II Domingo de Cuaresma, solemnidad (ciclo A)
- Gn 12, 1-4: Vocación de Abraham.
- Sal 32: Que tu misericordia; Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de tí.
- 2Tm 1, 8b-10: Dios nos llama y nos ilumina
- Mt 17, 1-9: Su rostro resplandecía como el sol
Reflexión: Dios nos invita hoy a salir e nuestra tierra, de la tierra de nuestros caprichos y egoísmos y caminar hacia la tierra que El nos quiere mostrar y que muchas veces no vemos por nuestra terrible miopía espiritual: su Corazón, sus Entrañas de amor. Con frecuencia nos cubrimos de corazas y yelmos para no ver ni sentir el amor de Dios y… ¡es tan evidente…! El amor de Dios es tangible y más que nunca en Cuaresma, cuando nos llama continuamente a El y a la conversión que es ese abrazo cálido y tierno del Padre a nuestra pequeñez, abrazo que El tanto desea.
Por eso no es bueno que rehusemos “tomar parte en los duros trabajos del Evangelio” y a llevar una vida santa, conforme a los deseos de su Corazón. Es hora de desinstalarnos y bajarnos de nuestro Tabor e ir con El. Bajemos del Tabor para subir con Jesús a Jerusalén sabiendo que caminamos con “el Hijo amado, el Predilecto” del Padre y que hemos recibido el mandato de escucharle.
Escuchar a Jesús: sus Palabras, pero sobre todo sus latidos, lo que El lleva en su Corazón, la música que suena en su Intimidad. Sintonizar con El, desterrar las disonancias, y escucharle.
Oración: Concédeme la gracia de desinstalarme de mí misma y bajar de mi Tabor Contigo al valle de mi pequeñez y mi pobreza, abajarme y abnegarme para subir después Contigo a Jerusalén y al Calvario y después ya, nuevamente en el Tabor… ¡al Cielo!
Buen camino Madre Olga, con el mejor regalo al final:ELCIELO.Sin atajos por supuesto, porque nos estaríamos equivocando y volviendo a la morada primera. Un beso.
Me gustaMe gusta