Sor Genoveva, su hermana Celina, dice que Teresita repetía sin cesar. “No hay que temer nada, al ofrecimiento al amor misericordioso, porque de ese amor no se puede esperar sino compasión y misericordia. Nada de rigor, nada de dureza”.
Las almas entregadas no están exentas de penas ni de tribulaciones, pero Dios las permite porque conociéndolas como dadas o permitidas por Él, pueden venir las cruces. Está ya dada la respuesta y va a ser siempre la misma: Todo es amor. La gracia está aquí. Lo que decíamos anteriormente cuando os hablaba de transformarlo todo en amor: todo es susceptible de ser transformado en amor.
La misma muerte, que es lo que mayor temor nos produce a todos, será sencilla. Es el último acto de fe que tenemos que hacer. El salto a la eternidad, al amor misericordioso. “Nada hay que temer, -nos dice Teresita- para las víctimas del amor no habrá juicio. Sí: más bien sucederá que Dios inundará con su amor definitivamente a estas almas y arderá eternamente en ellas”.
Si después de esto no os apuntáis… permitidme que os llame tontos, y tontas. ¡No habrá juicio! ¿Qué nos puede dar miedo? El juicio de Dios, cuando venga con el libro de cuentas con el toma y ‘daca’ de lo que debo, lo que me falta, lo que no he pagado, lo que tengo que… si no tengo méritos… Eso es lo que te puede dar miedo.
Pero es que si yo me he ofrecido al amor misericordioso, no hay juicio. El final, sí, supongo. Pero el particular, no hay juicio. Es un último acto de fe y ya… abismarme del todo en el amor que ya estoy viviendo. Es así de fácil. De hecho Teresita dice -es mi frase favorita de Teresita- que Dios puede preparar a un alma en un instante para la eternidad. ¿Y el acto de contrición? ¿y el “yo pecador”?… Todo eso está fenomenal, no digo que no, pero el amor de Dios es un fuego que consume, y puede preparar un alma en un instante para la eternidad.
Teresita dice también que tampoco habrá purgatorio porque el amor nos está purificando continuamente. Irá el purgatorio quien esté todo manchado y feucho y tenga que ponerse guapo para poder pasar al Cielo necesite que lo arreglen y acicalen, si le tienen que purificar.
Pero si tú estás viviendo bajo la acción del amor continuamente y el amor te está purificando… ¿qué pintas en el purgatorio? Pasas saludando y sigues al Corazón de Dios, porque no tienes nada que purgar. Los pobres tontaínas que no se han ofrecido al amor misericordioso tienen que estar ahí purificándose, poniéndose guapos, en última instancia, para poder entrar en el banquete. Pero a ti el amor te tiene “guapo” y listo desde ya. Está clarísimo.
Es que la gente que no hace la Ofrenda al Amor Misericordioso es que es tonta, pero de remate. ¡Si es que son todo facilidades! Es la mejor oferta. Para una santidad segura, para una vida teologal completa, te ahorras el purgatorio, no tienes juicio… Parece que le estoy haciendo marketing, pero es que es la verdad.
Para un alma que se ha entregado al amor misericordioso y vive continuamente recibiendo las oleadas de ternura infinita que están encerradas en el Corazón de Cristo -es la finalidad de la ofrenda, recibir ese amor- pues evidente que la muerte es algo simple, muy sencillo, es un último acto de fe. Es un salto a la eternidad de este amor misericordioso. Y nada hay que temer. Teresita nos dice que para las víctimas del amor no habrá juicio, sino más bien, Dios inundará definitivamente con su amor a estas almas y arderá eternamente en ellas. La muerte es un cambio de estado, simplemente. Es llegar a esta plenitud de la acción del amor misericordioso.
Esto, que parece un poco temerario decirlo, que para las almas que se han entregado al amor misericordioso no habrá juicio, pues… lo dice santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia. Ella es doctora de la Iglesia, su doctrina ha sido meticulosamente estudiada, y considerada de tal importancia como para otorgarle ese reconocimiento de doctora de la Iglesia, de maestra para todos los que caminamos en la fe.
El caminito, por tanto, es un camino rápido. Para las almas abiertas y que de verdad se entregan todo va deprisa, todo se simplifica. Las pruebas no suponen ya dificultades reales. Son pruebas y son verdaderas y existen, pero no son dificultades insalvables.
Nada de necesidad de luces ni de explicaciones nuevas. Es todo mucho más sencillo. Dios mismo -dice ella- en su bondad da a sus hijos, en el momento que necesitan, la seguridad de que no se engañarán. Porque esta cuestión a ella le hizo en algunos momentos sufrir. ¿No me estaré engañando? ¿No estaré siendo excesivamente ingenua, excesivamente confiada? ¿No será que tienen razón los que dicen que hay que ganar el Cielo, que hay que acumular méritos? Hubo algunos momentos en que, por el ambiente en el que vivía, por la educación que había recibido, y por lo que le decían, tuvo momentos de vacilación.
Y ella contesta así: “Dios es tan bueno tan bueno… que no va a permitir que yo viva engañada tanto tiempo, cuando le estoy buscando con corazón sincero y con intención recta.”
Cuando hay amor todos los obstaculos se superan.Y con l s ayuda de Dios todo es posible
Cuando hay amor todos los obstaculos se superan.Y con l s ayuda de Dios todo es posible
Gracias, querida Madre Olga por compartirnos la sabiduría de Santa Teresita, a medida que voy leyendo se me va empapando el alma de gozo, y de una esperanza nueva… Ella Doctora de la Iglesia, se abaja a nuestro, muchas veces, limitado comprender, para explicarnos con tan hermosa sencillez las cosas grandes y trascendentes….
…. Recibì en mi niñez y adolescencia una formación espiritual ¡ tan rigurosa !, con la marcada frase que, ” el Cielo hay que ganárselo ” y en mi juventud una formación religiosa mas severa aún…. en donde se nos infundía el ” temor al juicio de Dios “, la maestra de novicias siempre nos decía con mirada casi aterradora ” no quiero estar en su pellejo hermanas, el día de juicio ” al oírla me corrìa un escalofrío que yo misma percibía hasta en mis huesos, me envolvía un frío indescriptible, sentía que jamás podría ser santa, hiciera lo que hiciera, nada tenia suficiente valor, y preocupada pensaba para mis adentros ¡¡ Dios mío qué es eso tan terrible por lo que tendré que pasar, si yo estoy aquí en este bendito convento !!… ¿ qué le espera al mundo ? y rezaba hasta agotarme, y procuraba ni siquiera mirar para el lado, para no cometer falta de ninguna clase, y respiraba pausado para no llamar la atención de las demás…. para zafarme de esa pena, trataba de vivir al pie de la letra lo que mi abuela me había enseñado desde muy pequeñita ( 4 a 5 años ) ” rèzale al Niño Dios, para que El venga en tu ayuda y no le tengas susto a nada “, retumbaban sus palabras en mis oídos, y se me repetía la imàgen de su presencia bonachona, carmelita de corazón, y amante ferviente del santo escapulario. . esos recuerdos de mi infancia me alentaban mucho màs que las Càtedras de Teologìa. ( eran los pensamientos secretos que guardaba para animarme sola ), los cuales nunca los comentaba para no caer en falta… pues podría significar que con ello buscaba algùn consuelo y ese consuelo podría perjudicarme al impedirme sufrir por amor a Dios ¿ era eso pecado tambièn ?
Gracias mi querida Madre Olga Marìa, ¡ Viva Santa Teresita del Niño Jesùs !
Reciba un abrazo grande, pero muy grande, la quiero mucho, Madre !!!!
M.Eliana