Pienso hacer lo que me dé la gana. Con frecuencia se escucha decir eso en cualquier sitio, a cualquier persona y en cualquier circunstancia. Y claro… yo me pregunto de qué va la cosa y si realmente cuando decimos eso hacemos de verdad lo que queremos o solamente lo que nuestro capricho nos dicta, que casi nunca es lo que realmente deseamos, sino lo que nos empuja a hacer una fuerza que a veces emerge de nuestro interior y no es precisamente lo mejor ni más noble de nosotros mismos, y que se llama egoísmo.
¡Lo que me da la gana! Como si eso fuera la meta más excelsa o el ideal más elevado al que un ser humano puede aspirar. Lo que tengo ganas, lo que me apetece… no lo más noble y hermoso, ni tampoco lo que me haga crecer más como persona, ni lo que acarree el mayor bien para todos, sino solamente lo que me venga en gana. Si lo pensamos despacio es bastante irracional y poco civilizado. En una sociedad como la nuestra, en que presumimos de racionales y respetuosos con las libertades colectivas e individuales… imponer lo que a mí me venga en gana como norma suprema de conducta… me parece un contrasentido.
Si hay algo que nos asemeja a los animales y nos hace inhumanos y nos bestializa… es movernos por las ganas, por “lo que nos pide el cuerpo” como se suele decir. Y todos entendemos que -si a mí me da la gana de darle un bofetón a una persona según pasa por mi lado- evidentemente no puedo ni debo hacerlo, porque si hiciéramos eso… ¡la jungla sería un juego de niños al lado de la que se podría liar! Este ejemplo que acabo de poner lo entendemos todos muy bien: no puedes ir por la calle y darle un guantazo al que pasa por tu lado así porque sí… a la primera de cambio y sobre la marcha; pero no entendemos que en cosas más pequeñitas tenemos que actuar igual: no podemos hacer lo que se nos ocurre porque sí, sin pensar en nadie y atropellando a todo el mundo.
Esa manera de actuar indica que nos anteponemos a nosotros mismos a los demás, y eso significa una estrepitosa victoria de nuestro egoísmo sobre el amor a los demás ¡No podemos permitir que esto suceda! ¡¡No!! Lucha sin cuartel a nuestro ego y a “lo que nos dé la gana”. Nuestro leitmotiv ha de ser “voy a hacer lo que haga más felices a todos”, lo que sea mejor, lo que nos traiga el mayor bien y arrincone nuestro egoísmo. Ya tenemos un reto que afrontar y un bonito trabajo para lo que nos queda de verano.
como entiendo que en un blog se puede opinar sin ofender a nadie, yo voy a decir que he dicho unas cuantas veces, bastantes, lo de “no me da la gana” pero nunca lo he asociado, ni por lo mas remoto, a ir por la calle dando guantazos. Mas bien he querido decir metafóricamente y casi como un desahogo que estoy cansada de oír consejos, opiniones y casi imposiciones de los bastantes listillos que hay sueltos por el mundo tratando de imponer sus ideas. Al final les tienes que seguir escuchando porque los cabezotas son así, hartan pero es peor discutir con ellos. Siempre siguen intentando imponerse porque eso es lo que a ellos les hace felices.
Un abrazo
y por eso tú para dentrito, dices eso, sin decirlo en alto por si acaso son ellos los que te dan la bofetada a ti. Nunca os ha pasado?