No echemos en saco roto la Gracia de Dios

Miércoles de ceniza, solemnidad

No echemos en saco roto la Gracia de Dios

  • Jl 2, 12-18: Rasgad los corazones y no las vestiduras.
  • Sal 50: Misericordia, Señor, hemos pecado.
  • 2 Co 5, 20 – 6,2: Reconciliaos con Dios: ahora es tiempo favorable.
  • Mt 6, 1-6.16-18: Tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.

Reflexión: Es hora y tiempo de misericordia: “Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes”… y los que ejercemos el oficio sacerdotal, de intercesión, de mediación… Pidamos perdón y misericordia para nosotros y para el mundo entero.

Es la hora de la conversión, de volver a Dios, de reconciliarnos con Dios. “En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios”. “Ahora es tiempo favorable”. La Cuaresma es este “tiempo favorable”, es la hora del retorno al Padre.

Es el momento de andar el camino hacia el propio corazón y rasgar lo que en él no sea conforme al Querer de Dios. Aprendamos a vivir en la presencia de Dios y pendientes solo del juicio de Dios, prescindiendo del beneplácito y las opiniones de los hombres. Abandonemos para siempre la hipocresía del aparentar y quedar bien. Dejemos de ser “políticamente correctos” para ser de verdad hijos de Dios, coherentes y auténticos, que viven el Evangelio.

Aprendamos a vivir atentos a solo Dios, a nuestro Padre, “que ve en lo secreto”, y de Quien espero mi recompensa. Volvamos a nuestro interior, a nuestro corazón y allí encontraremos nuestra paga.images (2) Vayamos dando testimonio de la alegría de la conversión sin andar cabizbajos… Que nuestra sonrisa sea un reclamo para el mundo y el signo de que somos hijos de un Padre todobondadoso a Quien hemos regresado y en Quien somos felices.

Mi Padre, “que ve en lo escondido”, ve los deseos y anhelos de mi corazón y se complace al verme regresar al hogar interior que Él ha preparado para mí y en el que me está esperando.

La alegría del retorno al Regazo-Hogar del Padre, mi éxodo de la oscuridad a la luz, del desamor al amor, es mi recompensa.

Oración: Padre, acógeme en tu regazo, porque regresar a Ti significa luchar mucho con mi amor propio y mi egoísmo. Fortaléceme y llévame de la mano en este éxodo cuaresmal que inicia hoy y –si desfallezco- tómame en brazos, pero no permitas que deje de retornar a Ti. Amén.

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