La santidad

(Artículo publicado en La Nueva España el día 4 de noviembre de 2016)

Acabamos de celebrar la Fiesta de Todos los Santos y he estado dudando si escribir o no sobre ello, por aquello de no ser demasiado “monjil” en mi artículo, y he llegado a la conclusión de que no se trata de ser “monjil” o no, sino de la verdad y la verdad es que esta fiesta está siendo víctima de los atropellos de la sociedad de consumo tanto como la Navidad o incluso más. Están intentando borrarla del mapa hace muchos años: primero los mismos cristianos yendo al cementerio y convirtiéndola en el día de los difuntos (que en realidad es el día 2 de noviembre) y después ya… ni eso. wp-1478239770635.jpgNos han metido por los sentidos y nos han vendido -como si se tratara de una fiesta de disfraces inocente y divertida- el Halloween, que ni es inocente, ni es divertida, ni es cristiana, ni es europea, pero… eso os lo cuento en otro artículo.

Hoy quiero hablar de la santidad, que es importante y no ha caducado como quizás penséis algunos. La santidad, que es algo actual y valioso, es atemporal y nada tiene que ver con las modas, porque es llevar todo lo bueno del ser humano a su más alta expresión, a su punto más digno y más alto. Ser santo no es estar en las nubes y convertirse en alguien extraño, etéreo e inaccesible. La santidad no es patrimonio exclusivo de curas y monjas, sino que santo es aquel que se ha tomado en serio el amor y la entrega de la propia vida como Jesucristo, y es coherente hasta las últimas consecuencias: configurarse con Cristo, esto es la santidad. Para los no creyentes que leais esto os lo traduzco a vuestro lenguaje: el santo es aquel que ha hecho de la bondad y el amor-donación su bandera y, enarbolándola con salero y sin desfallecer, ha corrido su carrera en esta vida y con ella en alto ha llegado al final.

Como veis esto de desfasado tiene poco. Los santos no son unas estatuas que nos ponen en las iglesias y unos personajes con los que algunas veces se denomina una calle, una cátedra o un colegio. Son seres humanos que nos sirven de precedente y a los que conviene mirar de vez en cuando porque nos enseñan muchas cosas de cómo se vive con alegría y comprometidos con el bien. La fiesta de Todos los Santos es para los creyentes el día en que celebramos en bloque a todos los que nos han precedido wp-1478246540103.jpgen este camino de seguir a Cristo y de vivir el Evangelio a tope. Somos lo que somos gracias a lo que ellos fueron, son nuestro presente más vivo, porque sembraron en nosotros -creyentes o no- la genética del amor y de la superación. Nos enseñaron que dentro del interior del hombre hay que librar una batalla contra nuestro egoísmo innato y que es posible vencer. Que hay que pelear cada día por amar y ser buenos, y que la bondad no es una cuestión de suerte o de genética: sino el fruto del duro trabajo que uno realiza dentro de su corazón.

Los santos son el exponente más claro de que Dios, con la pobreza humana y un poco de cooperación, puede hacer virguerías. Con la fragilidad de nuestro barro se puede construir y modelar una vasija desbordante de santidad, o si preferís usar otros términos menos religiosos y más humanos: desbordante de bondad, ternura, veracidad, fidelidad, fortaleza, serenidad, alegría, lealtad, abnegación, justicia, entrega… El santo es aquel que no se cansa nunca de estar empezando siempre y que no se rinde ante el mal, que tiene fe y confianza ilimitadas en Dios y también en el ser humano y en que esta vida es para amar y morir amando.

Por eso los cristianos celebramos su día y no debemos dejar que se eclipse o se deforme el verdadero sentido de esta fiesta. Nuestros santos están vivos -aunque muchos ya sean difuntos- es el día de todos los que actualmente son santos y viven cerca de nosotros -hombres coherentes y buenos hasta la médula- y también el día de los que queremos llegar a serlo, de los que hemos apostado por este proyecto de vida y andamos ahí peleándolo.

Como veis algo muy vivo, nada de muertos, ni calaveras, ni calabazas, y plenamente actual.

5 comentarios en “La santidad

  1. Palabras del Papa Francisco …

    Vive cada día con intensidad y pasión, el tiempo perdido no puede recuperarse, pero el presente es la oportunidad perfecta para actuar y ser mejor a los ojos de Dios. Repite en este instante: «Señor, hoy quiero ser abrazado y protegido por todo tu ser. Gracias por amarme y hacerme sentir que te preocupas por mi bienestar y estás atento a mis necesidades ¡Te amo y confío en tu protección!» Buenas tardes madre Olga. Me gustaria estar en contacto con usted. Soy mexicana

  2. Los Santos son y fueron personas que se Confesaban porque se sabían pecadores, algo que olvidamos muy amenudo convirtiéndolos en una especie de «superheroes mecanizados para hacer el bien»….. así porque sí

  3. Madre mía, os quiero decir que ningún comentario ni reflexión vuestra es «monjil», todo, todo lo que viene de vuestra persona es exactamente lo que Dios nos quiere decir a cada uno, El se vale de estas maravillosas reflexiones, nos habla a través de vuestra persona, ¡¡ bendito sea Dios Dios que la tenemos cerquita a través de esta página casi todos los días !! ¡¡ que afortunados somos !! ; a unos les llegará el mensaje de acuerdo a sus necesidades, a otros nos tocará en el aspecto según corresponda a lo que debamos comprender, pero Independiente de nuestra formación religiosa, todos somos necesitados….. todos somos pecadores que requerimos de consejos y guía para llegar a ser santos.
    Como bien dice M. Carmen, hasta los santos se confesaban porque reconocían su fragilidad…… A ejemplo de ellos debemos recibir con el corazón abierto los consejos de nuestros guías espirituales. Me gusta como usted nos habla, para mí en lo personal, SIEMPRE recibo el mensaje justo en lo que yo debo cambiar y mejorar.

    Gracias Madre Olga Del Redentor.
    Un abrazo muy grande
    M.Eliana

  4. es muy facil. el que ha conocido a mi MADRE ya sabe lo que es ser santo. Yo me he puesto su alianza de casada y la llevo siempre puesta a ver si asi se me pega algo

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