Todos estamos convocados al Reino de los cielos

Lunes de la Primera Semana de Adviento

  • Is 2, 1-5: El Señor reúne a todas las naciones en la paz eterna del reino de Dios.
  • Sal 121: Vamos alegres a la casa del Señor.
  • Mt 8, 5-11: Vendrán muchos de oriente y occidente al reino de los cielos.

 

Reflexión: Todos, sin excepción, hemos sido convocados al Reino de Dios, a vivir en las entrañas de Dios, a participar de su intimidad… Por eso viene en carne, hecho uno de los nuestros, para poder intimar conmigo.

“Subamos al Monte del Señor, a la Casa del Dios de Jacob”. Ahí está: ese es “el Monte del Señor”, “la Casa del Dios de Jacob”: su Corazón bendito. El Corazón de Cristo, del Hombre-Dios es la fuente de la que brota todo bien: de Él saldrá la Ley nueva, la Palabra definitiva del Señor. Su íntimo querer, sus anhelos más profundos, los planes más deseados de Dios, saldrán del Corazón de Cristo. Por eso es necesario recibir a Dios que viene en Carne.

Por eso… caminemos alegres, avancemos gozosos, a la casa del Señor, a esas entrañas que se abren para nosotros. A esa intimidad que se nos abre de par en par… Él será “sombra en la canícula, refugio en el aguacero, cobijo en el chubasco” … (Is 4, 6)

Caminemos alegres en la luz del Señor, porque hemos sido convidados a un Banquete en el Reino.

Que Dios que viene hacia nosotros encuentre nuestra “casa” dispuesta aunque, como el Centurión, no nos sintamos dignos de que visite nuestra morada interior. Pero sabemos que viene su Palabra hacia nuestra pobreza, hacia nuestra indigencia. Y sabemos y creemos que una sola palabra del Señor es suficiente para sanarnos. ¡Cuánto más la Palabra con mayúscula! Él es la Palabra sanadora, la única Palabra válida. Él es la Palabra de la vida que nos sanará a todos.

Oración: Palabra sanadora de Dios, guía mis pasos alegres, gozosos, confiados y en la luz de tu Padre, guíalos hacia Ti, Verbo eterno de Dios, hacia tus entrañas, hacia tu intimidad, hacia tu Corazón hecho de carne, de Hombre verdadero, para mí.

 

3 comentarios en “Todos estamos convocados al Reino de los cielos

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