APRENDIENDO Y APRENDIENDO: LA EXPERIENCIA

Si hay algo necesario en la vida, a mi parecer, es no dejar de aprender nunca. Mejor dicho: no perder nunca la conciencia clara de que necesitamos seguir aprendiendo, que la vida es un aprendizaje continuo en el que nunca llegamos al final. Por eso es hermoso -y yo reconozco que soy machacona con ello- luchar por alimentar al niño que llevamos dentro, con su capacidad inagotable de asombro y su sana curiosidad. Unicamente alimentando esa sana curiosidad y viviendo, día a día, iremos adquiriendo eso que se llama experiencia. Pero fijaos que he dicho vivir, no sobrevivir, ni dejarse llevar por la inercia.

Hay una expresión típica de adultos que solemos decir todos en algún momento de la vida y que es un augurio de lo peor. Os invito a que examinéis si es vuestro caso, y si es así… ¡poneos en guardia y manos a la obra para revitaIMG-20180921-WA0013.jpglizar vuestro corazón! Porque es un síntoma grave de vejez: “¡Si lo sabré yo! De otra cosa no sabré, pero lo que es de eso… ¡A mí me lo van a decir!”

Cuando una persona “abusa” de expresiones de ese tipo… ha entrado en lo que se llama ser un sabelotodo, y ha cerrado su corazón y su mente a crecer, a aprender, a descubrir nada nuevo… es como si hubiera tomado la decisión de dejar de vivir para empezar a sobrevivir. Con esto… la vida va cambiando de tono hasta el punto de perder el color y volverse gris, como en blanco y negro. Y… ¿qué derrama esa persona a su alrededor? Pues… evidentemente nadie da lo que no tiene: simplemente irá cansando y aburriendo todo y a todos… y si me apuras… habrá quien la justifique diciendo que tiene mucha experiencia.

No; permitidme que os diga que la experiencia no es acumular conocimientos, llegar a un determinado límite y considerar que ya es suficiente. No se trata de acumular como si estuviéramos montando un museo; es haber vivido y permanecer abierto para seguir viviendo. IMG-20180923-WA0000.jpgEs ser capaz de afrontar la vida, con sus luces y sus sombras -también el dolor y la muerte- sin perder la fuerza y la ilusión… No puede hablar de experiencia y de madurez el que no ha vivido. La persona que no ha saboreado la vida, que no ha reído y llorado, gozado y sufrido, que no sabe lo que es caerse y necesitar que otros te ayuden a levantarte… esa persona, aunque acumule un brillante expediente académico, y sea muy inteligente y muy culta… no es sabia, ni tiene experiencia.

 

El ser más vivo, más lleno de vida, es el niño, porque permanece abierto y receptivo. Y este niño empieza a envejecer, no por el paso de los años, sino cuando comienza a considerar que ya sabe demasiado, que ya tiene experiencia suficiente y que lo tiene todo bajo control. El viejo es el que va atrofiando su capacidad de asombro y el que deja de esperar, el que ya no sabe ilusionarse ni está receptivo a nada.

No nos cansemos de ser niños, no caigamos en la tentación maldita de la sensatez sesuda de los adultos. Luchemos por permanecer pequeños, niños, abiertos… Que nunca nos vayamos a dormir sin habernos emocionado y sorprendido por algo. Que no se nos atrofie la sensibilidad: educarla sí, pero atrofiarla no.

 

Un comentario en “APRENDIENDO Y APRENDIENDO: LA EXPERIENCIA

  1. Como dice el refrán”muriendo y aprendiendo”A mí me pasa que los días en los que aprendes algo,son como cuando estrenas,lo que sea.Sino,es todo tan monótono,al final piensa,otro día más,pero miras atrás y te revuelves contra ti misma y siempre se saca algo nuevo.Otras veces, en tertulias ,quejas de esto ,de aquello,vengo pa casa como si el reloj en vez de avanzar,se hubiera parao,aburrida de escuchar siempre la misma cantinela.Gracias a Dios pasa pocas veces.Un abrazo.❤️❤️❤️❤️

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