Y eso es lo que hoy día es testimonial y trasforma el mundo. Si empezamos a hacer aspavientos y a ponernos guantes y mascarilla para que no se nos contagie nada… no vamos a llegar a nadie. Jesús no hizo eso y el Corazón de Cristo es siempre el modelo del corazón teologal. Esto no es ninguna tontería, es muy importante. ¿Y cómo se llega a eso? Pues por la Ofrenda al Amor misericordioso y por el movimiento de abandono. Llega a ser connatural a uno mismo y el corazón teologal se va formando en nosotros, porque el amor misericordioso que recibimos va a conformar nuestro corazón al de Cristo. Lo va haciendo semejante a El. Tenemos una cita de san Pablo en Filipenses: “Tened entre vosotros los mismos sentimientos de Cristo Jesús”. Los mismos sentimientos y la misma actitud: el corazón teologal.
El caminito nos posibilita esta actitud espiritual que nos hace capaces de encarnar en nuestra vida esta tendencia hacia Dios, esta tensión continua hacia Él. Teresita nos enseña a vivir el Evangelio con corazón de niño, con actitud de niño, desde el corazón mimo de la Iglesia.
Lo que cambia principalmente es el corazón de la persona, el interior, y aparece una nueva manera de ver, de enfocar, de vivir la vida. “El que está unido al Señor es un solo espíritu con Él”. El corazón teologal es una nueva manera de ver la vida, de enfocar las realidades cotidianas, desde la fe, apoyándonos en la fe. Todo viene de Dios y nosotros tenemos vida en Él en razón de que nos hemos hecho dependientes de Dios. Dependientes voluntarios de Dios. Hemos decidido, libremente, que queremos depender de Dios en todo. Hemos reconocido que no podemos hacer nada por nosotros mismos, y en el punto y hora en que reconocemos y aceptamos eso empezamos a vivir de una manera diferente.
Santa Teresa de Jesús lo dice, que basta una sola vez que el amor se imprima en el alma, para cambiar la vida de una persona. ¿Una sólo vez? Sí. Porque no estamos hablando del nuestro, que es limitado y pequeño y defectuoso. Estamos hablando del amor de Dios. El amor de Dios es la fuerza más poderosa del universo. El amor de Dios es la fuerza transformante que cambia a las personas de raíz. Y no sólo las personas: la realidad. Una realidad, la que sea, vivida desde el amor de Dios, o vivida fuera del amor de Dios, cambia totalmente. ¿Por qué? Si la realidad es la misma…
– Yo tengo cáncer.
– Bien.
– Me han dicho que me quedan tres meses.
– Vale.
Entonces tengo dos opciones: vivirlo desde el amor de Dios, darle un sentido a mi cáncer, aprovechar a tope los tres meses de vida para ser feliz y hacer felices a los que están a mi alrededor, y darles un testimonio de fe, de alegría y de esperanza cristiana: ese es el plan A.
Y el plan B es desperdiciar los noventa días que me quedan en esta vida amargándome y amargando a todo bicho viviente. Y ¿dónde radica la diferencia? En el planteamiento.
Y ¿cuál es la fuerza que te hace vivir de la primera manera? Solamente Dios. Solamente desde Dios se puede acoger y asumir un sufrimiento grande, como es un cáncer ya terminal y una cosa tremenda, que nos asusta muchísimo, que es real en nuestra vida, que se llama muerte. Solamente desde el amor de Dios, la muerte -y todo- tiene un sentido. La muerte como momento supremo.
¿Por qué os digo esto? Porque santa Teresa lo dice y Teresita lo corrobora que basta que una vez Cristo sea manifestado al alma, como valor absoluto, único y supremo, para que la vida, el tiempo, la prueba… y todo, incluidos los dolores de la misma Iglesia, que nos tienen que doler como propios, tomen todo su sentido, que es el del amor.
El amor vence al mal. Y el mayor mal es la desesperanza, la desconfianza, el sinsentido. El mayor dolor que yo encuentro en las personas que se me acercan es tener un dolor, el que sea, y no ser capaces de darle un sentido.
El absurdo, el dolor sin sentido… ese es el absurdo más grande y va unido a la desesperación, al sinsentido de todo. Ese es el dolor más grande, no el problema en sí, no la dificultad en sí, sino el no ser capaz de darle un sentido a ese dolor. Muchas veces, cuando ya estamos sumergidos en el dolor, la pregunta que nos quema los labios es: -¿Y todo esto qué sentido tiene? Y todo esto… ¿para qué? ¿Qué sentido tiene tanto dolor?
A esa pregunta sólo hay una respuesta válida, que es el amor. El amor da sentido a ese dolor. El amor tiene la fuerza transformante de que ese dolor, que es dolor verdadero, sufrimiento, angustia, desesperanza… se convierta en todo lo contrario. En fuente de vida, de bendición, de gozo, de esperanza.
¿Por qué el amor es lo que da sentido? Porque el amor nos lleva a la confianza, a la confianza en Dios, y al abandono en Dios. Al final es todo un círculo.
– ¡Yo no entiendo! -muchas veces oigo decir- ¿Pero por qué pasa esto?
Y yo tengo que contestar: pues no lo sé. Es que no lo sé, no es que no te quiera contestar. Me gustaría darte una respuesta, pero yo no lo sé. Lo único que sé, y eso no lo dudo, es que, aunque ahora no lo entendamos, esto tiene un sentido. Esto tiene una razón de ser. Esto no es vano, no es estéril, no es absurdo ¿Por qué? Porque yo no entiendo por qué Dios permite esto pero sé que va a ser para bien. Al final va a ser para bien. Quizás no llegue a comprender nunca en esta vida el sentido de muchos sufrimientos que tengo que vivir, pero creo firmemente que Dios todo lo dispone, o lo permite para mi bien. De cualquier mal Él va a sacar un bien.
– No lo entiendo.
– Yo tampoco.
– ¡Es que no lo entiendo!
– Si entenderlo… yo tampoco. Pero me fío. Me fío de Dios aunque no entienda. Y sé que Él me está amando ahora: en medio de este dolor y de este absurdo y de este sinsentido.
Ese es el fruto primero del abandono. Y el que nos transforma interiormente a una actitud teologal de confianza, de descanso en Dios. Esto nos lleva a una paz profunda del corazón, a una inalterabilidad del corazón, a una paz profundísima.
Gracias madre Olga por este mensaje.Que tenga un hermoso día.
El dom., 19 de agosto de 2018 03:38 AM, Grita al mundo escribió:
> Madre Olga María posted: “Y eso es lo que hoy día es testimonial y > trasforma el mundo. Si empezamos a hacer aspavientos y a ponernos guantes y > mascarilla para que no se nos contagie nada… no vamos a llegar a nadie. > Jesús no hizo eso y el Corazón de Cristo es siempre el modelo del ” >
A los que tienen el sufrimiento de la cruz, la Santísima Virgen dijo:
“Cuando les llega hijos míos, un gran sufrimiento corporal o espiritual y ustedes lo aceptan con espíritu de oblación, eso puede ser fuente de gracias innumerables. Pueden pagar con ello sus pecados, las omisiones de toda su vida, y cuando ya han cancelado toda su deuda, pueden ustedes alcanzar, con el restante sufrimiento, llevado con paciencia, la conversión de los pecadores empedernidos y dar gloria a Dios.
Las almas salvadas, gracias a los sufrimientos aceptados por ustedes, pueden alcanzar incluso la santidad.
Cuando pesa sobre ustedes la cruz del sufrimiento, sea por causa de una enfermedad o de un sufrimiento espiritual, recuerden que no son sino peregrinos en la tierra, Más allá de la tumba, hay un mundo maravillosamente más bello, que Dios ha preparado para sus hijos, donde les espera una felicidad muchísimo mayor que la que merecían debido a sus sufrimientos pacientemente sobrellevados. En un estado de felicidad que “ojo jamás vió, ni oído nunca oyó” estarán sumergidas sus almas durante toda una eternidad. Aunque la vida de uno esté llena de sufrimiento, será siempre muy corta, y se acabará pronto. Alégrense, aún cuando estén sufriendo, porque avanzan hacia una meta segura y al final del camino les espera el brazo tierno de su Madre y el Amor eterno de la Santísima Trinidad. Los llamo a ustedes, mis queridos hijos, a un apostolado de especial elección, para que soporten el martirio espiritual por los pecados de los demás, y para que por medio del sacrificio de sus vidas, ofrecido con gran corazón, Dios pueda derramar ríos de misericordia. Piensen, mis queridos hijos, qué inmensa multitud de almas pueden salvar de la eterna condenación si llevan con paciencia esa pequeña astilla de la cruz de mi santo Hijo (“Completo en mi cuerpo lo que falta a la pasion de Cristo” – San Pablo), que les ha dado, para que tomando la mano de su Madre participen ustedes también de la obra de la Redención. No pidan, hijos míos, el sufrimiento, pero acepten siempre con humilde entrega, aquellos que el Señor les da”.
Buenas noches madre Olga Maria.Sabes estoy triste pues aunque hay cosas que como niña sufri ahora que soy madre dos dos niños las vulevo a repetir inconcientemente. Quiero ser diferente y te agradezco por estas palabras que me compartes en este momento. Gracias.
Madre Maria Olga, me alegra el alma al encontrar en usted sinfonía sobre la vida consagrada, la profundidad del Corazón de Jesús, el vivir un amor Esponsal. Que el Espíritu Santo la siga inspirando y así hacer mucho bien a nuestra remecida y amada iglesia. Como comunicarse con ustedes y adquirir alguno de sus libros, digo uno porque el trasporte nos hace casi imposible (desde Chile)