veintiún siglos así, en esta pobreza, a merced de lo que queramos hacer de Él… Y nos está amando porque en cada sagrada Forma está Vivo, con un Corazón palpitante que está anhelando nuestro amor, nuestra entrega… que nos está esperando siempre, sin dejar de amarnos. EL amor le ha hecho a El más vulnerable que a nosotros y en veintiún siglos de vida eucarística… ¡cuantos olvidos! ¡cuántas soledades…! ¡Y El siempre amando, siempre olvidado de Sí!

San Pablo dice: “olvidando su condición, se hizo esclavo, pasando por uno de tantos”, ninguno de nosotros hemos llegado al abajamiento de la Eucaristía, por eso… ¡No tengamos miedo a amar! No tengamos miedo a olvidarnos de nosotros mismos y a amar a nuestros hermanos con amor oblativo, con cariño, con alegría… Ese es el mejor negocio que podemos hacer en la vida -todo lo demás es pérdida- es fuente de felicidad. La vida es un don que solo sirve para amar, para entregarse. Si nos encerramos en nosotros mismos con el fín de no sufrir, el sufrimiento será infinitamente mayor y hay que añadir la soledad en que se encuentra la persona egoísta y que encima es un sufrimiento vano, vacío, sin Jesús.

En el convento siempre terminamos el año rezando el Miserere con verdadera contrición. Con el Miserere estamos pidiendo perdón a nuestro Padre: somos hijas de Dios. Perdón por las faltas cometidas y por la omisión de todo bien que hubiéramos podido hacer y dejamos de hacer por egoísmo; al mismo tiempo pidiendo perdón por los pecados del mundo, lanzándonos sin miedo a los brazos del Corazón de Jesús.

Y comencemos el nuevo año alabando a Dios y dándole gracias por tantos dones que hemos recibido y por otro año que nos concede de vida para acercarnos más a ÉL. Que este año 2016, sea  un año de Gracia en el que crezcamos como personas, como cristianos, como comunidad samaritana. En el monasterio solemos rezar el Te Deum: pidamos que sea un año de Gracia, que Jesús sea nuestro centro, nuestra morada, nuestro Todo. Que crezcamos de verdad en santidad y en número todos los que formamos el Carmelo Samaritano: un grupito pequeño y pobre de almas fieles, enamoradas de su Corazón.

 

 

 

3 comentarios en “¡No tengais miedo!

  1. Cuántas bellas cosas pasan a lp largo de un año.Algunas no tan buenas,llenas quizá de angustias profundas,sufrimientos duros lágrimas callada, sonrisas apagadas…..pero en estos 365 días hemos aprendido a saltar las barreras del dolor, de los celos o nos hemos quedado tras el muro de las penas,la soberbia y los rencores porque no hemos sido capaces de saltar con ímpetu pues mucha veces la voluntad lo ha intentado pero el miedo se interpuso en el camino y nos frenó en la corrida.
    A qué ésta palabra en nuestra vida? Si en sí encierra el no dejarnos avanzar,vivir de la inseguridad que nos acecha en cada esquina de la vida. Queremos que esto sea así en cada circunstancia? Noo!!! Si no dejamos que Él sea parte de nuestra vida,si no le abrimos las puertas de.par en par, nosotros nada lograremos porque solos no podemos.
    Como decía mi gran amigo Juan Pablo 2: NO tengáis miedo de abrir de par en par las puertas a Cristo.
    Espera impaciente para que le amemos y para amarnos con locura.
    Gracias Madre Olga María del Redentor por hacernos reflexionar ante la mirada amorosa del Amor de los Amores!

  2. Es precioso el texto muchísimas gracias Madre Olga, ojala estuviera allí rezando, y alabando a Dios en el cambio de de año. Es estar en el cielo, y aquí fuera del convento es estar en el infierno, la gente se incha, a cenar, y después de las uvas se desmadran, y yo me pregunto que sentido tiene eso para un cristiano?? Para mí no tiene ningún sentido. Solo tiene sentido el estar con Dios bendiciendolo, y alabándolo cómo las monjas,

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