Como un niño pequeño…

El abandono resume todo el pensamiento y toda la doctrina espiritual de Teresita porque exige que se viva como un niño pobre y desprovisto de todo, pero seguro de ser amado, por un Padre que quiere ser su verdad, su riqueza, y su amor.

Es fundamental vivir como el niño: totalmente desprovisto de todo y dependiente. Esto es lo que más nos suele costar: depender en todo del alguien, aunque sea de Dios. Tenemos todos un afán innato de autonomía, de independencia: “yo solito”, “yo puedo”. Y el verdadero niño, si es un niño sencillo, se abandona. No hace un problema de su dependencia: es una cosa natural y entiende que es así y tiene que ser así y no se plantea otra cosa. ¿Por qué? Porque se siente seguro y se siente amado. IMG-20180806-WA0114.jpgY ahí tiene su garantía de vida, su fuerza.

El abandono es realmente lo que mejor demuestra las atenciones de Dios que nos ha amado, puesto que se trata mucho menos de dar que de recibir. Se trata mucho menos de obrar que de entregarse. El verdadero abandonado no hace, se entrega y se deja: se deja conducir, se deja guiar, se deja amar, se deja cuidar, se deja corregir, se deja enseñar… se deja.

Teresita nunca se ha sometido a este despojamiento tal de sí misma, sino para mejor lograr las inmensas aspiraciones de su corazón. Porque en el caminito si hay algo grande son los deseos, las aspiraciones, los anhelos. Los medios son sencillos, y nosotros mismos somos débiles, pero las aspiraciones -lo dice ella cuando nos narra la historia del pajarillo- los ojos, el corazón y las aspiraciones son como las del águila. La realidad es que no puede ese pajarillo, que es débil, que es pequeño. Y que continuamente se distrae. Pero las aspiraciones son como las del águila.

Ella quiere coger a Jesús por el Corazón. Son muchas las gracias que desea obtener y debe ser el medio más eficaz de la palabra más poderosa que es el amor. El amor que se expresa en el abandono, fruto de esta infancia espiritual. Ella dice que es muy fácil conquistar a Jesús, ganarle por el corazón, que no hay que hacer nada, simplemente dejarse hacer.

No hay que hacer nada: ni siquiera verse demasiado uno a sí mismo, pues un problema, un riesgo. No mirarse uno demasiado a así mismo, y mucho menos llevar cuenta de las propias faltas, de las propias limitaciones.

Un niño no hace esto. El niño vive el presente, y si tiene que pedir perdón… pide perdón por lo que acabIMG-20180609-WA0234.jpga de hacer, pero no tiene una tira de cosas ahí, almacenadas, que no es capaz de resolver. No: el niño no es capaz de vivir así; resuelve en un minuto lo que se le va presentando.

Vive siempre el presente. El niño piensa muy poco en el futuro porque no le preocupa, porque es algo que ya vendrá, y -sobre todo- que el niño descansa, al niño no le preocupa el futuro porque está su padre. Lo que pueda venir o suceder su padre lo va a arreglar.

Y el pasado lo olvida pronto. ¿Por qué lo olvida pronto? Porque lo descarga inmediatamente en su padre, lo soluciona -lo que sea, de la manera que sea- pero él no guarda preocupaciones, no guarda datos… Inmediatamente arregla aquello, del modo que sea, según las circunstancias… pero el niño no deja cosas pendientes de resolver. Con lo cual su pasado no le preocupa porque… “a lo hecho pecho”, ya está hecho y allá. A él le preocupa… Tampoco le preocupa sino que se entrega a fondo a cien por cien, con todas sus energías en lo que tiene, que es el presente.

Presente, pasado y futuro

Y esa manera de vivir es una fuente de paz inagotable. Y de salud también. De salud mental principalmente, porque estar todo el santo día dándole vueltas al pasado no es sano y suele acabar uno… agobiado y triste. Y estar todo el santo día dándole vueltas al futuro… pues acabas con un stress que tampoco te tienes. Y ni el pasado ni el futuro están en tu mano, y lo único que obtienes es la depresión o el stress. Resumen: vive el presente, que es lo único que tienes, y en lo que de verdad puedes hacer algo y de lo que de verdad eres responsable es en tu presente. Ni siquiera en tu pasado.

– ¿Yo no soy responsable de mi pasado?

– En este momento no, porque ya es pasado. Y tu responsabilidad también está en el pasado.

Sí eres responsable ahora, en este momento, en lo que está haciendo. Porque si intentas hacerte responsable mañana de lo que estás haciendo hoy, o responsabilizarte mañana de lo que está haciendo hoy, sobre todo si son los errores, te vas a torturar y no vas a poder cambiarlo.

ÚnicaIMG-20180630-WA0052.jpgmente eres responsable y dueño de este presente, que tú puedes vivir bien, en Dios, en su ley, en su amor… como también -desde tu libertad- puedes vivir fatal, totalmente fuera de la ley de Dios, y en el mal. De esto eres responsable únicamente: de lo que estás haciendo ahora; de lo que hiciste ayer ya no eres responsable de nada… porque de lo que hiciste ayer; si lo hiciste bien… como si lo hiciste mal, ya está hecho, y no hay posibilidad de cambiarlo.

Y lo que vaya a pasar mañana, tienes que estar abierto a vivirlo responsablemente en Dios, en su Voluntad, pero nada más. Porque solamente puedes intentar mantenerte en esa disposición, para vivirlo en Dios, pero aún no está aquí. Sólo posees la intención acerca de tu futuro, pero no se hará realidad hasta que ese futuro sea presente, así que…

Puedes prepararte para vacaciones en el mes de agosto a la costa, y por circunstancias no te puedes mover de aquí. O viceversa: decidir que este año no voy de vacaciones y por circunstancias es necesario que pases un mes entero fuera, y no te queda más remedio. Entonces… ¿para qué nos vamos a cansar en intentar tener preparado lo que no sabemos si va a suceder? Lo único que podemos mantener de cara al futuro, sin angustias y con paz, es una disposición interior de apertura a la Voluntad de Dios, sea la que sea.

De esta manera recibiremos lo que vaya sucediendo con paz, porque en realidad a mí me da igual lo que suceda. Lo único que me importa es que, suceda lo que suceda, yo viva esas circunstancias en la Voluntad de Dios. Porque si no… IMG-20180525-WA0018.jpgno vamos a tener paz nunca. Ser conscientes de que solamente poseemos el presente y el presente es muy efímero, porque el principio de esta charla ya no es presente, ya es pasado. Hace diez minutos, pero ya es pasado…

Con lo cual permanezco pobre porque si vivo sólo influida de mi presente y mi presente es así de efímero… nunca me voy a poder aferrar a nada, gracias a Dios. Porque vivir aferrados a cosas es -primero- agotador, y -segundo- un obstáculo. Dios no te puede dar nada si tienes siempre los puños cerrados ocupados con algo, sea tu pasado o sea tu futuro. Dios necesita personas abiertas y con las manos y el corazón abiertos para recibir.

Si tienes el corazón y la mente y las manos ocupadas en el pasado, ocupadísimas en el futuro, no estás viviendo, te estás perdiendo el presente. Y Dios está esperando a ver si en este momento, ahora, estás siendo atenta a Él, le estás dando oportunidad de obrar en ti y de hacer algo. Y se nos va muchísimo el tiempo.

7 comentarios en “Como un niño pequeño…

  1. Del pasado me quedo con los momentos “dulces”Porqué los amargos para que recordarlos,no traen nada positivo y ya no tiene vuelta.El futuro,cada vez planeo menos,si tengo que planificar algo a largo plazo,me cuesta un montón.El presente,cada día con las tareas cotidianas,lo demás ,voy viendo por dónde me lleva EL.Un abrazo.❤️❤️❤️❤️

  2. el niño, el niño, el niño…..vaya manía que ha cogido. El niño no es nada mas que el ser humano en los primeros pasos de su existencia. Lleno de candor y de inocencia, eso es lo que le hace diferente y amable hasta casi el infinito, pero no es menos cierto que, sin ser consciente de ello, el niño está lleno de egoísmo: “ahora quiero ese juguete, ahora mismo y como no me lo des ya sabes que tengo preparada la pataleta y tú te las apañas con mi pataleta”. La adolescencia y la juventud también tienen lo suyo, uff…..pero ahora no es el tema.
    y nadie se acuerda de las virtudes, las inmensas virtudes de la madurez, cuando las dos prendas preciosas que Dios nos ha regalado (las que nos diferencian del resto de la creación): la inteligencia y la voluntad llegan a su plenitud para no solamente hacerte feliz a ti mismo sino también a todos los que caigan a tu alrededor. No digamos nada del valor de la experiencia, incalculable, sin precio…..Pero de esto nadie se acuerda, solo importa del ser humano lo que corresponde a los primeros años, al periodo casi casi menos valioso.
    y desde luego al menos productivo. Grave error.
    y un besito para todos los niños

      1. también es el reino de los Cielos de los limpios de corazón y de etc etc etc y así nos estaríamos horas y horas y eso que en lo mas profundo estamos de acuerdo……por fin he conseguido que me conteste a algo. AURRERA

  3. Quiero decir que no solo Dios se muestra a los niños y espera de nosotros cosas parecidas a la conducta infantil (ya sé que no es eso exactamente lo que usted ha dicho),
    Dios se nos puede mostrar a muchos mas, de muchas maneras y a todas las edades. A mi se me ha mostrado ya tarde, pero con tanta fuerza que casi me caigo del caballo como Saulo y bien contenta que estoy de ello, me ha hecho inmensamente feliz, cuando casi no me lo esperaba y mucho ha tenido que ver la lectura de sus reflexiones. Se lo he dicho otras veces, espero que lo haya leído.

  4. el ser niños yo lo entiendo como el ser dependiente y confiado, ante DIOS esperar todo de él como el niño lo espera de sus mayores,porque en lo fundamental todo lo recibimos de él,porque desea dárnoslo y porque nos lo quiere dar gratuitamente. Los adultos queremos ganar todo con nuestro esfuerzo y cualidades humanas…

  5. en definitiva, comento por comentar, pero todo el texto, igual que los restantesque he leido, están para mi muy claros y me ayudan a confirmar y profundizar en mi propia experiencia….GRACIAS Madre Olga

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