Rasgos de la comunidad teresiana

Al mismo tiempo que empieza a vivir, ella va perfilando la nueva legislación, una legislación nueva para una comunidad de nuevo cuño. Al principio fueron unas breves normas redactadas por la Madre Teresa. En el transcurso de los cinco primeros años, termina la redacción de las Constituciones; en 1567 las da por concluidas. Son fruto de sus propias intuiciones, de las experiencias vividas y de la vida misma. Reciben aprobación del mismo General de la Orden en 1567. Se trata de un libro breve –es una de las obras menores de la Santa– con una fuerte impronta teresiana y escrito con aliento espiritual. Hay que decir que el apartado de culpas y penas no es de su pluma -se lo añadieron después- fue un añadido que pusieron. Hay otros escritos teresianos, IMG-20191020-WA0005.jpgsobre todo el Camino de Perfección -escrito a petición de las monjas- que ayudan a completar el diseño del perfil de la Comunidad Teresiana. Por un lado, estaban las Constituciones, pero lo que de verdad imprime el carácter, el estilo, lo que tiene que ser la Comunidad -yo ya lo he dicho muchas veces pero lo repito- está reflejado en el Camino de Perfección, que es como el complemento, el desarrollo, de las Constituciones.

¿Cuáles son las líneas básicas de esta nueva Comunidad? En aquella famosa velada a la que ya nos referimos ayer, con el grupo de amigas en la Encarnación -en la celda de la Santa en la Encarnación- que ella nos cuenta en Vida 32, 10, surgen las líneas elementares de la posible fundación. La documentación que se conserva revela cuales fueron los comentarios: “en la Encarnación hay demasiada gente, la casa es muy grande, el ambiente es poco recogido y de mucho ruido, falta un clima de paz y de sosiego. Hagamos por lo tanto un monasterio pequeño y de pocas monjas.” Esa es la conclusión a que se llegó en  aquella famosa reunión.

Este “monasterio pequeño y de pocas monjas” será el nuevo enmarque donde vivir dos valores primordiales que ella descubre como propios en el Carmelo: contemplación y hermandad. Los dos en armoniosa integración.

Al primero, a la contemplación, la Santa Madre lo llamará “tesoro y preciosa margarita” al evocar con mucha nostalgia los orígenes eremíticos del Carmelo: “de esta casta venimos” (5M 1, 2). Y los une en una clara afirmación: “el estilo que pretendemos llevar es no solo de monjas sino de ermitañas” (C 13, 6). Que lo había plasmado en dos elementos básicos para la contemplación: la clausura en las celdas, dejando totalmente fuera del plan trazado la sala de labor.

Otro rasgo importante que define a la comunidad teresiana es “el estilo de hermandad”; es una expresión clásica de la Santa: una hermandad fraterna que no se expresa solo en la seriedad de actos comunes o momentos corales. Eso es lo que trata ella de explicarle a San Juan de la Cruz, recién conquistado para la causa, cuando se lo trae a la fundación de Valladolid en 1568. Ella quiere –esto es importante– que él sea testigo de la “manera de proceder y del estilo –el famoso estilo de que ya estuvimos viendo, ¿no?– de hermandad y recreación que tenemos juntas, que todo es con tanta moderación que solo sirve para entender allí las faltas IMG-20191024-WA0048.jpgde las hermanas y tomar un poco de alivio.” (Fundaciones 13, 5).

Este párrafo hay que explicarlo porque es uno de los peores entendidos de la Santa y da lugar a muchísima confusión. Lo repito. Dice: “El estilo de hermandad y recreación que tenemos juntas que todo es con tanta moderación que solo nos sirve para entender allí las faltas de las hermanas y tomar un poco de alivio”. Esto si no se explica bien y se entiende al revés… es caótico.

Cuando ella habla aquí de “las faltas de las hermanas” no son los defectos y las faltas que cometen las hermanas; sino que cuando habla de “las faltas de las hermanas” es lo que les hace falta a las hermanas, las necesidades que tienen las hermanas. Ese es el sentido, si no el texto da lugar a un lío y no se entiende.

“… El estilo de hermandad y recreación que tenemos juntas”. Eso es fácil de comprender. El modo que tenemos de tratarnos entre nosotras y de proceder y de estar, ¿no?

“… que todo es con tanta moderación…” Tampoco creo que necesita mucha explicación.

“…que solo sirve para entender allí las faltas de las hermanas” Este es el lío: no es que sirve para que nos enteremos las unas de las cosas que hacemos mal las otras, que es lo que parece que se dice, ¿no? “las faltas de las hermanas”. Sino que sirve para entender las necesidades que tengan las hermanas: una tiene necesidad de expresarse, otra tiene necesidad de cariño, otra tiene necesidad de decir algo, otra tiene necesidad de escuchar a otra, otra tiene necesidad… “Las faltas de las hermanas” son las cosas que les hacen falta a las hermanas, no las cosas que las hermanas hacen mal que es lo que entendemos por una falta, ¿no?

“…y tomar un poco de alivio” Y tratar de aliviar esas necesidades de las hermanas. Cuando habla de las faltas de las hermanas se refiere sobre todo a las necesidades psicológicas y afectivas que podamos tener en la relación de unas con otras: vernos, hablarnos, tratarnos…  O sea: la necesidad de estar con alguien, de sentirnos arropadas, de sentirnos cuidadas, de sentir que tenemos familia, que no estamos solas… a eso se refiere.

Digo todo esto porque este párrafo de Fundaciones 13, 5 da lugar a interpretaciones muy retorcidas y muy raras por las expresiones de la Santa.

Lo que aquí se describe es la recreación comunitaria, el modo de vivir la recreación. Respecto al sentido de la frase “entender las faltas” las interpretaciones a lo largo del tiempo han sido varias. En este contexto, la palabra “faltas” no se traduciría como fallos o culpas sino como carencias y necesidades de las hermanas” (Padre Tomás Álvarez OCD, tempFileForShare_20191021-142706.jpgEstudios Teresianos).

Con esta interpretación, la recreación comunitaria al estilo teresiano toma distancia de la corrección y se define como un tiempo de distensión, de alivio y de buen humor: la Santa era una mujer cargada de muchísimo buen humor.

Esta comunidad se forma haciendo converger felizmente las normas y las realidades, y se completaría con otras características que recogemos aquí, en síntesis:

  • Una comunidad de “gente escogida” -la Santa tuvo mucho cuidado de escoger candidatas y miembros para la comunidad- (Constituciones 21), “ocupadas en oración por la Iglesia” (Camino de Perfección 3, 1-2) en pobreza, sin rentas, en trabajo y austeridad de vida.
  • Una comunidad en la que todas sean iguales en derechos, sin títulos, ni diferencias, ni clases.
  • Una comunidad sin la exigencia de la “dote”, que en el siglo XVI era imprescindible en todos los monasterios.
  • Una comunidad con sólida formación. De hecho, ella pide que las monjas sepan leer, es la única cosa que exige. No exige dote pero pide que sepan leer y que -si no saben leer- aprendan antes de ir al convento porque quiere que lean. Para ella la lectura es importante no sólo porque recen el Oficio sino principalmente porque puedan leer. Ella lo dice: “diome la vida ser amiga de buenos libros” (Vida 3, 7). Entonces, para esa formación, es necesario que sepan leer, cosa que el 50% de las mujeres de su época no sabían hacer, eran analfabetas. Ella supo leer porque su madre le enseñó; su madre también sabía leer y quiso que sus hijas supieran leer. Y como ella sabe y en la Encarnación era así -que muchas monjas que no sabían leer– es uno de los requisitos que pone: saber leer. Lo ve como algo fundamental.
  • Una comunidad unida en un amor desprendido y oblativo de unas para otras; unida en la alegría y acción de gracias.
  • Una comunidad en la que se daría un gozoso clima de familia. Y el “clima de familia” es lo único que tengo que puntualizar, porque hay gente que lo idealiza: “un clima de familia”, “tiene que haber clima de familia”. Pues bien: el clima de familia supone que muchas veces no todo sea fácil ni llano –por lo menos en mi familia no siempre todo era fácil y llano- en una familia hay de todo: hay cercanía y hay confianza. Y entonces, eso significa que también puede haber en algún momento roces o desacuerdos. Cuando no hay confianza y no hay cercanía, tú no rozas con nadie: eres políticamente correcto y no tienes ningún problema con nadie, pero no hay clima de familia. El hecho de que haya clima de familia, significa que tiene que haber -si es una familia normal, claro, si es una familia que no se habla pues… hablamos de una familia normal- que tiene que haber a veces roce, o desencuentros, o desacuerdos… y no pasa nada. No tiene porque pasar nada porque una cosa es lo que sucede en la superficie y otra cosa es la unión, la comunión, en los corazones, que es lo que de verdad tiene importancia.

Todos estos rasgos que acabo de enumerar convergen hacia la plasmación de una pequeña comunidad orante y fraterna que son las dos características más sobresalientes del Carmelo teresiano femenino: la oración, el recogimiento, la contemplación y la vivencia de una fraternidad honda, profunda. De hecho, ella en el Camino -sobre todo me parece que es alrededor de los capítulos 13 a 14– cuando habla del amor de unas con otras, define cómo tiene que ser el amor fraterno de una hija suya, de una carmelita descalza y lo define con muchísimos pormenores.

Ella no quiere que el amor de unas con otras sea una IMG-20190807-WA0192.jpgmanipulación, una farsa, una búsqueda de nosotras mismas… porque entonces no sería amor; sería uno de tantos espejismos que hay y que a veces nos creemos que son amor, pero que en realidad son deformaciones del amor y un egoísmo disfrazado de muchas cosas que parecen buenas. Pero el egoísmo, evidentemente, nunca es bueno.

Como base firme donde asentar la paz interior y exterior en la nueva comunidad, ella va a lo de siempre: a las virtudes, virtudes prácticas y muy concretas. “Importa mucho entendamos lo muy mucho que nos da en guardarlas para tener la paz interior y exteriormente: la una es amor de unas con otras, la otra: desasimiento de todo lo creado y la otra, verdadera humildad, que aunque la digo a la postre las abraza a todas” (Camino 4, 4). Estos son los rasgos que ella traza para la vida de comunidad, el ideal, lo que ella cuenta, lo que ella perfila, lo que se trata de conseguir.

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