El Corazón de Jesús late en la Eucaristía

TEXTO: Mt 28, 18-20

Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»

REFLEXION:

Aquel a Quien “le ha sido dado pleno poder en el cielo y en la tierra”, la Palabra de Dios, el Verbo eterno, “enmudece” voluntariamente en la Hostia. El Infinito, el Todopoderoso, el Omnisciente, el Omnipotente… ¡¡¡Dios!!! se encierra en las especies sacramentales que no pueden ser más simples, más sencillas, ¡más pobres! Dios entero está ahí… No “está” ahí, IMG-20190807-WA0174.jpg“es” ahí: es Dios bajo la apariencia de… ¡pero es Dios! A eso le ha reducido el amor, a eso le ha llevado el amor: al anonadamiento más radical y un anonadamiento… no de un momento, no de un tiempo, no de unos meses o de unos años, sino un anonadamiento así “todos los días hasta el fin del mundo”. Éste es nuestro Dios.

Y contemplándole en el Pesebre, en la Cruz y en la Eucaristía yo me pregunto y os pregunto: ¿Por qué a veces tenemos miedo a fiarnos? ¿Por qué nos da tanto pavor arrojarnos en sus Brazos, dejarnos conducir, abandonarnos en Él, entregarle todo lo que somos, confiar… en definitiva: confiar y confiarnos a Él? ¿Por qué nos cuesta tanto? ¿Por qué somos tan duros de cerviz y de corazón? ¿Qué nos puede negar Quién por amor se ha entregado de esta manera? ¿Por qué tenemos tanto miedo? ¿Por qué nos fiamos antes de cualquiera que de Dios? ¿Por qué nos fiamos tanto de nosotros mismos, de nuestra energía de carácter, de nuestros propósitos, de nuestras resoluciones y tan poco de Él, de su Gracia, de su Fuerza, de su Amor?

El miedo es la peor trampa, porque nos paraliza y nos anula. Y todos los miedos son malos, todos. Ningún miedo es de Dios, de Dios siempre es la paz. El miedo o es nuestro o es del demonio. El peor miedo, el peor de todos, es -y se da con bastante frecuencia- es el miedo a amar, el miedo a vivir el mandamiento nuevo. Con lo cual toda nuestra fe y nuestra vivencia cristiana se va al traste, porque el amor IMG_20190419_090832_450.jpges el precepto nuevo que Jesús nos da, y nuestra capacidad de amar es el talento que no hacemos rendir lo suficiente, casi siempre por miedo. Mirad al Corazón de Jesús: El no tuvo miedo a amarnos… ¡hasta el extremo! Mirad al Corazón de Jesús desnudo -despojado de todo- en el Pesebre y en la Cruz.

Y la única manera de transformar el mundo y de lograr instaurar el Reinado del Corazón de Jesús es amar. Esa es la asignatura que todos tenemos pendiente y a la que ningún cristiano puede renunciar: amar siempre y de todas formas. Y como os digo, la mayor traba siempre es el miedo.

Y yo os pregunto y con eso termino: ¿Creéis que si Dios se hubiera entrado en la dinámica de nuestros cálculos y nuestros miedos, se hubiera encarnado en el seno de una mujer y se hubiera arriesgado a todo lo que se arriesgó? Si se hubiera sentado a calcular y a pensar todo lo que le podía pasar, ¿se hubiera encarnado? Sinceramente creo que no; porque el Verbo de Dios en Sí mismo y en su vida intratrinitaria es infinitamente feliz, se basta a Sí mismo y no necesita nada.

¿Qué es lo que hace al Verbo de Dios salir de Sí, del seno de la Trinidad, y unirse a una naturaleza humana haciéndose verdadero Hombre? ¿Qué es lo que le hace salir? ¿El miedo? ¡No! ¡¡¡El amor!!! ¿Creéis que si Jesús se hubiera sentado a calcular y a estudiar lo que le podía pasar y lo complicada que podía ser su vida en la Eucaristía, hubiera instituido el Santísimo Sacramento? Creo que si se hubiera sentado a calibrar lo que le podía pasar en toda su Vida Eucarística en tantos siglos, encerrado en tantos sagrarios en el mundo, y hubiera contabilizado tantos sacrilegios, tantos olvidos, tantas ofensas… todo lo que Jesús ha padecido en su Cuerpo Eucarístico… ¿creéis que si se hubiera sentado a calcular y se hubiera dejado llevar por el miedo, la Santísima Eucaristía existiría en la Iglesia? Sinceramente: creo que no.

Pero Él no vive de cálculos. Él no puede calcular -no quiere calcular- porque nos ama y, en el amor, el cálculo no entra. Jesús deja obrar a su Corazón y el amor de su Corazón solamente comprende una cosa: la necesidad imperiosa e inevitable de darse, de expandirse, de entregarse. La persona que -ante alguien que le pide algo- se sienta a calcular hasta el último detalle de su entrega, esa persona no ama. La persona que de IMG_20190425_083306_456.jpgverdad ama y está enamorada no calcula, simplemente se entrega al ser amado con todo su ser y sin medida, sin calculo, sin límite… Eso es lo que hizo el Verbo de Dios enamorándose del hombre: darse sin reserva, sin cálculo, sin medida y no en un momento dado de la historia sino desde el instante de la Encarnación no ha dejado de hacerlo un solo día y nos ha prometido -y su palabra es verdad- que lo hará todos los días hasta el fin del mundo. Y ahí le tenemos.

Correspondamos a ese amor, dejemos de lado nuestros miedos, entreguémosle toda nuestra vida de una vez para siempre y adorémosle.

ORACION:

Corazón eucarístico de Jesús: enséñame a amar como Tú, a anonadarme y entregarme como Tú. Enséñame a donarme, a morir a mí misma y a permanecer entregada amando, testimoniando tu amor y tu ternura, en silencio, sin ser notada y sonriendo siempre. Amén.

 

 

2 comentarios en “El Corazón de Jesús late en la Eucaristía

  1. “El miedo a amar”Dede de ser unos de los pocos miedos que no me afectan.Por lo general, voy por la vida con los brazos abiertos,y la sonrisa puesta.Pero del resto,me da miedo casií todo.Precisamente,en estos momentos,estoy pasando uno de esos desiertos que hablaba el otro día Madre.Estoy casi saliendo,pero ese casi,a veces voy como los niños pequeños,un pasito adelante y dos hacia atrás. Pero bueno,con la ayuda de Dios,ahí voy.Un abrazo..❤❤❤

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