¡Necesito tocar tu Corazón Resucitado!

 

¡Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti! ¡Que nada ni nadie pueda jamás separarme ni un milímetro de tu amor, de tu vida, de tu gracia! ¡Enséñame! ¡Enséñame a amar y amarte!

Y cuando en mi vida haya oscuridad, haya temor, haya dudas… ¡enséñame a confiar!, ¡enséñame a no dudar!, ¡enséñame a creer! Y si las dudas son tan fuertes… si la incertidumbre es tan intensa… que el miedo parece que me vence… ¡ven a mí, Señor! IMG-20140123-WA0027Acércate a mí, como te acercaste a aquellos discípulos tuyos, encerrados en el Cenáculo y muertos de miedo, y regálame tu paz. ¡Regálame la paz profunda de tu Resurrección! ¡Ven a mí! Hazte presente a mí y háblame en lo profundo del corazón y dime: “Paz para ti. La paz contigo.” ¡Dame tu paz! ¡Sosiega mi corazón! ¡Seréname, Jesús, cálmame!

Y después… ¡vénceme! ¡Vénceme con la fuerza y la certeza de tu Resurrección! Sana mi ceguera, mi falta de confianza y mi incredulidad mostrándote a mí. ¡Irrumpe en mi vida!, ¡hazte el encontradizo!, ¡sal a mí encuentro!

Y ante mis dudas… ¡mándame tocarte! Enséñame tus llagas gloriosas, que son el sello con el que me demuestras hasta dónde me has amado y… ¡mándame acercarme a Ti! Necesito no sólo mirarte, sino tocarte; porque al contacto Contigo y con los signos de tu Pasión de Amor por mí, mi incredulidad será sanada, será curada del todo, será redimida… y -como Tomás- proclamaré que Tú eres mi Dios, que Tú eres mi Señor.

Jesús, hoy te pido para mí y para todos los que caminamos vacilantes y frágiles buscándote, la gracia  de palpar en Ti el amor…, de palpar en tus llagas la Vida…, de palpar en tu Corazón la gloria de la Resurrección.

¡Llámame! ¡Mándame con fuerza ir a Ti! Llámame como a Pedro en aquella noche de tempestad, cuando Tú le decías “no temas, soy yo”, y también se lo decías a los discípulos en el Cenáculo: “No temáis no soy un fantasma. ¡Soy yo!”… Ahora te digo, como Pedro en aquella noche de tormenta: “Jesús, si eres Tú, mándame ir a Ti sobre las aguas, sobre el oleaje, sobre el viento adverso, sin importarme la tempestad. Si eres Tú, ¡mándame ir a Ti!… Sí:mándame ir a Ti, ¡mándame ir y mándame tocar!”

Soy muy pobre y me cuesta creer… Necesito tocar, ver, gustar, oír… Necesito signos, y Tú hiciste muchos signos, Jesús, The shining, holy crosspara ayudar la a fe de los pobres, de los débiles y vacilantes… ¡Yo soy de esos pobres! ¡Yo soy de esos débiles! ¡Yo soy de estos que muchas veces vacilan! Por eso necesito signos, necesito que te descubras a mi pobreza, que te muestres a mí… ¡y que me mandes tocarte!

Muéstrame las llagas de tus Manos, las llagas de tus Pies, la herida de tu Costado y… toma mi mano pobre, dudosa, vacilante… e introdúcela en tu Costado. Introdúcela hasta que tropiece con el amor que late, con tu Corazón resucitado y glorioso… Y, a través de este contacto, ¡resucítame a mí también! ¡Sácame de esta muerte que es mi incredulidad, mi desconfianza, mi falta de fe! ¡Déjame tocar tu Corazón y palpar en él el amor que redime, el amor que salva, el amor que me saca de la incredulidad que es muerte, y me lleva a la gloria de la Resurrección!

¡Necesito tocarte! ¡Necesito tocar tu Corazón… y tocar tu amor latiendo! Necesito tocar ese Corazón Resucitado para no volver a dudar y comprender que de verdad tu amor ha vencido; ha vencido a la muerte y vence también mi miedo.

Proclamar y cantar que de verdad Tú eres mi Dios y mi Señor: “¡Señor mío y Dios mío!” ¡Mi amor, el Amor de mi alma! Aquel que me ha robado el corazón… Aquel que me ha enamorado y me ha hecho perder la razón… ¡¡Aquel que es mi Todo!!“¡Señor mío y Dios mío!”

 

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