Yo no lo entiendo

 

Me encuentro muchas veces con la siguiente objeción: “¡Yo no lo entiendo!” Eso es normal, pues no todos hemos de entender todo, pero la dificultad llega cuando las personas identifican el “no lo entiendo” con “no lo acepto”, “no lo asumo”, y por consiguiente “lo rechazo”…

Lo primero que me gustaría que tuviéramos en cuenta es eso: que no todos tenemos que entender todo de todos… por la sencilla razón de que nuestra mente es limitada y, aunque hay deferencia entre unas inteligencias y otras -hay personas muy muy inteligentes y otras no tanto- no existe ninguna inteligencia humana capaz de comprender la totalidad de cuanto existe y acontece, así que sería bueno que dejáramos de utilizarnos a nosotros mismos como baremos para medir… YO no lo entiendo… como si ese “yo” fuese una medida universal e infalible, una especie de referente incuestionable. Bueno: “puede ser que yo no lo entienda, pero otros sí…”

Y también puede ser que no sea absolutamente necesario que yo entienda “eso” para mi felicidad y la de los otros… El mundo y la vida de muchas personas siguen adelante aunque yo no entienda muchas cosas.

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Y la otra cosa que también me gustaría proponeros es no juzgar con el único criterio de mis entendederas, que esto es muy común: “yo no lo entiendo, y como no lo entiendo… ya lo tacho para siempre, y lo tacho de malo y negativo”. Veredicto: rechazo irremisible. No hay posibilidad de redención del asunto que sea… “porque yo no lo entiendo”.

Parece la frase maldita: “yo no lo entiendo”. ¿Y qué? El que tú no entiendas algo no significa que sea malo ni bueno, significa simplemente que no lo entiendes, y ¿cómo te atreves a opinar acerca de ello si ni siquiera lo entiendes? Antes de formar un juicio es importante tener una comprensión mínima, aunque sea parcial, del asunto ¿no?

Pues tristemente me encuentro personas que utilizan el “no lo entiendo” como sinónimo de “es malo”. Propongo erradicar eso de nuestra manera de proceder y también que hagamos un mayor esfuerzo de comprensión y no archivemos las cosas para siempre, que seamos capaces de reconciliarnos con aquellas cosas que ya hemos condenado por no entenderlas y que no nos cansemos de hacer un esfuerzo por entender y respetar en vez de condenar.

Hay muchas personas que no comparten mi fe y mis principios, y por eso ya… ¿las voy a condenar a priori? Acantilados-de-Moher-irlanda-castillo-aEsa misma actitud sería contraria a mi fe. Creo que es importante intentar comprender los planteamientos vitales de quienes han optado por cosas diferentes, aunque no los comparta y no esté de acuerdo en todo. Que vivan y piensen de otra manera, aunque haya cosas que me resulten incomprensibles, no significa que esas personas no merezcan mi respeto y desde luego… nunca las condenaré irremisiblemente.

Y además propongo que todos nosotros dejemos un pequeñito margen de duda en nuestros categóricos juicios, que contemplemos la posibilidad de cometer errores algunas veces, y tengamos la grandeza de espíritu de reconocer que algunas veces sucede que nos equivocamos. Y ya la guinda de la tarta sería que fuésemos capaces de pedir perdón: eso sí que sería dar la talla.

 

Un comentario en “Yo no lo entiendo

  1. Que la humildad nos ayude a pedir perdón.
    El vier., 18 de mayo de 2018 05:34 AM, Grita al mundo escribió:
    > Madre Olga María posted: ” Me encuentro muchas veces con la siguiente > objeción: “¡Yo no lo entiendo!” Eso es normal, pues no todos hemos de > entender todo, pero la dificultad llega cuando las personas identifican el > “no lo entiendo” con “no lo acepto”, “no lo asumo”, y por co” >

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