La deformación de la figura paterna

Y el segundo motivo -decíamos que había dos motivos, principalmente, por los que en la sociedad actual se rechaza la figura del Padre– nace fuera de la Iglesia. Este primero que os he expuesto son deformaciones, ideas equivocadas y erróneas que se han difundido dentro de la Iglesia. El segundo motivo nace fuera de la Iglesia y viene de la nube de prevenciones, sospechas, prejuicios… que en la sociedad y en el mundo se han levantado hacia la figura paterna. La psicología moderna ha trasladado a la figura del padre un montón de lacras y distorsiones como pueden ser el paternalismo, el machismo, el autoritarismo… Muchas de ellas radican en las experiencias personales de las personas que trasladamos al Padre. Eso ya es muy viejo. Cuantas veces dices: “¿cómo le digo yo a este niño que Dios es Padre si su padre es un “pedazo bestia” que molía a palos a su madre y a la familia?” Habrá que inventar otra manera de explicarle cómo es Dios. Ese ejemplo lo hemos visto muchas veces y sigue siendo real y sigue sucediendo.

El Padre Cantalamessa narra la historia de una niña que no conocía a su padre –nació póstuma- y cuando nació, su madre estaba sola y la fue educando y siempre le decía cuando hacía algo mal: “¡Ay! Si tu padre hubiera estado aquí no hubieras hecho esto… Si tu padre hubiera estado aquí, si tu padre hubiera vivido, no te hubieras comportado así… Si tu padre…”  Total: que ya llegó el momento en que la niña dijo: “¡Menos mal que mi padre no vive!”  La madre consiguió que la niña dijera: “menos mal que no conocí nunca a mi padre” Pues a veces, por ideas así, deformamos la figura del Padre y desde fuera de la Iglesia hay muchas deformaciones y muchos prejuicios contra la idea de lo que es un padre en general, ¿verdad? Entonces el que tiene manía a su padre pues… decide que tiene que tener manía a Dios como Padre o no es capaz de aceptarle como tal.

Y es muy difícil -para otras religiones creo que no, pero para la nuestra sí- para el Cristianismo en general, aceptar la figura de Dios sin aceptar la figura del Padre, porque nuestro Dios –fundamentalmente- es Padre. A veces es difícil transmitir la fe cuando se sabe que la figura del Padre positivamente se rechaza. Y muchas veces se intenta paliar, se intenta arreglar… quedándonos en un cristocentrismo exagerado: “porque Jesucristo… porque Cristo… porque Cristo…” Y estamos en lo de siempre: Jesucristo es el Camino, pero el Padre es el término y eso… habrá que buscar un modo de explicarlo a la gente, sobre todo a los que tengan experiencias negativas. Habrá que ir desmontándoles su mito negativo y hacerles ver que… que no todos los padres son así y que la figura del padre no es eso. Y después de desmontarles la figura y de que consigan admitir lo que es un padre normal, admitir a Dios como Padre. Porque es casi imposible, prácticamente imposible, ser cristiano sin aceptar que Dios es Padre porque la religión de Jesús es la de su Padre, su Padre, su Padre… Entonces seguir a Jesús y no aceptar al Padre es seguir a Jesús a medio gas. Y en el fondo es no asumir y no aceptar lo que Jesús tiene más dentro, que es: ¡el Padre!