Soledad en compañía

¿Qué es esto? Parece un trabalenguas. Pues eso, una cosa muy teresiana: soledad en compañía.

Santa Teresa trata, en primera instancia, de revitalizar el carisma contemplativo del Carmelo, que ella conoce bien, y estaba a medio gas. Entonces ella intenta revitalizarlo. Y entiende que esa nueva savia difícilmente puede circular en las estructuras comunitarias de la Encarnación. Ella ve que aquello que el Carmelo originario es -o debe de ser- en la situación del Monasterio de la Encarnación, no es viable, no se puede conseguir, es muy difícil. De ahIMG-20191031-WA0205.jpgí surge la idea de una comunidad unida e identificada con el ideal primitivo.

En esas coordenadas se sitúa por un lado la valoración de la soledad y, por otro, las oportunidades de relación. Porque en esto, Santa Teresa crea un equilibrio difícil pero lo logra: ni es todo soledad, ni es todo relación. En la vida del Carmelo Teresiano, hay ese equilibrio entre los momentos de soledad y los momentos de relación, de compartir.

Santa Teresa es mujer de muchísimos contrastes: soledad y relación, silencio y palabra y ahora soledad en compañía.

Ella busca esos momentos de relación no solo a través de los actos litúrgicos sino también en el diálogo espiritual privado y en las recreaciones, en las que todas juntas pueden hablar lo que más gusto les diere. La armonía de esta vida comunitaria reside en el equilibrio entre el silencio contemplativo bajo la Palabra de Dios -que es el núcleo central de la regla del Carmelo- y los momentos de compartir espíritu y vida, liturgia y fiesta.

Una de las frases célebres de Santa Teresa y única y singularísima es: “mientras más santas, más conversables con las hermanas” (Camino 41, 6). Todo ello condimentado con la alegría, que es un elemento típico de las comunidades teresianas.

Otra característica típica e importante: un grupo pequeño. La Madre Teresa hace un cálculo muy preciso del número desde el primer esbozo de la comunidad. El número entra como dato importante dentro del modelo de comunidad que ella ha ideado para el Carmelo.

Huye de la “comunidad masa” como la experimentaba en la Encarnación: “Porque esto tengo por muchos pareceres sabido y visto por espiriencia, que para llevar el espíritu que se lleva y vivir de limosna, no se sufre más” (Vida 36, 29); “porque adonde hay pocas, hay más conformidad y quietud” (Fundaciones 2, 1). ¡Eso es de cajón, de sentido común! No es lo mismo ponerse de acuerdo 5, que 25, que 135. Cuanta más gente, menos quietud y más dIMG-20191023-WA0043.jpgifícil llegar a la conformidad. Eso es evidente.

Otra característica: ella quiere que ese grupo -además de pequeño- sea selecto. Santa Teresa fue muy selectiva, fue muy exigente en esto. En esto., es… – ¡No! la palabra ser “exigente” iba a decir que es ser inflexible. ¡No, no, no! La palabra es “¡exigente!” Ella es realista y no quiere volver a tropezar en las mismas piedras, no quiere volver a cometer los mismos errores, no quiere volver a lo de la Encarnación porque para eso ella ya lo tenía en la Encarnación y se hubiera quedado allí -¿no?- Entonces lo que hace es precisar las cosas.

De hecho, escribe una carta a Doña María de Mendoza, el 7 de marzo de 1572. Doña María de Mendoza era muy amiga de la Santa, era hermana del Obispo de Ávila, D. Álvaro de Mendoza, bajo el que quedó la fundación de San José de Ávila, bajo su jurisdicción quedó, y se hizo muy amiga de la Santa. Y le escribe a Doña María de Mendoza: “Donde son tan pocas, de razón habían que ser escogidas” Esto es porque le querían meter un gol por toda la escuadra, le querían meter de monja una que no… ¡que no! Y la Santa le dice que no, que no ve que aquella persona sea llamada a la vida que hacían las Descalzas y le da esa contestación: “Donde son tan pocas, de razón habían que ser escogidas.” Y dice: “que sean personas de oración y para nuestro modo -nuestro modo es como nuestro estilo– no importa que no tengan miles de fortuna si los tiene de virtudes”.

Las cualidades que reflejan mayor sensibilidad para su época serían las referentes al talento o al buen entendimiento (de esto habla mucho en el Camino, capítulo 14) y al equilibrio psíquico para convivir (Fundaciones 7, que es ¡interesantísimo!)

Está también muy alerta frente a las presiones del exterior y a ayudar a la candidata a que haga una opción desde la libertad (Camino 13, 7).tempFileForShare_20191026-093525.jpg Pues eso, que no presione nadie, como le dijo a Doña María de Mendoza, porque ella sabía -y lo había vivido también en la Encarnación- la cantidad de condicionamientos a los que se veían sujetas las monjas a veces a la hora de tomar ciertas decisiones, y decisiones vitales como era aceptar una candidata o no. Y entonces -ante eso- siempre se resiste. Ella pelea como un jabato por salvaguardar la libertad de las monjas: que nos dejen decidir lo que tenemos que decidir nosotras, sin interferencias exteriores, de nadie, ni de gente adinerada, ni de obispos, ni de familiares, ni de nadie…

La idea base sería que aún contando con la fragilidad humana, una comunidad pudiera mantenerse unida y en crecimiento en la medida en que sea lúcida para admitir en su seno sólo aquellos miembros que puedan adherirse a todo su ideal. Esto es de un sentido común impresionante.

Repito la frase: una comunidad pudiera mantenerse unida y en crecimiento en la medida en que sea lúcida para admitir en su seno solo aquellos miembros que puedan adherirse a todo su ideal. Esto es importantísimo y de sentido común. Tú no debes admitir en la comunidad una persona que no sea capaz de vivir esto que hay que vivir, porque se va desvirtuando, se va aguando el vino… ¿Quién tiene que estar aquí? La que sea llamada a vivir esto y quiera vivirlo y si no… -ella lo dice en el Camino de Perfección- que se marchen. Tranquilamente las invita a marcharse, pero con toda paz. Ella no tiene ningún problema.

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Y si se ha colado alguna, dice igual a la Priora que la eche, o sea: que da igual. Si se nos ha colado… Primero que no se cuelen y que se marchen: las invita muy educadamente, que mejor se vayan, que en fin… Y si alguien se nos ha colado, por un descuido, que la envíen a otro Monasterio que ya se lo proveerá Dios con que dotarla para que la quieran en otro sitio. Pero que aquí solamente estén las que tiene que estar, convencidas de lo que estamos haciendo aquí. Esto es de una rectitud y de un sentido común impresionante y si no… pues ¡buen viaje y sea usted feliz! y déjanos vivir felices a las que quedamos aquí, ¿no?

Esto no es dureza. ¡Es vivir el Evangelio con sencillez, con realismo, con honestidad, con clarividencia! Si no estás aquí para hacer lo que hay que hacer aquí… pues ¡vete! Si no es obligatorio estar aquí… Si estás, es porque quieres estar, convencida de que quieres vivir esa vida y entonces vas a “echar el resto”, vas a poner alma, vida y corazón por vivir esta vida. Y si no estás en esa disposición… pues estás haciendo mal estando aquí.

3 comentarios en “Soledad en compañía

  1. Buenas tardes madre olga. Espero se encuentre bien.La leo y viene a mi mente el grupo en el que estoy coro parroquial en donde todos queremos ser importantes y ala vez nadie nos queremos comprometer de verdad. Pocos pero siguiendo el evangelio. Que hermosas palabras .Aunque aveces incomodan pues suenan a soberbia. Dios conoce nuestros corazones a el no lo engañamos. Saludos desde la Ciudad de Mexico.
    El dom., 3 de noviembre de 2019 12:41 AM, Grita al mundo escribió:
    > Madre Olga María posted: “¿Qué es esto? Parece un trabalenguas. Pues eso, > una cosa muy teresiana: soledad en compañía. Santa Teresa trata, en primera > instancia, de revitalizar el carisma contemplativo del Carmelo, que ella > conoce bien, y estaba a medio gas. Entonces ella intenta r” >

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