Ayer se casó la hija de un gran amigo, entrañablemente querido, y con motivo de este acontecimiento, me envió un texto bellísimo, que he querido copiar y publicar en mi blog para que llegue al mayor número posible de personas, porque creo que es importante destacar los valores del matrimonio cristiano, y sobre todo ahondar en la profundidad y belleza de este sacramento, que tanto se ha devaluado y trivializado aun entre los creyentes. ¡Qué importante es resituarnos y volver a mirar la vocación al matrimonio en toda su belleza! ¡Qué hermoso contemplar el plan de sanificación que Dios tiene para aquellos que son vocacionados al matrimonio cristiano! La mutua donación, la entrega, la fidelidad…
CARTA DE DIOS A UN NOVIO EL DIA DE SU BODA
La mujer que tienes al lado, emocionada, con traje de novia, es mía. Yo la he creado. Yo la he querido desde siempre; antes que tu, y más que tu. Por ella no dudé en dar mi vida. Tengo grandes proyectos para ella. Te la confío. La tomarás de mis manos y serás responsable de ella.
Cuando la conociste, la encontraste bella y te enamoraste. Son mis manos las que plasmaron su belleza, y es mi corazón el que puso dentro de ella la ternura y el amor, es mi sabiduría la que formó su sensibilidad y su inteligencia y todas las buenas cualidades que has encontrado en ella.
Pero no basta con que disfrutes de su fascinación. Deberás empeñarte en responder a sus necesidades, a sus deseos. Te darás cuenta de que necesita muchas cosas: necesita casa, vestido, serenidad, alegría, equilibrio psíquico, relaciones humanas, afecto, ternura, placer y diversión, presencia humana y diálogo, relaciones sociales y familiares, satisfacciones laborales, y muchas otras cosas.
Pero tendrás que darte cuenta de que me necesita sobre todo a Mí, y todo lo que ayuda y favorece este encuentro conmigo: la paz del corazón, la pureza de espíritu, la oración, la Palabra, el perdón, la esperanza y la confianza en Mí, Mi vida. Soy Yo, y no tu, el principio, el fin, el destino de toda su vida.
Hagamos un pacto entre nosotros: la amaremos juntos. Yo la amo desde siempre. Tu has empezado a amarla desde hace algún año, desde que te enamoraste. Soy yo el que puse en tu corazón el amor por ella. Ha sido la manera más hermosa para que te fijaras en ella. Quería confiarla a alguien que la cuidara. Pero también quería que ella enriqueciese con su belleza y cualidades la vida de un hombre. Y ese hombre eres tu.
Por esto he hecho nacer en tu corazón el amor por ella. Era la forma más hermosa de decirte: “aquí está, te la confío”, y para que tu pudieras disfrutar de su belleza y sus cualidades. Cuando le digas “prometo serte fiel, amarte y respetarte durante toda mi vida”, será como si me dijeras que estás contento de acogerla en tu vida y de cuidar de ella. Desde ese momento, seremos dos los que la amemos.
Pero tenemos que ponernos de acuerdo: No es posible que tu la ames de una forma y yo de otra. Debes tener hacia ella un amor parecido al Mío, y debes desear para ella lo mismo que Yo deseo. No puedes pensar en nada más bello y gozoso para ella.
Si la amas en serio verás que estás de acuerdo conmigo en el proyecto que he pensado para ella. Te daré a entender poco a poco cuál es mi manera de amar, y te revelaré qué vida he solado y querido para esta criatura mía que se convertirá en tu esposa.
Me doy cuenta de que te estoy pidiendo mucho. Creías que esta mujer era tuya y solo tuya, y ahora en cambio tienes la impresión de que te pido que la compartas conmigo. No es así. Yo no soy tu rival en el amor. Al contrario, soy Aquel que te ayudará a amarla apasionadamente. Por esto deseo que en tu pequeño amor esté mi gran amor.
Con tu amor podrás hacer mucho por ella, pero será siempre demasiado poco. Yo en cambio te hago capaz de amar desde Dios. Este es mi regalo de bodas: un suplemento de amor que transforma tu amor de criatura y lo hace capaz de producir las obras de Dios en la mujer que amas.
Son palabras para ti misteriosas, pero las entenderás poco a poco. Te aseguro que no te dejaré solo en esta empresa. Seré siempre contigo y haré de ti el instrumento de mi amor, de mi ternura; continuaré amando a mi criatura, que se ha convertido en tu esposa, a través de tus gestos de amor, de atención, de compromiso, de perdón, de dedicación. En una palabra: te haré capaz de amar como yo amo, porque te daré una fuerza nueva para amar, que es mi propio amor.
Si os amáis así, vuestra unión será como una fortaleza que las tempestades de la vida nunca lograrán derribar. Un amor construido sobre mi Palabra es como una casa construida sobre roca: ninguna circunstancia podrá destruirla.
Recordadlo, porque muchos se creen que no necesitan contar conmigo: pero si yo no estoy con vosotros al edificar la casa de vuestra vida y vuestro amor, os fatigaréis en vano: como los apóstoles que trabajaron toda la noche y por la mañana volvieron con las redes vacías. Bastó una sencilla intervención Mía, y las redes pescaron tanto pescado que se rompían. Más aún, si os amáis así seréis fuerza también para los demás.
Hoy se cree poco en el amor verdadero, el que dura para siempre y que ofrece la propia vida al amado. Se buscan más las emociones amorosas que el amor. Pero las emociones nacen y mueren pronto, dejando sólo vacío y nostalgia.
Por esto alguno ha dicho que el matrimonio es solo una gran ilusión que se disuelve pronto. Si sabéis amaros como Yo amo, con una fidelidad que no disminuye, seréis como la ciudad sobre el monte. Seréis una esperanza para todos, porque todos verán que el amor es posible.
Boa Tarde madre Olga!! Salve Maria!!
Lindo texto!!! Deus abençoe grandemente esses esposos e santifique cada vez mais esse matrimonio!
Fiz um curso de Teologia do Corpo de Sâo João Paulo II, no qual ele aponta as realidades e apontamentos de um matrimônio cristão das quais citarei aqui:
O casamento entre o homem e a mulher constitui como que um sinal, uma flecha a apontar para outro matrimônio, perfeito e eterno, que é a união entre Deus e a humanidade.
No fim dos tempos, quando acontecer o banquete das núpcias do Cordeiro, a “solidão originária” do ser humano será plenamente saciada, com a participação de todo o seu ser, corpo e alma, na natureza divina.
É por isso que a história da humanidade se inicia com um casamento: o de Adão e Eva no Paraíso. Este casamento é como que um sinal, uma flecha que aponta para um outro matrimônio, dessa vez narrado no Apocalipse: o casamento de Deus com a humanidade, as núpcias do Cordeiro. Deixando a linguagem metafórica de lado, temos claro que a finalidade do homem é a sua participação plena na natureza divina.
Radicado na própria criação, o Matrimônio é uma instituição não apenas humana, mas acima de tudo divina: divina por proceder do próprio Deus, que o quis livremente, e por ter sido elevado pelo Restaurador do gênero humano à sua antiga dignidade, fragilizada pelo pecado, e à condição de verdadeiro e grande sacramento da Nova Aliança (cf. Ef 5, 32).
O matrimônio, pelo qual se constitui a família humana, não é nem uma “construção social”, como dizem uns, nem um simples contrato civil, sujeito ao arbítrio dos contratantes, como querem outros. Trata-se, como mostra a Revelação e corrobora a própria razão, de uma instituição divina, querida pelo Criador do mundo como meio de perpetuação do gênero humano e célula básica tanto do Estado quanto da Igreja. Por mais que o neguem as falsas doutrinas do nosso tempo, o matrimônio sempre estará enraizado na natureza humana, que se expressa em toda a sua beleza no ser homem, no ser mulher e, sobretudo, no ser família.
Una declaración de amor que sólo podía hacer El Gran Padre .Como cantábamos en una canción con los niños del Catecismo: Me cuida , me protege ,me lleva de la mano, siempre guiando mis pasos , todos los días de mi vida.Un abrazo.
Preciosa reflexión. Cuando Dios está presente entre los esposos, realmente el matrimonio funciona a pesar de las luces y sombras que forman parte de la vida. Pero esa pareja y su prole siguen caminando unidos y dando buen ejemplo en su entorno. Gracias por esta carta tan bonita, Madre.
Precioso. Gracias!!
Gracias madre Olga por esta reflexión sodre el amor entre los esposos. Yo llevo 27 años feilizmente casada. Tengo dos hijos maravillosos y mi esposo me ama con un amor de Dios. Lo he descubierto en esta epistola y yo a él tambien. Por ello doy gracias a Dios.
La felicito por su blog, la descubri en un periodo de enfermedad y usted me ha ayudado mucho con sus reflexiones. GRACIAS