Hacernos niños en el Regazo del Padre
La confianza en el Padre es fundamental –yo pienso- para poder obedecer al Padre. Y llegamos aquí a un punto en que surge la interrogación: “¿qué significa todo este discurso sobre el sufrimiento de Dios que hemos desarrollado hasta aquí? ¿A qué viene todo esto de convencernos de que Dios ha sufrido? ¿Nos tiene que llevar a la conclusión de que es que Dios es impotente para afrontar el mal y por eso sufre?”
Obvio que no, pero puede haber algún “iluminado” –de hecho los ha habido– que han llegado a esa conclusión. Si no es un tirano, ni un bestia, ni un mal padre que exige hasta el último, entonces… es que es un debilucho, no vale para nada, pues… ¡vaya un padre! Volvemos al péndulo: o es un desalmado o es un blandengue que no vale para nada. Pues tampoco es válido llegar a esta conclusión ¿no?
¡No! El Padre de Jesús sigue siendo el tres veces Santo, el Omnipotente, el que se eleva soberano sobre todas las cosas. Su sufrir no es signo de debilidad. Su sufrir es signo de condescendencia, de cercanía, de docilidad, de ternura, de compasión, de misericordia… Eso es lo que indica el sufrimiento de Dios: no que sea un blando, sino que es un Padre tierno, amoroso, condescendiente, que se inclina, que se abaja, que se acerca… Eso es lo que significa el sufrimiento de Dios.
La característica única del Dios de Jesucristo es que, permaneciendo tal como él es: como Dios, como Altísimo, como el que está en los cielos, como el que está por encima de todo y que todo lo puede. Permaneciendo así, se nos da a nosotros como Padre, como Papá, como Abba. Eso es único en nuestro Dios, no hay ningún otro Dios: ni el de los musulmanes, ni el de los budistas, ni el de los hindúes, ni ningún otro Dios, concebido como lo conciban o llamado como lo llamen, que se abaje sin dejar de ser Dios. Que venga hacia nosotros, que no nos trate como a criaturas, sino como a hijos, y podamos tratarle con la ternura con que un niño pequeño trata a su padre. Nos podemos acercar a Él, le podemos –literalmente- agarrar las barbas, hacer lo que queramos con Él porque Él se deja… Él se acerca, sin dejar de ser en ningún momento el Omnipotente, el Poderoso, el que está en los cielos, el Altísimo… sin perder ningún de sus atributos de Dios.
Es el que está cerca, el que se deja tocar, acariciar, explorar por un pequeño… ¡ése es Dios! Porque los pequeños son así: exploran, te tocan las narices, la barba, la oreja, las gafas, todo lo que pillen, los pelos… Quieren ver y ven y –generalmente- el padre es condescendiente y se deja. Así es Dios con nosotros: queremos conocerle, queremos verle, estamos todo el día tocando donde no debemos y haciendo lo que no… pero Él nos deja, no se aleja, no se enfada, permanece con nosotros incansable… Por eso se ha hecho vulnerable, por eso ha sufrido: no es debilidad, es por cercanía, es por condescendencia.
Que hermosa es esta meditación y cuanta paz da su lectura !!
Efectivamente Dios es un verdadero padre , magnánimo generoso y su rostro es el rostro de la misericordia .
Esos días he sufrido una profunda conmoción , a causa del suicidio del hijo de diecisiete años, de una amiga muy querida. Noticias como estas te hacen que las entrañas se te revuelvan y te surjan dudas y te plantees donde estaba Dios en esos momentos ???
Este dolor estaba muy presente en mí, junto con el desconcierto que sentía, lo cual me llevó a consultarlo con un sacerdote .
Donde está el Dios de la misericordia en casos como este??
El sacerdote, al que consulté, que es una persona muy santa , me dio la respuesta : Dios no quiere el dolor , ni el sufrimiento pero tiene que respetar nuestra libertad , y el devenir de la vida , así fue dice el evangelio que cuando Jesús se enteró de La muerte de Lázaro lloró tres veces y lo sintió de verdad y se apenó en lo más profundo de su corazón !!! Sufrió intensamente por la muerte de su amigo !!
Dios no quiere el dolor , ni el sufrimiento y llora cuando nosotros lloramos y se entristecía cuando nosotros estamos tristes y eso para mí, no es ninguna debilidad , no le resta un ápice de su poder y no de su omnipotencia , al contrario, lo hace más grandioso y poderoso porque es la muestra más clara de que nos ama inmensamente !!
Ese es mi Dios en el que creo y y en el que confío plenamente. El Dios de la Misericordia!!