La Vulnerata

Hoy, Domingo de Ramos, subimos con Jesús a Jerusalén; nos adentramos en unas jornadas intensas en que nuestra vocación de Samaritanas toca sus cotas más altas porque son los días de acompañar y consolar a Jesús especialmente. Solas no podemos, somos demasiado pequeñas, por eso la Virgen es siempre nuestro referente. Y hace dos días recibimos una gracia muy hermosa al ser conducidas por Jesús a ver a su Madre en la Iglesia del Real Colegio de San Albano de «los Ingleses» aquí en Valladolid.

La visita tampoco fue planeada con gran antelación y para nada estudiada o ensayada: como todas las cosas grandes y buenas que nos suceden, fue prácticamente improvisada en veinticuatro horas. Y fué un regalo, una bendición de Dios, un encuentro precioso con la Virgen que nos ha marcado profundamente.

wp-1458381961359.jpgDesde que he regresado no se me va de la cabeza aquel rostro roto a hachazos que, entre sus heridas -y a pesar de ellas- nos sigue mirando con profunda ternura maternal, porque una madre nunca deja de mirar con amor…. y lo hace con particular amor y preocupación al hijo que la ha herido.

En mi interior resuena una y otra vez la canción «Como mi Madre»… Amame, cuidame, abrázame, adórame, consuélame… como mi Madre… Y mirando a la Virgen siento que Jesús me dice:  «¿te atreverás a dar la cara por mí como Ella, hasta quedar desfigurada?» ¿seré capaz de dar la cara por Jesús hasta que, literalmente, me partan la cara y -como hace Ella- seguir mirando con esa ternura y esa bondad a los que hayan destrozado mi rostro? ¿seré capaz de aprender a amar y perdonar así? Yo sola no, por supuesto… pero de la mano de Ella espero que sí.

¿De la mano de Ella? ¿De la mano de la Vulnerata? Está complicado… ¡la Vulnerata no tiene manos! Cuando la profanaron le cortaron la manos y los antebrazos y le arrancaron lo que Ella mas amaba… le arrancaron a Jesús de su regazo.

La Virgen herida y despojada, la vulnerada, la destrozada, la Vulnerata… Sin Niño, sin brazos, casi sin rostro… está configurada con el Varón de Dolores del que nos habla el Profeta Isaías en su capítulo 53: «Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.»

La Vulnerata está despojada: no tiene manos… ¿como ir con Ella de la mano? La han mutilado y no tiene brazos… entonces… ¿Cómo sentirnos acunados en su regazo si no tiene brazos? Su regazo es más íntimo, más interior y más seguro, es el regazo en el que lleva a Jesús, que también se lo han arrebatado. La han despojado de su capacidad de abrazar, pero sólo en apariencia, porque la realidad es que Ella abraza con la mirada y con todo el ser. Toda Ella se ha hecho regazo. Su amor es infinitamente mayor que sus heridas y sus mutilaciones. ¿Cómo vivo yo mis heridas? Evidentemente son mucho menores que las de la Vulnerata y mi manera de reaccionar y de integrarlas en mi vida… ¿las utilizo como careta y justificación de mi egoísmo y mi falta de generosidad? Hoy le pido para mí y todas mis hermanas la gracia de hacer de mis heridillas un trampolín para amar y entregarme más con el corazón, como Ella, y no caer nunca en el victimismo y en las excusas facilonas para camuflar mi falta de entrega.

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Pequeña imagen, réplica de la Vulnerata,  que nos regalaron el 18 de marzo los Ingleses y que está en nuestro coro junto al sagrario.

La Vulnerata lleva a Jesús entronizado en su Corazón de Madre, que es el trono en el que Jesús se siente más feliz y verdaderamente es Rey… Si en alguien reina Dios es en el Corazón de la Virgen, la llena de Gracia, la llena de Dios. Ella es su trono más preciado. Y ese Corazón es regazo y hogar para nosotros también y en él nos recoge y nos guarda.

Y esas manos que no están… ¿cómo no percibir en la mirada de la Vulnerata, cuando miraba a las Samaritanas, su petición? ¿quereis ser madres dolorosas conmigo de hijos doloridos y desorientados y perdidos? ¿quereis vivir vuestra llamada a «ser muy madres» como la vivo yo, aunque os corten las manos y exteriormente os «roben» a Jesús? ¿quereis ayudarme? ¿quereis vivir llevando a Jesús en la interioridad de vuestros corazones para darlo? De ahí nunca nadie os lo podrá arrebatar. Entronizadlo en vuestras almas y que sea de verdad vuestro Rey. Por mucho que os «mutilen»… de ahí nadie lo podrá arrancar si vosotras no quereis… ¿Quereis ser mis manos para acariciar, para sanar, para curar, para agarrar al que vacila…? ¡¡Cuántas cosas nos dijo la Virgen…!! Cada hermana podría decir muchas cosas. Lo cierto es que todas nos hemos sentido tocadas y «marcadas» por Ella.

Como dijo el Rector en la breve homilía que pronunció durante las vísperas, la Vulnerata nos ha introducido en su casa y en su familia y así nos sentimos. Ella nos ha cuidado y en este Viernes de Dolores nos ha acogido porque resonaban en aquella capilla las palabras de Jesús: «Mujer: ahí tienes a tus hijas» e inmediatamente nosotras, que no tenemos casa, la «tomamos entre nuestras cosas» y Ella nos ha dado una casa, su casa, y unos hermanos: sus hijos del seminario de los Ingleses.

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Fue una bella y honda experiencia de Hogar y fraternidad. ¡Qué consolador y qué estímulo tan precioso saber que hay hombres escogidos por Dios que nos confían su vocación a nosotras, madres y hermanas de ellos, y a nuestro cuidado desde la oración! ¡Qué hermoso compromiso el que hemos adquirido y qué responsabilidad! ¡¡Qué bueno es Dios!! Qué consolador palpar a cada paso sus cuidados y sus mimos… ¡Gustad y ved qué bueno es el Señor!

 

3 comentarios en “La Vulnerata

  1. Qué sentimientos más profundos y hermosos han brotado del encuentro de las Carmelitas Samaritanas con la Virgen de la Vulnerata.
    Qué razón tienen, cuando dicen que todo lo que sucede en su vida es don, es gracia, es un regalo de Amor.
    En este encuentro con la Vulnerata , Jesús les presenta a su Madre, les entrega a su Madre y al mismo tiempo las entrega a ellas a su Madre !!
    Se avecinan tiempos de dolor y sufrimiento y Jesús quiere dejarlo todo bien atado, no quiere que su Madre sufra en soledad !!
    No quiere que sus hijas sufran despojadas de todo, y con ese Amor que le caracteriza, con ese cuidado esmerado y profundo que tiene para los que Él ama profundamente , las deja en mutua compañía , para que su Madre las consuele y ellas acompañen y consuelen a su Madre!!
    Nada queda desprotegido o fuera del alcance del gran amor de Jesús, ya lo dice el evangelio : que habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo !!
    La verdad, es que contemplar los acontecimientos que suceden en la vida de Las carmelitas Samaritanas es asomarse al interior del Corazon de Jesús y maravillarse del cuidado amoroso con que Él trata a sus criaturas !!
    Es un testimonio de su generosidad y su Amor sin límites para los que confían ciegamente en la misericordia de Dios!!
    Creo que las Samaritanas son un ejemplo vivo de Amor correspondido, de Amor en el Amado transformadas !! Como diría San Juan de la Cruz !!
    Sólo nos queda aprender de su ejemplo, ponernos bajo la mirada de Amor inmenso y tierno de la Vulnerata , dejarnos acunar por Ella, dejarnos mirar por Ella a través de sus heridas y decirla que nosotros también queremos consolarla y acompañarla en esta Semana Santa de la Pasión de Jesús que va a comenzar !!

  2. Gracias por compartirnos tan hermosa anécdota y experiencia… Dios las colme de bendiciones, son un gran apoyo para mi crecimiento vocacional hacia el Carmelo… Saludos!! Oax.-Mex.

  3. Querida Madre Olga ,¡ impresionante la imágen de la Santísima Virgen !, gracias por mostrarnosla, que bien hace a mi alma el observar su rostro desfigurado, por cuanto me lleva a hacer un exámen de conciencia profundo, si bien una piensa ¿ quién ha sido ese desalmado y cruel ? ¿ quién puede atreverse a dañar la imágen bendita de nuestra Madre ? ,… y quizás cuántas veces inconcientemente también la hemos dañado con nuestras faltas a nuestras promesas, que pueden herirla mucho más por cuanto somos sus hijas.
    Quiero caminar con esta imágen, y recordarme a mí misma cada una de las palabras que usted ha expresado en esta reflexión, y que han calado en lo más profundo de mi corazón.
    Gracias, Madre….. muchas gracias.

    M.Eliana

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