Empiezo a escribir un poco descolocada y flipada por las cosas que una ve cuando sale a la calle; no pretendo ser negativa, ni que lo que voy a decir a continuación sea una crítica ¡no es eso! Pero hay cosas… que me cuestionan profundamente y me hacen preguntarme un tanto alarmada qué está pasando y de qué vamos…  Lo que voy a contar me pasó hace unos días fuera de Asturias, pero da igual: esto pasa en todas partes.

Antes de nada, decir que a mí, personalmente, me encantan los animales y disfruto mucho jugando con ellos y admirando la perfección y belleza con que Dios los ha creado, pero creo que los animales son animales y amarlos y cuidarlos significa dejarles ser lo que deben ser y tratarlos conforme a lo que son.

El otro día me ví en medio de un atasco de tráfico faraónico, de estos de los que no se puede salir y hay que armarse de paciencia. En medio de eso, rodeada de coches por los cuatro costados, un ave pasar coches y conductores de todo tipo y condición: lo normal… y variadísimo y todo el mundo serio y sin sonreír… pero bueno: eso será tema para otro artículo.

La cosa es que en una de esas… pasa a mi lado una furgoneta rotulada y leo: CREMATORIO DE MASCOTAS. Casi me caigo de espaldas… ¿¿?? ¿Un crematorio para animales? ¿tratamos igual el cadáver de un animal que el de una persona? ¿no nos damos cuenta de que algo ahí no está bien? Un animal es un animal, por mucho cariño que podamos sentir por el… y una vez que muera… se le entierra en algún lugar del campo o del bosque y ya… no me cabe en la cabeza que para deshacerse del cadáver de una mascota contratemos un servicio funerario.

Bueno… ya iba yo bastante flipada con eso cuando llego a un lugar para intentar aparcar y se me acerca una señora que tenía el coche mal colocado, en doble fila, y m e impedía a mí aparcar, pidiéndome disculpas y diciéndome que sólo tenía que subir el perro a un piso para devolvérselo a sus dueños, que ya había terminado su servicio, y que si la disculpaba dos minutos… amablemente le dije que sí, que no se preocupara, que esperaba sin problemas… y al acercarse veo que tiene en el jersey un cartelito que pone: “Fulanita de tal, teléfono 6XXXXXXXX, PASEADORA DE PERROS, horario flexible”. Ahí ya… casi me da un chungo.

Entendedme: no pretendo criticar, ni censurar, pero… ¿no hay algo descolocado en nuestras prioridades vitales? ¿Cómo es posible que nos cuente dar un donativo para sostener una obra social o benéfica y después empleemos nuestro dinero en un crematorio de animales o un paseador de perros? ¿Cómo es posible que anticipemos las “necesidades” de un animal a las de los seres humanos? Si tenemos una mascota… ¿no sería lo normal que nos ocupáramos nosotros de ella y no contratar los servicios de una tercera persona? ¿Es posible que contratemos un cuidador para un perro y empleemos dinero en eso y no ayudemos a que cuiden bien a los ancianos y los más desvalidos de nuestra sociedad?…

Creo que en vísperas de Navidad es vital que nos hagamos esta pregunta: ¿cuáles son mis prioridades en la vida? ¿tengo bien organizada y ordenada mi escala de valores? ¿he entendido que la dignidad del ser humano está por encima de toda otra criatura? ¿Cómo vivo esto yo en mi vida?