Y ahora llega el tercer tiempo del movimiento de abandono, que también tiene su dificultad y que -desde luego- es fundamental. Teresita nos dice que no basta aceptar. Es muy importante y no es fácil aceptar, pero es absolutamente necesario ofrecer. Porque si lo acepto y me lo guardo… pues no deja de ser un peso, no deja de ser un lastre, y si lo tengo en las manos me ocupa las manos y no las tengo libres, y si quiero volar es un peso.
Por eso hay que ofrecerlo y entregarlo. Ya no es mío. Yo ya lo he aceptado, pero no me quedo con eso, sino que lo entrego a quien se puede hacer cargo de ello. El arte de Teresita consiste en impedir que volvamos a caer sobre nosotros mismos y que nos lancemos hacia Dios. Porque la primera tentación después de ser conscientes de la realidad y de aceptarla es replegarnos otra vez en nosotros mismos. Eso sería algo muy pobre y todo lo que sea replegarnos en nosotros mismos nos lleva -ya lo he dicho muchas veces- a la punta de nuestra nariz, que es un horizonte muy pequeño, con el consiguiente cruce de ojos y todos bizcos.
No es nada bueno replegarnos sobre nosotros mismos. Nunca. Entonces Teresita nos dice que después de aceptar esa realidad y asumirla como propia y no negarla, hay que lanzarse hacia Dios. No podemos quedarnos en nosotros mismos. Porque entonces esta realidad nos podría aplastar. Nos podría dañar. Hay que llevarlo al Señor y ofrecerlo, porque sin ofrecerlo… ¿de qué nos sirve aceptarlo? De nada.
Se ve que en la práctica ella ha insistido muchísimo en el esfuerzo hacia Dios, pero muchísimo, hay cantidad de testimonios que no nos podemos extender ahora en relatar- principalmente de sus novicias, que fueron quienes más de cerca vivieron su magisterio, pero también de otras hermanas de la comunidad, que nos dicen lo muchísimo que ella luchó, y lo muchísimo que insistió en el esfuerzo hacia Dios, en no quedarse pasivos sino en tender siempre hacia Dios.
Sería injusto y sería un error, desde este esfuerzo continuado de ella, imaginarnos a Teresita como una persona rígida, cuadriculada, uniforme… No. Teresita no era nada de eso. Era tenaz, constante, voluntariosa… y tenía una gran fuerza de voluntad, era una mujer fuerte, pero para nada era rígida y cuadriculada. Al contrario: era muy flexible y se adaptaba a todas las circunstancias, a todos los ritmos, y a todos los estados de las almas. Sabe que no hay camino igual. Todos vamos por el caminito, pero cada cual tiene su senda. No hay dos caminos iguales.
Para no caer en el egocentrismo, que es peligrosísimo, es imprescindible entregárselo todo al Señor, y esperarlo todo de Él. Para un principiante -y consideramos que los que leemos esto somos todos principiantes, que todavía estamos en el aprendizaje del abandono- es mejor sumergirse en la situación que nos hace sufrir. Y esto ya sólo nos pone los pelos de punta porque queremos huir a mil leguas de nuestro problema: taparlo, esconderlo, negarlo… y -por supuesto- no aceptarlo. Eso nos pone ya a mil. Porque nos crispa.
Ya de entrada, si una situación nos hace sufrir, la evito, no la miro, no me quiero enterar… que yo quiero vivir tranquilo. Esto es un engaño; la mayoría de las veces las situaciones que nos hacen sufrir no se pueden evitar, y como no se pueden evitar pues… hay que coger el toro por los cuernos, pero nos cuesta convencernos. Mientras tanto… intentamos buscar alternativas absurdas que no nos creemos ni nosotros mismos; pero por si funciona, por si cuela, por si las dudas… y mientras tanto seguimos sufriendo. Muchas veces agravamos el problema y hacemos lo que sea, menos mirarlo de frente, cosa que un niño jamás hace.
Un niño, por su sencillez, cuando una cosa le cuesta y le incomoda, no la oculta, sino que la dice… lo manifiesta para que se la quiten. No la esconde, no intenta convencerse de que no existe, de que es mentira. No. Un niño no hace eso. Eso lo hacemos los adultos, que somos bastante más retorcidos, pero la sencillez del niño no pasa por esos recovecos.
Entonces, primer punto para vivir la infancia espiritual -que sí, es un nombre muy bucólico, infancia espiritual, pero es toda una lucha y toda una escuela de fortaleza y de valentía-, pues, mirar los problema de frente, no negarlos, sumergirnos. Teresita no se conforma con mirar sino que te da un empujón y te tira de cabeza al agua. Zambullirte de verdad en la situación que te hace sufrir y asumirla como propia y no del vecino. Es como si yo tengo cáncer y digo que no… Pues eso es absurdo. Si el problema es mío es mío, y no se trata de negarlo ni de transferirlo a otro, porque eso no es real. Eso es huir de la realidad.
Mi querida Madre Olga:
Día a día voy leyendo en silencio todo lo que nos escribe de Santa Teresita, y voy empapando mi alma de enseñanzas santas, y siento un gran regocijo para mis adentros cuando abro esta página bendita….. Vivo en medio de un ambiente tan lleno de hostilidad, en un trabajo deshumanizado en demasía, pero a la vez recogiendo estas delicias de mi amada Santa Teresita, ¡ gracias mi querida madre Olga Marìa !.
Dios pone en mi camino esa fuerza que me ayuda a llevar las dificultades sin esconderlas como usted nos enseña… por estos días me había esforzado de una manera casi heroica por entregarle a Dios todos los sin sabores y humillaciones, de manera secreta y sin queja alguna, aún estoy invicta de quejas porque me vienen unas ganas locas de poner a la gente en su lugar, pero temo perder la virtud que con tanto trabajo estoy tratando de construir… Madre, la cárcel es un lugar en donde casi no hay respeto por nadie ni por nada…. en donde es muy difícil poder evangelizar a gente de diversa “peligrosidad” como tristemente se les llama , y funcionarias de trato violento, eso si me consta, …. etc. Llego a casa por las noches con un agotamiento fuera del normal.
En fin, Dios me ha puesto en este lugar en donde debo sembrar en silencio, la paz y un buen testimonio aunque no sea con muchas palabras para no provocar a nadie, la gente vive un grado de intolerancia espeluznante, se sienten agredidos hasta porque alguien los mira…. mi vida transcurre trabajando, trabajando , y rezando calladita por los enfermos y por los mas miserables y desvalidos, que aquí ¡¡ si que los hay !! sin merma alguna, ¡ la carencia espiritual reina escandalosamente !, se me parte el corazón.
Todos los días me encomiendo a Santa Teresita, con ella en el corazón, y con Santa Teresa recorro estos fríos pasillos, y en cada paso que doy, voy rezando un avemaría, en los años que llevo trabajando aquí, puedo decir que los pasillos están repletos de avemarías, procuro que no quede ni en solo espacio sin que haya invocado a mi Madre del Cielo.
Mi querida Madre Olga Marìa, sè que puedo encomendarme a su santa oración para que Dios me de paciencia y sabiduría.
Soy en Jesús y Marìa Santísima
Su eterna agradecida
M.Eliana
Realismo espiritual dice Ud no?