EDUCAR PARA LA PAZ

Empiezo a escribir estas líneas con el atentado de Las Ramblas muy presente en la mente y en el corazón. Una vez más el odio y la violencia nos han estremecido, y la impotencia y la tristeza están presentes en el ambiente. La paz parece una quimera, una utopía, un imposible… y eso no es cierto; la paz es posible pero requiere esfuerzo y trabajo: “Bienaventurados los que trabajan por la paz…” ¡Hay que trabajarla! La paz no es fruto del azar, sino del trabajo de todos y… creo que ahí es donde estamos fallando.

El primer trabajo, el más urgente, es el de la educación. IMG-20170819-WA0022Lo mismo que algunos musulmanes “educan” y mentalizan a sus niños y jóvenes para la “yihad” ¿por qué nosotros no educamos a nuestros niños y jóvenes para la paz? Todos estamos consternados e indignados con los ataques terroristas que se están perpetrando, todo el mundo habla de paz, pero… ¿educamos para la paz? ¿trabajamos por la paz educando para la paz? Sinceramente: creo que no, sino que educamos para la competencia, para acaparar éxitos y reconocimientos, no para el servicio… y estos son los principios de cualquier guerra.

No basta con guardar un minuto de silencio, condenar el atentado y decir a nuestros jóvenes que eso está mal, y que vulnera cualquier principio básico de convivencia. Eso… ya lo sabemos todos de sobra.

Somos incoherentes y nos contradecimos, cuando condenamos la violencia y simultáneamente les educamos para conseguir el prestigio social y el rendimiento económico, para competir y ser más que los otros, para “abrirse camino”, aunque sea a codazos y se nos olvida educar para la bondad, la paciencia, el cuidado especial a los más débiles… Cuando eduquemos para la gratuidad, para la entrega, para la ternura, para la sonrisa, la afabilidad y la servicialidad, para el amor y el respeto a toda vida humana sin excepción, estaremos educando para la paz y condenando la violencia no con palabras y discursos, sino con una manera concreta de vivir.

Mientras sigamos educando en marginar, aplastar, despreciar y no tener en cuenta a quien no piensa como yo… estamos educando para la guerra y para el odio. El odio es la forma más extrema de violencia y fuente inequívoca de muerte. El odio siempre es muerte, porque la persona que de verdad odia -no hablo de antipatía, sino de odio- está matando en su corazón al ser que odia.photo

Quizás sea el momento ya de replantearnos qué estamos sembrando en nuestra sociedad y dar un giro a los valores que durante mucho tiempo hemos procurado que tuvieran primacía: eficiencia, competitividad, prestigio, rentabilidad, productividad… y sobre todo la autorreferencialidad maquillada y disimulada con la “necesidad” de la autorrealización: yo, mi, me, conmigo… Ego-ísmo puro y duro.

Es hora de que eduquemos en el amor y el respeto a todos, independientemente de sus ideas o religiones, simplemente por su dignidad de seres humanos. Es importante de que sembremos en el corazón de nuestros niños y jóvenes la mentalidad de la compasión y la misericordia, que nos dice que la fragilidad debe ser respetada y cuidada. El amor por los más débiles, los más indefensos y los más necesitados es lo que de verdad hace grande a un ser humano. La entrega y servicio a todos, sin recortes, ni prejuicios, es lo que nos hace valiosos e importantes, lo que nos otorga el verdadero prestigio, no el de los títulos, la posición social y el dinero. Educar con humanidad y con amor, para servir y no para competir, es educar para la paz, es combatir la violencia en su raíz.

De lo contrario… si seguimos sembrando viento… seguiremos cosechando tempestades.

 

 

 

Un comentario en “EDUCAR PARA LA PAZ

  1. Querida Madre, hoy me ha tocado profundamente vuestra reflexión, pues he visto estos días en la televisión los terribles atentados que están sucediendo …. frente a los cuales una experimenta en lo más profundo del corazón un escalofrío y una impotencia tremenda.
    Lo primero que me brota del alma es la intención de rezar más y más por todos aquellos que no parecen conocer la paz ni siquiera bajo concepto.
    Cada vez más ” progresamos hacia la precariedad ” estamos perdiendo totalmente nuestra propia dignidad, el sentido de ser personas, digo esto porque, esta semana vi en la televisión chilena dos noticias que fueron proclamadas como un ¡tremendo logro, un triunfo !
    … y las dos noticias fueron seguidas, una trás la otra: Primero ” la nueva ley contra el maltrato animal ” ahora será gravemente penado por la ley maltratar a un perro o el animalito que sea.
    La segunda ” se aprueba y se proclama la ley de aborto en Chile “, y mostraban a las mujeres celebrando en las calles, gritando de júbilo porque ¡ por fin se les respetaba su dignidad y su derecho a decidir si tener o eliminar a su hijo antes de que nazca !
    Me parecieron escalofriantes éstas proclamaciones. No tengo NADA, pero NADA en contra de los animales; sin embargo en comparación me parece descabellado e irracional que los niños no nacidos sí se podrían eliminar si la madre así lo decide porque le acarrea problemas…..
    Desgraciadamente Chile ya perdió su identidad como país CATOLICO, ( así se nos conocía ) ” Chile país católico “, hoy me da mucha pena y me emociono hasta las lágrimas con el sólo pensar que los ciudadanos podrán cometer pecados mortales, y de los más graves !!, “protegidos por ley ”
    Siento en mi corazón que tengo una terrible responsabilidad, un apremiante llamado a rezar, rezar, rezar, rezar ¿ qué más podría hacer ?
    Una tiene la sensación de estar peleando con un gigante, pero es consolador saber que el Señor está de parte de los que defienden la vida, y por muy pequeño que sea mi granito nada se pierde a los ojos y los oídos de Dios, como esa pajita de la nos habla Santa Teresita del Niño Jesús.
    Quedo unida en espíritu a usted, querida Madre Olga María
    Reciba un abrazo grande de mi parte
    su agradecida
    M.Eliana
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