Y después de ver el ritmo, vamos a desmenuzar despacio la estructura del movimiento de abandono. Tenemos que tener en cuenta que Teresita en la Iglesia es la doctora del abandono. Y de todo lo que ella nos presenta como camino espiritual, lo más importante, después del acto de ofrenda que ya hemos visto, es el movimiento de abandono. Son los dos puntales de su doctrina
Y después de ver el ritmo, vamos a desmenuzar despacio la estructura del movimiento de abandono. Tenemos que tener en cuenta que Teresita en la Iglesia es la doctora del abandono. Y de todo lo que ella nos presenta como camino espiritual, lo más importante, después del acto de ofrenda que ya hemos visto, es el movimiento de abandono. Son los dos puntales de su doctrina.
Entonces vamos a ver cuál la estructura del movimiento de abandono. Lo primero que hay que decir -ya lo he dicho antes pero insisto en ello- es que Teresita no llegó a la perfección sino por una incansable fidelidad, cosa que nos falta porque nos cansamos a la primera de cambio y la fidelidad y la constancia no suele ser nuestro fuerte.
Incansable fidelidad. Era tenaz, no se cansaba. Volvía a empezar. Hay una frase que la define muy bien: no cansarse nunca de estar empezando siempre. Ella no se rendía. Huía del enemigo, pero no se rendía. Seguía luchando. No era de corazón cobarde.
Y tuvo que enseñar a sus novicias cómo repetir este acto de abandono para que les fuera espontáneo, lo que decíamos al principio. Si fracasan es que han hecho mal alguna fase movimiento, que tiene tres. O han querido ir deprisa o insistir demasiado en un tiempo del movimiento de abandono. No hay que quedarse atascado en uno de los tres tiempos: conciencia de la realidad, aceptación de la realidad, ofrenda de la realidad. No te puedes atascar en ninguno de los tres tiempos. Tiene que salir fluido. Si no, no te abandonas, te atascas en un sitio y no sirve de nada.
Hemos dicho que tiene tres momentos y que el abandono -esto muy importante que lo entendamos bien porque hay quien se cree que el movimiento de abandono ya es la panacea y la solución a todas nuestras miserias: no, para nada; el movimiento de abandono no nos lleva a que nos instalemos en nuestra miseria y nos centremos en ella, sino que nos libra de nuestra miseria recurriendo a Dios, no a nuestro esfuerzo. Pero es que hay gente que cree que el movimiento de abandono es sinónimo de derrotismo o de indolencia… ¡No! Teresita, repito, luchó con incansable fidelidad. Nunca dijo: “Aquí me las den todas, ya he llegado”. Eso no vale.
Primer tiempo: conciencia de la realidad. El alma, lo primero que tiene que hacer ante una dificultad, es echar una mirada objetiva sobre la situación, sin colorearla, sin adornarla, sin maquillarla y, por supuesto, sin negarla. Teresita, como hemos visto, cuando vio retrasada su profesión se dio cuenta de que su tristeza venía de un amor propio herido.
Y en una ocasión, a una novicia que se incomodó por una licencia concedida por la priora a una hermana -una cosa muy normal- Teresa le dice: “Tú no quieres a nuestra madre, te quieres a ti misma”. Así de claro. La otra se iría diciendo: “Vengo a desahogarme y me sacuden en marcha…” Sí. Porque si vienes a desahogarte de una cosa que está mal pensada, por muy afligida que estés eso está mal hecho… y el problema no está en el hecho en sí, sino en ti, que eres la que estás juzgando mal. Y por eso, con el realismo que le caracteriza, le dice: “No, si el problema no está en lo que le haya dicho la otra, o no le haya dicho la otra, o te haya dejado de decir a ti. El problema está en que no la quieres a ella, te quieres a ti”. Conciencia de la realidad.
Ciertamente no somos responsables de nuestro estado. Esta es otra: es una gran prueba -dice Teresita- verlo todo negro. Y todos tenemos momentos así. Hay veces que… “Bueno, es que hoy lo veo todo negro, oscuro, estoy fatal, tengo un agobio que no puedo más”. Y Teresita dice: es una gran prueba estar en esa situación, verlo todo negro. Y a veces no depende totalmente de nosotros mismos, sino de muchos factores, y es una prueba. Sin embargo, si a veces nos abatimos por nuestro temperamento o por las circunstancias, excusarnos sería una gran mentira: “Es que como soy así”.
– Como hoy estás así ¿tienes carta blanca para hacer lo que te da la gana?
– Tienes que comprender que hoy estoy fatal.
– Una cosa es que estés fatal y otra que te portes fatal, son dos cosas distintas. Porque: “Como yo estoy fatal, no doy un palo al agua, ‘bufo’ a la una, doy un portazo… porque hoy estoy fatal”. Pues que además de que hoy estás fatal te estás comportando fatal. Que son dos cosas distintas.
Muchas veces nos excusamos.
– Como yo estoy fatal… pues estoy fatal y os aguantáis porque estoy fatal.
– Pues no, mira. ¡no! Lo de que estás fatal está muy bien que lo digamos los demás para excusarte, pero no para que te excuses tú. Somos caritativos y pacientes y decimos: “Pobrecita, déjala, hoy está fatal”. Pero eso los decimos los demás, no tú de ti misma. Eso no vale.
Entonces Teresita, con mucha clarividencia dice: “Cuando cometemos una falta nunca hay que atribuirla a una causa externa, a una causa física, como la enfermedad o el tiempo, o el estado de ánimo, sino reconocer claramente que tal caída es debida a nuestra imperfección y no desanimarnos por eso”.
Pero no echarle la culpa al tiempo que hace, al cambio de estación, a lo que me dijeron esta mañana que me ha influido mucho, al disgusto que me dieron ayer, a las malas noticias que me ha dado porque mi abuela tiene no sé qué… Sí: todo eso es verdad, pero eso no justifica tu comportamiento. No te comportas bien porque no tienes virtud, y punto. Vamos a llamar a las cosas por su nombre, porque si tú tienes virtud, pase lo que pase, te comportas como es debido, suceda lo que suceda.
Es verdad que el sentirnos mal no está en nuestra voluntad, de acuerdo. Pero comportarnos bien sí, porque no creo que el problema sea tan grave que nos saque de nosotros y nos enajene. Entonces… camisa de fuerza directamente. Partimos de la base de que las contrariedades y las cruces de la vida siguen estando ahí, pero mi voluntad sigue siendo libre para reaccionar bien. Es que es muy cómodo: como estoy fatal, esto que me ha pasado… Las cosas no son así.
Teresa, con su lucidez habitual distingue muy bien entre el acto del que no somos dueños del acto del que somos responsables. No mezclemos: una cosa es tu estado y otra cosa son tus obras, tus actos libres de los que eres responsable
Me estoy dando cuenta,que ahora me cuestiono muchos momentos del día a día,que antes pasaba desapercibidos.Que estoy de bajón? Pués nada,tira pa lante,ya se te pasará.Si ,lo de las cruces de la vida,siempre lo oí,pero que podía ofrecérselas a El ? No.Yo esto de la conciencia de la realidad,algunas veces lo veo super claro,pero otras ,me cuesta sacarla a flote.Aprendiendo.Gracias.💓💓💓💓💓
Buenas noches madre Olga.Que verdad tienen sus palabras al decirnos verdades que me hacen reflexionar y cambiar lo mal que hago.Gracias.
El lun., 9 de julio de 2018 02:10 PM, Grita al mundo escribió:
> Madre Olga María posted: “Y después de ver el ritmo, vamos a desmenuzar > despacio la estructura del movimiento de abandono. Tenemos que tener en > cuenta que Teresita en la Iglesia es la doctora del abandono. Y de todo lo > que ella nos presenta como camino espiritual, lo más important” >
Hola Madre Olga María, gracias por estas entradas, me ayudan mucho. Hace unos días, mi madre me abrió los ojos y me hizo ver que soy rencorosa y es una realidad que estoy empezando a aceptar. Estoy en la primera fase del abandono, la aceptación. Luego, tengo otro “defecto” que no sé si es algo normal o muy cristiano y me encantaría que usted o alguien. Me explico, yo estoy muy agradecida por mi vida actual, sobre todo en los dos últimos años he sufrido un cambio brutal a mejor pero siempre quiero más, nunca estoy conforme.