Los engaños de los sentimientos

Teresa nos previene, sobre todo, de nuestros propios sentimientos, que suelen ser súper-peligrosos, de nuestras maneras de pensar mal orientadas y muy humanas. Porque nuestros sentimientos nos suelen parecer lo más importante del mundo y no lo son: simplemente son sentimientos. Y los sentimientos -y de esto hablo apoyándome en la propia experiencia- van y vienen y cambian.

Hoy sientes simpatía, mañana sientes antipatía, pasado mañana sientes afinidad y al otro día sientes indiferencia… hacia el mismo hecho, la misma situación, la misma persona. Los sentimientos están ahí, pero no son lo importante, sino mi actitud ante esos sentimientos. Y muchas veces hay personas que se mueven por el “siento y no siento”. Y eso no es correcto, IMG-20180430-WA0028.jpgporque lo que a mí me constituye como persona, como ser individual y libre, es mi voluntad. Quiero o no quiero. Acepto o no acepto. El “siento o no siento” no soy yo, es parte de mi ser humano, pero lo que me constituye como persona es la voluntad.

Y la voluntad es libre, mientras que los sentimientos van y vienen. Son impresiones que yo no controlo, que hoy son así y mañana son de otra manera. Sin embargo, las opciones libres que yo hago, las hago con la voluntad libre que Dios me ha dado. ¿Por qué, en la vida de oración, buscamos la unión de la voluntad con Dios? Porque la santidad no es otra cosa, sino adherir nuestra voluntad -en todo y completamente- a la de Dios, hasta el punto de que queden configuradas, de que sean una sola. Eso es la santidad.

Teresita nos pone en guardia contra los propios sentimientos porque, como son impresiones sensibles nos juegan muy malas pasadas.

– Es que yo siento esto.

– Bueno, chica, que sí, que ya me lo has dicho.

– Es que siento rabia.

– Bueno, ¿y qué?

– Pues yo no quiero tener rabia.

-Ya… pero el que sientas rabia no quiere decir el que tú estés haciendo tuya esta rabia. Lo malo es que tú hagas tuya esta rabia y digas: la quiero. La quiero, la tengo y la acaricio. Para que crezca y se mantenga.

-Es que me viene la rabia. No lo puedo evitar, yo no quiero tener este sentimiento, pero viene.

-Pues vale, si no lo quieres tener ya no es tuyo, lo padeces, te molesta, pero no es tuyo.

Esto es como el frío y el calor. Yo en verano no quiero tener calor pero estoy todo el día chorreando. Todo el día al baño María. No lo puedo evitar.

– No quiero tener calor.

– Pues no lo quieres pero lo tienes que tener, es algo que te molesta.

Llega el invierno y te pasa al revés: Es que ahora querría tener calor y -fíjate- que lo que tengo es frío. Ni lo uno ni lo otro es tuyo, es algo que tienes ahí, que impresiona tu sensibilidad y te molesta y como lo tienes ahí… no puedes evitar verlo, percibirlo, pero no es lo que tú quieres libremente, ni lo uno ni lo otro. Es algo que tienen que padecer, que sucede, pero es ajeno a ti. No es algo que tú, voluntariamente, decides. Así que… los sentimientos hay que obviarlos y no hacer demasiado caso de ellos. A veces no es fácil.

Yo sé por experiencia que lo que os estoy diciendo no es sencillo. Ahora, sé también por experiencia, que se puede hacer. Pero es un trabajo. Por eso aquel que te dice que la vida espiritual IMG-20180426-WA0091.jpges para la panda de vagos que se tumba al sol mirando el sagrario… Me parto de la risa. La vida espiritual es un ejercicio intenso, porque es vida y hay que trabajar. O sea: la vida espiritual no es para los vagos ni los pusilánimes, sino para la gente que se toma esto en serio. Es un camino a recorrer, es una carrera de fondo.

La santidad supone trabajar, y sé que lo que os estoy diciendo no es fácil. Pero también por experiencia sé -un poquito de experiencia sí que tengo- que si tú trabajas secundando la acción de la gracia de Dios, se puede poco a poco.

Otra cosa es que también hay que tener paciencia. La santidad tampoco es para los impacientes. Nadie se hace santo en cinco minutos. Por una gracia especialísima de Dios, un milagro que no suele suceder, puede ser; pero el camino ordinario es el de la gente que día a día va dando sus pasitos: sólo por hoy doy un pasito más. Sólo por hoy. Porque si empiezo a pensar que voy a estar toda la vida así me da un vahído. De pensarlo me pongo mala.

Entonces… hoy voy a hacer esto. Ahora voy a hacer esto. Y mañana cuando me levante vuelvo a decir: “Señor, hoy empiezo”. Y cada día por la mañana: “Señor, otro día más. Hoy empiezo”. “Bástale a cada día su afán”. Es Palabra del Señor.

No es imposible pero que requiere un esfuerzo. Y lo que Teresa pretende hacernos comprender es que, sin ese pequeño esfuerzo, sin esa fidelidad a las cosas pequeñas, no es posible.

Hay que tratar de purificar el corazón todo lo posible para hacer lugar a Dios. Hay que desbrozar. Está, como si dijéramos, lleno de maleza y ahí no hay quien ponga un pie. Lo primero que hay que hacer es espacio, claridad, luz… Dejar la tierra virgen, sin nada. No tiene ninguna hierba… pero por lo menos no hay hierbas malas, está todo vacío. Y cuando está todo vacío viene Dios y hace su obra.27336778_1528725887226403_2084618247917328567_n

Quizás en ningún otro momento de su magisterio espiritual Teresita es más mansa y más firme al mismo tiempo, que en esta cuestión del renunciamiento.

Ser firmes con nosotros mismos y ser mansos con nosotros mismos. Por supuesto, si tenéis alguien encomendado a vuestro cuidado espiritual: ser firmes con esas personas encomendadas a vuestro cuidado y al mismo tiempo ser mansas. No es fácil, porque es una combinación un poco… Tiene que haber un equilibrio entre la firmeza y la mansedumbre.

Ella es firme, muy firme, porque nunca deja pasar una búsqueda de sí misma, por sutil que sea, sin advertirlo. Tenía la obligación, porque le habían encomendado ese trabajo, de guiar a estas hermanas, y si veía en alguna una búsqueda de sí misma, se lo advertía en seguida. Era firme. No lo dejaba pasar. Porque lo más fácil es mirar para otro lado y decir: “mira, quién me manda a mí meterme en líos. Cada cual que se gestione su vida y que se gestione su santidad. A mí que me dejen en paz.”

2 comentarios en “Los engaños de los sentimientos

  1. Este camino espiritual,yo lo empezé con Ustedes.Antes ,creo andaba por sitios que no tenían ni sentido, ni futuro.Ahora veo que cada día tiene algo especial,bueno,provechoso,en una palabra:De Dios.Todas las cosas que me hacen daño,procuro echarlas al olvido,con eso ya les tengo la batalla ganada.Con las buenas,las recuerdo y las guardo en el corazón,para que cuando venga algo negativo,tiro de reservas y a seguir caminando.Todo esto gracias a Ustedes.Un abrazo.

  2. Deseo de todo corazón,ser santa,testigo creíble de lo que anuncío.Solo tu Señor puedes,con tu gracia que con amor y paciencia ….lo logre

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