Siempre os digo, mis queridos lectores, que no tengo convicciones políticas, y es absolutamente verdad. No las tengo: ni soy monárquica, ni republicana, ni nacionalista… ni de izquierdas, ni de derechas… y sin embargo hoy digo: ¡Viva el rey de España! ¡¡Sí!! Pero… con todos los respetos hacía S. M. Felipe VI: ¡Viva el verdadero Rey de España! El día que salga a la luz este artículo los católicos celebraremos la solemnidad del Corazón de Jesús y en este año tiene una resonancia especial, porque se cumplen cien años de la consagración de España al Corazón de Jesucristo.
Cien años que, le pese a quien le pese… han sido fructíferos y han marcado la fisionomía de un país que, por mucho que se quiera renegar de ello, siempre fue y será católico. Hoy es el día en que os invito a repasar y reconocer y agradecer las raíces profundamente católicas de nuestra cultura, nuestro patrimonio artístico y cultural, cosa que está por encima de credos e ideologías políticas. España, como toda la vieja Europa, debe su fisonomía actual a la fe cristiana y negar esto es ser obtuso y cerril.
Creo que es hora de que se reconozca todo lo que el cristianismo ha aportado y sigue aportando a la sociedad. El trabajo, la servicialidad, la constancia, el tesón de tantos y tantas que han mejorado muchísimo el mundo apoyados en su fe en Jesucristo, debe ser valorado y tenido en cuenta: eso también es de justicia. Esta misma columnilla semanal es consecuencia de esa apuesta por el Evangelio y por el Sagrado Corazón de Jesús. Si no fuera por El… yo no escribiría, ni haría nada de lo que hago.
De la misma manera es justicia reconocer que no sólo hay testimonios negativos y realidades tristes y penosas que hacen que -como católica- me avergüence, sino que hay muchísimas más que me hacen enorgullecerme. La fe que profeso da lugar a los héroes más grandes y valientes de todos los tiempos. Decidme qué político, o qué filósofo, o qué ideólogo, es capaz de morir por defender su idea… creo que pocos o casi ninguno. Sin embargo… son millones los que han sido coherentes hasta el final y han derramado su sangre por Jesucristo y quienes siguen dando su vida silenciosamente, sonriendo y sin estridencias, como a lo tonto, como quien no quiere la cosa, sin que se note… son héroes anónimos que no salen en los periódicos ni en el papel couché. Personas que saben por Quien están dispuestas a vivir y morir… Quien es el verdadero Rey de su vida y cuál es su Ley.
No pretendo que todos gritéis conmigo ¡¡Viva Cristo Rey!! Aunque reconozco que me encantaría, pero mañana, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, sí que me atrevo a pedir -aunque no seáis creyentes- que os detengáis a reconocer vuestra herencia cultural y -sobre todo- que reviséis cuál es el motor de vuestras vidas. Qué es lo que amais, qué ideal os mueve… y si estáis dispuestos a vivir y -lo que es más importante- MORIR por algo o por alguien. ¿Quién o qué es el rey de vuestra vida?
MI UNICO REY ES JESUS!!!!!!!!
Amparo C.
Viva el Corazón de Jesús! Viva Cristo Rey!!
Una pena que a Felipe VI ( a quien en lineas generales aprecio y respeto) en este asunto no haya tenido la valentia que demostró por ejemplo con el desafío golpista catalán. Su regio bisabuelo consagró la Nacion al SCJ, su propio padre renovó ese voto en el Cerro de los Ángeles tan pronto pisó la patria con apenas 9 años. Hubiera sido muy hermoso gesto que, como Rey de los españoles renovase nuevamente nuestra Consagración al Corazón de Jesús. Esta vez el Rey oficial no ha estado a la altura del Rey verdadero, de su sacratisimo Corazón que a todos acoge y proteja.